Vera Lohrbach y Andrés Domínguez, en el Macchu Picchu, dos días antes de quedar atrapados en Cuzco. SUR

Dos malagueños atrapados en Perú

Vera Lorbach y Andrés Domínguez viajaron el 25 de noviembre hasta Lima. Los disturbios por el arresto de Pedro Castillo les ha impedido tomar su vuelo de regreso, previsto para este viernes

Viernes, 16 de diciembre 2022

En el corazón profundo de Perú reina sobre las nubes, en un collado a más de 2.400 metros de altura: Machu Picchu, una perla ... de la arquitectura inca. Hoy, símbolo de Perú e imán para atraer a miles y miles de turistas cada año. Una vez en la vida llegar hasta ahí y ver con los propios ojos lo que los incas empezaron a levantar allá por 1450. Ese también era el sueño de Vera Lorbach y Andrés Domínguez, dos malagueños que viajaron el 25 de noviembre hasta Lima para recorrer el país durante dos semanas, al más puro estilo mochilero. La idea era tomar este viernes, 16 de diciembre, un vuelo de regreso a España. Concretamente, desde Lima a Madrid para, posteriormente, conectar con Málaga. Esa idea se ha frustrado por la situación crítica que vive el país.

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Desde la destitución del ya expresidente Pedro Castillo, se han producido graves disturbios en todo el país. A Vera y Andrés les pilló en Cuzco, la capital que se encuentra a unos 112 kilómetros del Machu Picchu. De ahí tenían previsto tomar un avión el pasado 14 de diciembre para llegar hasta Lima. El aeropuerto, sin embargo, permanece cerrado y Jet Smart, la compañía aérea con la que tenían el viaje, les canceló los vuelos. Ahora permanecen en Cusco, en un hotel cerca del aeropuerto y con la esperanza de poder volar a Lima el próximo 19 de diciembre. Ya han comprado nuevos pasajes para intentar volar de Lima a Madrid el 21 de diciembre.

«Era un viaje que planeamos hace tiempo y del que estábamos disfrutando mucho», explica Vera, que atiende a SUR a través de una conversación telefónica. Cuando mira por la habitación del hotel, ve unas calles de Cusco que están «algo más calmadas» que hace tres días, cuando ella y su compañero de viaje volvían en tren de Machu Picchu y «todo estaba lleno de piquetes». Fue también el momento de más tensión para los dos.

Ante el rumor de un cierre del aeropuerto, intentaron llegar hasta la infraestructura para evitar quedarse varados en Cusco. Entonces, aún no sabían que su compañía les iba a cancelar los vuelos de todas maneras. Ataviados de mochilas pesadas, abandonaron el hotel y empezaron a callejear hasta encontrarse, de repente, en un fuego cruzado entre manifestantes que apoyan a Castillo y tropas del ejército. «Nos vimos en mitad de los disturbios, en una lluvia de pelotas de goma. Hasta entonces, la sensación era más de preocupación. En ese momento, pasé miedo de verdad», señala Vera. A sus 46 años, expresa, ha recorrido ya medio mundo. Este viaje ya se ha ganado un sitio destacado en el mosaico de los recuerdos.

Imágenes que muestran el exterior del aeropuerto de Cusco, que permanece cerrado. SUR

En las situaciones más complicadas también se muestra lo mejor de las personas. Así fue con una vecina peruana que vio a Vera y a Andrés adentrándose cada vez más en un callejón sin salida, con un riesgo incalculable. «Contempló la escena y nos abrió la puerta sin dudarlo y nos permitió que nos refugiáramos con ella hasta que pasara la avalancha», agradece.

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El estar sobre el terreno permite a Vera ofrecer una visión de cómo se percibe lo que está ocurriendo en el país. Dibuja una situación política que divide al país entre una clase campesina, que pide la liberación de Castillo y exige la salida de su sucesora, Dina Boluarte. Certezas sobre el futuro no hay. Lo que sí permanece vigente es el estado de alarma que se decretó este jueves, con una duración, inicialmente, de 30 días. Otra de las consecuencias de la inestabilidad que vive el país ha sido un encarecimiento inmediato de todos los productos. «Nosotros compramos lo que pudimos. En un principio, nos habíamos hecho la idea de no salir del cuarto del hotel en no se sabe cuántos días...», relata.

Calma tensa

Los disturbios habrían remitido algo en las últimas horas. «Incluso pudimos salir a cenar algo por la noche», confirma Vera. Los dos también se han puesto en contacto con el Consulado Español, aunque con un resultado infructuoso. «Nos han metido en un grupo de 'whatsapp' con más afectados, pero poco más. Es mejor buscarte la vida por tu cuenta», insiste. Los nuevos vuelos, de entrada, ya les han supuesto un desembolso de 600 euros.

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Andrés, que vive en Fuente Olletas, intenta ver el vaso medio lleno. «Hemos tenido un viaje muy bueno, donde hemos conocido a gente maravillosa. Esta situación, pues como es lógico, es una situación desagradable para todos. Pero, a pesar de estar bloqueados ahora, estamos tranquilos», mantiene.

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