Marcelo Rosado: «Tengo un amigo al que le ha tocado el cupón dos veces, ¡eso sí que es difícil!»
Entrevista con Marcelo Rosado, nuevo director de la ONCE en Málaga
Marcelo Rosado (Ronda, 1978) es licenciado en Administración y Dirección de Empresas, paralímpico en cuatro ocasiones como jugador de fútbol para ciegos, padre, aficionado a ... la literatura y, desde el pasado mes de abril, director de la ONCE en Málaga, una organización que atiende a más de 2.700 personas ciegas o con discapacidad visual. Nos atiende en su despacho para conocer mejor a la persona que está detrás de este importante cargo.
Publicidad
–Lleva más de 40 años como afiliado a la ONCE y dos décadas en diferentes cargos dentro de la asociación, pero empezó de vendedor de cupones a pie de calle.
–Me afilié a la ONCE con seis años, cuando me quedé ciego por una enfermedad, y mi trayectoria profesional empezó a los 25, cuando ya empecé a ocupar cargos intermedios. Antes estuve vendiendo cupones de la ONCE durante un verano, cuando tenía 17 años, antes de entrar en la universidad. Nuestra filosofía como institución es que todo el mundo pase por la venta, es la mejor forma de conocer la ONCE desde la base.
–¿Qué recuerda de esa etapa vendiendo cupones?
–Era muy joven y fue mi primera gran responsabilidad, tener un horario, un compromiso con los clientes... Como afiliado a la ONCE me hacía especial ilusión trabajar aquí.
–¿Ha conocido alguna vez a alguien que le haya tocado un buen premio de la ONCE?
–Sí, sí, gente que ha venido aquí a la sede con los cupones o algunos amigos. Incluso tengo un amigo que le ha tocado dos veces, ¡eso sí que es difícil! Siempre le digo: «Tú lo que tienes que hacer es comprar todos los días».
Publicidad
–Se quedó ciego muy pequeño, a los seis años, por una enfermedad. ¿Cómo afectó aquello a su familia?
–Sobre todo fue un enorme sacrificio personal y familiar. Vivíamos en Ronda y yo a los seis años me fui interno a un colegio de la ONCE en Sevilla, uno de los cinco que había entonces en España. De pronto te quedas ciego y te vas sin tu familia a un colegio donde pasas toda la semana; los fines de semana volvía a casa con mis padres. Fue duro y lo pasamos todos mal al principio, pero también tengo buenos recuerdos porque forjé amistades con niños que eran como mis hermanos. Gran parte de lo que soy hoy en día se lo debo también a esa época. Pero actualmente eso ha evolucionado mucho; antes los niños ciegos tenían que ir a un colegio específico y ahora se prima que el alumno vaya a un colegio convencional, aunque con una serie de recursos adicionales. Y ahí está la ONCE, para tratar de aportar esos recursos.
–En el colegio se despertó su pasión por el deporte. Empezó con el atletismo y luego se pasó al fútbol, deporte que le llevó a participar en cuatro Juegos Paralímpicos.
–Estuve compitiendo en atletismo hasta los 17 años. Fui campeón de Europa júnior en 800 y 1.500 metros con 14 años y conseguía muchas medallas en los campeonatos interescolares, pero también jugaba al fútbol en mi tiempo libre. En 1992 se funda en Málaga el equipo de fútbol para ciegos y ya me lo tomé más en serio. Empecé a jugar también con la selección española y he tenido una dilatada carrera que me ha permitido ganar cinco campeonatos de Europa, dos medallas de bronce paralímpicas o jugar finales del mundo.
Publicidad
«Hay tantas cosas en la vida que no pienso en lo que la ceguera me impide hacer; me falta tiempo para todo lo demás»
Marcelo Rosado
Director de la ONCE en Málaga
–¿Con qué logro deportivo se quedaría?
–Es difícil quedarse con uno, pero la primera vez que ganamos el campeonato de España con el equipo de Málaga me hizo muchísima ilusión. Éramos muy jóvenes, había mucho nivel en España y ganamos la final remontando un 2-0. Después me quedo también con la primera participación paralímpica y la medalla de bronce que ganamos. Fuera del fútbol, una experiencia impresionante fue completar los 101 kilómetros de Ronda. Lo hice con un guía muy amigo mío, un día de muchísimo calor. Para una persona ciega también había mucha dificultad, con muchas zonas campo a través... Llegar a la meta me llenó mucho.
–¿Qué genera más presión, tirar un penalti en un Mundial o dirigir una organización de la que dependen miles de personas?
Publicidad
–La presión la sientes más en la alta competición, ya que tiene algunos momentos de todo o nada, pero siento mucha más responsabilidad en la ONCE. Lo que hacemos aquí influye mucho más en las personas y además en cuestiones que son vitales.
–Además del deporte de élite, leo que es poeta aficionado, que le apasiona la tecnología, que desarrolló un juego para teléfonos móviles... Es un hombre inquieto.
–Sí, tengo muchas aficiones y no les he podido dedicar el tiempo que me hubiera gustado. Me faltan horas al día.
Publicidad
–La ceguera no ha sido un obstáculo para hacer muchas cosas.
–Yo creo que en la vida hay que centrarse en las cosas positivas. Es indudable que la ceguera te impide hacer determinadas cosas, no puedo conducir un coche, pilotar un avión o disfrutar de una película en tres dimensiones. Pero hay tantas cosas por hacer en la vida que no pienso en lo que la ceguera me impide hacer, me falta tiempo para todo lo demás. Necesitaría algunas vidas más para hacer todo lo que me gustaría.
–¿Cómo están cambiando las nuevas tecnologías la integración de las personas ciegas?
–Están mejorando muchas cosas; el acceso a la información, poder leer la prensa, libros digitales... También en el ámbito de la autonomía, de la movilidad. Ahora con la inteligencia artificial se nos abren muchas posibilidades, la capacidad que tiene de describir una imagen o de mejorar la movilidad en distintos entornos. Es el principio de una revolución. Por otro lado, los avances tecnológicos pueden dejar a gente atrás, como los gestores de colas que hay en algunos hospitales, que no son accesibles, todo con pantallas o monitores, sin una persona que te atienda. Tratamos de que no sea así.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión