Imagen del equipo investigador. SUR

Gran avance frente al párkinson: investigadores de Málaga descubren una hormona que protege a las células de la enfermedad

Este hallazgo de IBIMA-Plataforma Bionand y la UMA abre la puerta a nuevos tratamientos para aliviar los síntomas y frenar el avance de la enfermedades

Jueves, 28 de agosto 2025, 11:40

Es una hormona que todos los humanos tienen en su cuerpo. Se llama IGF-II. Siempre ha estado ahí. Los investigadores del Instituto de Investigación ... Biomédica de Málaga (IBIMA Plataforma Bionand) y de la Universidad de Málaga la observan con detenimiento desde 2007 con el fin de conocer cómo puede usarse para combatir enfermedades neurodegenerativas. Ahora, el equipo de investigación ha descubierto que esta hormona protege a las neuronas que el párkinson trata de dañar.

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Este hallazgo, publicado en la revista científica Journal of Advanced Research, abre una nueva vía para encontrar tratamientos que no sólo alivien los síntomas, sino que también frenen el avance d ella patología, un mal que afecta principalmente a personas mayores de 65 años que provoca temblores, rigidez muscular y lentitud en los movimientos y ocurre porque ciertas neuronas del cerebro dejan de funcionar y mueren poco a poco. No hay cura, de momento, y las terapias existentes sólo ayudan a controlar los síntomas.

Así, esta hormona (similar a la insulina y fabricada por nuestro cuerpo) actúa como un escudo para las neuronas. En el laboratorio, se ha podido comprobar que cuando las células nerviosas se exponen a esta hormona, resisten mucho mejor el daño que normalmente las destruiría.

El IGF-II protege la energía de las neuronas, de forma que mejora el funcionamiento de las mitocondrias, que son las «pilas de las células», explica el IBIMA; asimismo, defiende el ADN, de manera que activa mecanismos de reparación del material genético, lo que ayuda a evitar fallos graves que pueden hacer que la célula muera; y evita la muerte celular, frenando los procesos que llevan a la autodestrucción de las neuronas cuando estén dañadas. Para que ello funcione, la hormona debe estar presente de forma constante y actuar a través de un receptor específico que hay en las células.

El equipo, conformado por científicos del Grupo Aspectos Básicos y Aplicados de las Enfermedades Neuropsiquiátricas y Neurodegenerativas y del Grupo de Endocrinología y Nutrición, ya demostró en 2021 en animales que esta hormona podía proteger el cerebro. Este nuevo paso es relevante porque ahora han entendido cómo se hace a nivel celular.

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«Queremos conocer todos los detalles de cómo actúa esta hormona en las neuronas. Nuestro objetivo es que en el futuro pueda usarse como tratamiento para frenar enfermedades como el párkinson», explica la doctora María García-Fernández, una de las autoras del estudio.

La investigación ha contado con la colaboración de expertos de la Universidad de Módena y Reggio Emilia, en Italia, y ha sido financiado por la UMA, el Ministerio de Ciencia e Innovación y fondos europeos.

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Además, estos resultados se suman a un trabajo anterior publicado en la revista Redox Biology, y ya se ha registrado una patente para el uso del IFG-II como tratamiento potencial frente al párkinson.

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