«Vox no nace como un partido de extrema derecha, es en 2019 cuando da ese salto»

-¿Cómo ha sido la evolución de Vox desde su fundación?

-Vox no nace como un partido de extrema derecha pero sí se ha ido cada vez más hacia la extrema derecha. Vox nace como un partido situado un poco a la derecha de Aznar, pero eso para mí no es ser extrema derecha. Cuando Santiago Abascal llega a la presidencia, en septiembre de 2014, el ala liberal que fundó el partido sale de Vox. En ese momento se llama ala liberal a la representada por Iván Espinosa de los Monteros, que es liberal sólo en lo económico, pero en aspecto morales es muy conservador, y Javier Ortega Smith, que está más cercano a lo que podría ser una mezcla entre Fuerza Nueva y Falange también adquiere bastante fuerza. Yo conocí a Santiago Abascal antes de fundar Vox y no era una persona ultra. Creo que se ha ido dejando contagiar de la imagen que se le ha ido dando a Vox y Vox ahora es lo que dicen que era y al principio no era.

-¿Por qué llega a ser un partido de extrema derecha?

-El gran salto hacia la extrema derecha es en 2019. Es un año donde empiezan a colocar a gente que viene de la Cedade, un partido neonazi ya desparecido; rescatan a gente de Fuerza Nueva; meten a gente de España 2000, que es un partido ultra; de Democracia Nacional, que es también un partido neonazi; incluso a una persona proveniente de Acción Radical, un partido de skinheads, al igual que la mano derecha de Ignacio Garriga que viene del Movimiento Social Republicano, que también es un partido de skinheads ya disuelto y que llegó a estar invitado en Beirut por Hezbolá.

-¿En 2019 se puede fijar el momento en que Vox se convierte en un partido de extrema derecha?

-Exacto. No es un partido fascista porque su política económica sigue siendo muy ultraliberal, lo cual choca mucho con el fascismo. Con lo que ha costado que la derecha española rompa con el franquismo sociológico, Abascal, sin tener ninguna ligazón con el antiguo régimen, porque Vox no viene ni de Falange Española de la JONS ni de Fuerza Nueva, vuelve a enganchar con el franquismo sociológico. Entonces, si vemos que mete ultras, que engancha con el franquismo sociológico, que sus amistades peligrosas son Le Pen, Meloni, Orban y al otro lado del Atlántico, son los descendientes de Pinochet, la hija de Fujimori, Bolsonaro o los descendientes de los herederos de los escuadrones de la muerte en El Salvador, no queda más remedio que decir que Vox hoy es un partido de extrema derecha.

-En el título del libro aparece Vox, se juega con las palabras de Fuerza Nueva y se ve El Yunque, ¿qué es el Yunque?

-Es una sociedad que se creó en México hacia los años 50, llegó a España con la muerte de Franco prácticamente y empieza a tener más actividad cuando se disuelve Fuerza Nueva. En ese momento no busca fundar un partido, sino que busca un partido que ya esté hecho para influir. Lo intentan en el PP, sobre todo, a través de Mayor Oreja, que después se aleja de ellos porque ve que no son católicos.

-¿Qué busca El Yunque?

-Tienen más de Wasp (blanco, anglosajón y protestante) que de ultracatólico. Son muy elitistas, con lo cual hoy chocan con la extrema derecha española tanto carlista, que es agraria, como falangista, que es obrerista. El Yunque lo que busca es que todos los valores más conservadores del cristianismo sean los que gobiernen el país.

-¿El Yunque tiene el poder dentro de Vox?

-Eso es más difícil de saber. Los que ahora dominan Vox son los llamados cuatro jinetes del Apocalipsis: Kiko Méndez Monasterio, el hijo de Ariza, Buxadé e Ignacio de Hoces. Si están en El Yunque o no, eso yo no lo sé, pero que tienen una filosofía coincidente con El Yunque, eso sí que está claro.

-¿Vox es una escisión del PP?

-Al igual que a UPyD no se le puede considerar una escisión del PSOE, aunque su cabeza visible era Rosa Díez, que había estado en el PSOE, creo que Vox a pesar de que tiene mucha gente del PP no rompen dentro del PP, sino que es gente que se sale y luego crea Vox. Yo no lo calificaría como una escisión del PP. De Vox me gustaba que decían que querían cerrar chiringuitos, pero resulta que los han creado todos: una fundación, un 'think tank' y un sindicato y han comprado un periódico. Y todos reciben subvenciones. Otro tema que me preocupa mucho y que trato en el libro es la opacidad de las cuentas de Vox.

-¿Por qué en España hay una sensación de más miedo a la extrema derecha que a la extrema izquierda?

-La extrema izquierda en España es mucho más violenta. Yo no tengo ningún miedo de presentar el libro el jueves en Málaga y tendría miedo de hacer unas críticas tan duras sobre un partido de extrema izquierda y presentar un libro similar sobre Bildu en San Sebastián. Sobre esa sensación, creo que parte de una idea equivocada de que como el marxismo nació para ayudar a los pobres, pues los errores son errores. Mientras que la derecha favorece a los ricos y los ricos son los malos y los pobres son los bueno entonces cualquier cosa que haga la extrema derecha siempre es peor.