Mercadona, en la búsqueda permanente de la calidad
La empresa introduce mejoras en sus productos de forma continua gracias a la colaboración de sus clientes, los 'jefes enamorados'
A la hora de hacer la compra, hay productos que el consumidor descarta automáticamente de su lista al concebir en ellos una característica implícita que ... no es de su agrado. Sin embargo, muchas de esas percepciones son sólo estéticas y no afectan al sabor del alimento. ¿Han pensado alguna vez en esa línea un poco más gruesa, oscura y algo amarga del salmón ahumado? Muchos desconfían de ella y acaban por retirarla, otros se resignan y acaban dejándola en su sándwich y otros, directamente, dejan de consumir el producto.
Publicidad
En este sentido, Mercadona y su equipo busca cada día mejorar muchos de sus alimentos y trabajar en el perfeccionamiento de la calidad, manteniendo un precio razonable. Para ello, tejen una red resistente y en la que no hay cabo suelto con el fin de estar al tanto de lo que el cliente quiere y espera de sus productos. Aunque, para introducirnos en la jerga de la empresa, hay que tener en cuenta que Mercadona denomina a ese cliente como ‘jefe’. Y, ¿por qué motivo? Desde la empresa cuentan que cuando levantan la persiana de sus tiendas de lunes a sábado esperan que entren aquellos que hacen posible que el negocio siga en pie, lo que supone «la vida o la muerte de la empresa». De este modo, consideran que el cliente es el primero que debe estar al tanto de sus cambios y mejoras, incluirlo en su toma de decisiones, que sea partícipe y que, además, su opinión repercuta en el resultado final.
Por ello extienden por el territorio nacional algunos Centros de Coinnovación especializados en los productos que comercializan. En Andalucía, por ejemplo, hay en Sevilla o Granada, donde los ‘jefes’ acuden para probar un alimento de venta en tienda o uno que se vaya a incorporar, dar su opinión y valorar su venta o retirada. Aunque para ello, este afortunado cliente ha de pasar una prueba muy sencilla. Según Diego Luque, empleado en Mercadona desde hace unos años y especialista en ahumados y salazones, hay varios tipos de ‘jefes’: el jefe enamorado, aquel que consume uno de sus productos con mucha asiduidad y lo puede valorar con conocimiento de causa; el jefe consumidor, aquel que lo incluye en su cesta de forma esporádica; o el jefe comprador, quien adquiere el producto para otro miembro de la familia. De este modo, dar con uno de esos jefes enamorados es la clave para valorar un producto.
Un cambio en el salmón ahumado
El que lleva Luque en esta ocasión es el salmón ahumado que comentábamos al comienzo; cuando los jefes enamorados le explicaron a este experto su desagrado por la línea más oscura en el producto, decidieron modificar el resultado: «Se la hemos quitado, porque aunque no era mala, no gustaba al jefe. A raíz de ello la loncha es mucho más fina y deja de tener esos bordes de grasa blanca que antes también tenía. Hemos bajado también el azúcar y su porcentaje es tan pequeño que ya no es necesario ni ponerlo en el etiquetado. Por ello, ahora es más saludable y tiene mejor color, aunque en eso último no hemos intervenido», cuenta con ilusión sobre una mejora que introdujeron en octubre de 2021 y que a estos profesionales les supone una búsqueda de años. En este sentido, poner de acuerdo al jefe y al proveedor no es nada sencillo.
Lo curioso es que para cada línea de producto o categoría hay un experto que busca esa calidad óptima que derive en excelencia, algo que han conseguido en su nueva línea facial ‘Regen Skin’, en el pulpo cocido, en la tarta de queso, en las ensaladillas listas para comer, en las infusiones, en los asados cárnicos o en sus panes tostados y de avena.
Publicidad
A partir de ahora, si al hacer la compra uno de los trabajadores se le acerca para preguntarle por su consumo de un producto en concreto, puede que sea el próximo ‘jefe enamorado’ que Mercadona busca.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión