En la imagen, Francisco Javier González Mesa, supervisor de enfermería de la Unidad de Salud Mental de la Axarquía. SALVADOR SALAS

El Hospital de la Axarquía desarrolla una práctica pionera en salud mental en Andalucía

Enfermeros crean un sistema que ha permitido subir en torno a un 40% la realización de analíticas entre los pacientes que toman pastillas capaces de generar graves efectos secundarios como problemas hepáticos, renales o infecciosos

Miércoles, 15 de octubre 2025, 00:23

Los enfermeros de la Unidad de Gestión Clínica de Salud de Mental del Área de Gestión Sanitaria Axarquía, ubicada en el Hospital Comarcal, han desarrollado ... un procedimiento, calificado por la Consejería de Salud y Consumo como «buena práctica», que permite llevar al día el seguimiento de los análisis que han de hacerse estos pacientes, así como avisarlos de que necesitan realizarlos, dado que suelen tomar medicaciones que poseen efectos secundarios muy importantes como problemas renales, hepáticos o infecciosos, de forma que buena parte de los mismos abandonaban estos controles, claves para asegurar su bienestar. La adherencia al tratamiento, gracias a esta herramienta, ha aumentado del 30% al 70% en el caso de los enfermos que toman clozapina, que se usa para enfermedades del espectro psicótico.

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Así, realizan un seguimiento exhaustivo de la persona y envían a su casa una carta con la petición de analítica de sangre cuando le toca con el fin de controlar esos efectos secundarios, para que los afectados sólo tengan que llamar al centro y someterse a la prueba, y así controlar cómo inciden los medicamentos en su salud.

Máxima seguridad para pacientes vulnerables con seguimiento exhaustivo de fármacos de especial control

El coordinador del estudio es el supervisor de enfermería de la unidad, Francisco Javier González Mesa, quien asegura que es un programa que «diseñamos para facilitar que las personas que necesitan fármacos, que precisan un especial seguimiento, puedan hacerlo en condiciones de máxima seguridad». Si ya «cualquier medicación tiene efectos secundarios, en este tipo de medicación los efectos secundarios pueden ser potencialmente graves: lo que hemos hecho es desplazar la responsabilidad de gestionar esos controles analíticos desde la persona que sufre la enfermedad hasta nosotros», aclara.

Paso a paso

Primero, hicieron una búsqueda bibliográfica en la literatura internacional y los hallazgos los presentaron a sus compañeros, de manera que se seleccionaron los parámetros a medir y la frecuencia. «Le hacemos llegar la petición analítica sin que él tenga que intervenir en nada, bien por correo postal o, en muchísimas ocasiones, lo hemos mandado por correo electrónico con todas las medidas de seguridad por protección de datos», relata. Así, la persona solo tiene que solicitarla. «Con un programa, sabemos cuándo le tocaría a esa persona hacerse esa determinación, estamos pendientes y, en el caso de que haya cualquier alteración, lo avisamos para remediarlo», dice.

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Enfermeros atienden a 200 pacientes con patologías mentales y sus tratamientos

Los enfermeros trabajan con en torno a 200 pacientes con enfermedades mentales. Para las patologías del espectro psicótico, muchos toman clozapina, cuyo efecto «indeseable más peligroso es la alteración de la serie blanca, es decir, baja el número de leucocitos, baja el número de neutrófilos, que es otro tipo específico de glóbulos blancos, pues podríamos estar induciendo a esa persona, si no se hace los controles, a que tenga problemas infecciosos, básicamente por un déficit de la capacidad del organismo a responder a este tipo de agresiones».

También los hay que toman carbonato de litio para enfermedades afectivas, es decir, personas con bipolaridad o depresión, entre otras. Esta pastilla, a la larga, puede causar problemas renales o tiroideos. «Además hay que vigilar el nivel del fármaco en sangre, porque entre la cantidad que debe tener la persona para que funcione y el nivel tóxico, que es una urgencia vital, no hay demasiada diferencia: hemos de estar muy encima».

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Ácido valproico

También vigilan el empleo del ácido valproico, una alternativa al litio, y que en determinadas circunstancias puede generar complicaciones hepáticas (se usa para lo mismo que las otras dos pastillas y para algunos trastornos relacionados con el control de impulsos o la epilepsia, en el terreno neurológico). La idea es cazar esos efectos secundarios antes que nadie y poner «las medidas correctivas».

Controles periódicos de sangre minimizan riesgos en tratamientos con clozapina y litio según la fase del tratamiento

Para detectar estas alteraciones, se aconsejan análisis de sangre con diferente periodicidad según el medicamento y la enfermedad. Por ejemplo, en el caso de la clozapina, durante el primer año de consumo hay que hacer un análisis mensual, para hacerlos de forma trimestral durante el segundo ejercicio y, a partir de este, han de ejecutarse de forma anual. En el caso del litio, son semanales las pruebas de sangre hasta que el paciente se estabilice. Uno de los grandes aciertos del estudio ha sido establecer la periodicidad de esos controles, clarificarlos y ponerlos al servicio de sus pacientes.

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González Mesa asegura que es muy frecuente que en enfermedades crónicas de cualquier naturaleza esas indicaciones terapéuticas o de tratamiento no se sigan (tomar una pastilla, realizar actividad física o dieta), pero la adherencia a los controles no se producía «en muchísimas ocasiones» en personas con enfermedades mentales (aunque es algo generalizado). Es algo que los enfermeros no pueden controlar, «pero igual sí que había otra parte que podíamos controlar: si nosotros hacemos todo lo posible por facilitarle a esa persona que pueda cumplir con esa recomendación, pues es lógico pensar que las tasas de cumplimiento van a ser mayores», recalca.

Logros

En el caso de la clozapina, se ha pasado de un 30% o 40% a un 70% de adherencia a la realización de los controles (no hay datos, aún, de los otros dos fármacos, dado que el estudio, comenzado en 2023, continúa en desarrollo, y el ofrecido es una estimación). Ello conlleva, además, que se esté atento a alteraciones, por ejemplo, en diversos indicadores como el colesterol. Ello evita al paciente dos visitas al centro de salud, que sólo ha de llamar, una vez recibida la carta, para que le den la cita.

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En este sentido, el sistema permite la monitorización a distancia, ya que el sistema informático del SAS facilita ver cualquier analítica que un usuario se realice. «Veo que se ha hecho la analítica: que está todo bien, perfecto, que hay algún fallo, la llamo», recalca.

«Los hallazgos encontrados en revisiones sistemáticas y en guías de práctica clínica los presentamos a nuestros compañeros y llegamos al acuerdo de hacerlo de esta forma y, a partir de ahí, comenzamos a aplicar esa periodicidad y los parámetros a medir», dice. La Consejería de Salud lo ha calificado como buena práctica y ellos han puesto el procedimiento a disposición de la comunidad científica, además de ofrecer su asesoramiento a otros hospitales.

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