La estructura productiva condena a Málaga a tener muchas empresas, pero pequeñas
La provincia destaca en el ránking español ordenado por cifra total de empresas, pero baja muchas posiciones si se trata de las grandes
Málaga es la quinta provincia española con más empresas, con una cifra que rebasa las 132.000, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de ... Estadística (INE). La superan únicamente Madrid, que cuenta con más de medio millón de compañías; Barcelona (algo más de 445.000); Valencia (177.339); y Alicante (136.754). Pero las estadísticas muestran los datos de empresas desagregados por número de empleados. Y la fotografía que ofrece Málaga va variando –y empeorando– a medida que va subiendo el volumen de trabajadores, poniendo de manifiesto que la provincia no tiene un problema de dimensión de su tejido productivo, pero sí de tamaño de sus unidades productivas.
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¿Qué incapacita el crecimiento empresarial en Málaga?, ¿hay miedo a expandirse entre los empresarios, que son más tímidos o menos ambiciosos que en otras geografías?, ¿son las limitaciones legales?, ¿o son las áreas de actividad en las que está especializada la provincia las que ponen un tope?
Sea como sea, si tomamos como referencia las empresas sin asalariados, Málaga ocupa el cuarto puesto en el ránking –'sorpassa' a Alicante–, con cerca de 74.000. La provincia costasoleña vuelve a la quinta posición en su número de empresas que cuentan con entre uno y nueve trabajadores. Pero ya en las que emplean entre 10 y 19, salta al sexto puesto, porque se le cuela Sevilla por delante. Y en las que ocupan a entre 20 y 49 trabajadores baja otra posición más y se coloca séptima: se le pone por delante otra provincia sureña, Murcia. Y si hablamos de las compañías de entre 50 y 99 empleados, cae otra posición: la provincia que ahora le 'sorpassa' es Vizcaya. Todavía más abajo se encuentra Málaga en el ránking español ordenado por número de empresas con entre 250 y 999 empleados: es la décima. Y casi diez puestos por debajo (en el 19º) se sitúa en número de sociedades de entre mil y 4.999 trabajadores. Y con más de 5.000 ocupados sólo hay una empresa domiciliada en Málaga frente a las 100 de Madrid, las 24 de Barcelona, las 7 de Coruña o las 3 de Sevilla. Málaga, pues, destaca por el volumen de su tejido productivo, pero falla en que sus grandes empresas no parecen estar en consonancia con la importancia de su parque empresarial.
José Antonio Muñoz, del equipo de Analistas Económicos de Andalucía (Grupo Unicaja), sintetiza bien, con datos ilustrativos, todo esto que sucede en Málaga: en la provincia hay siete grandes empresas (entendidas como tales las que emplean a más de 250 personas) por cada 10.000 sociedades; en Madrid son 30; en Sevilla son doce; y en Murcia, ascienden a 14.
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«Málaga tiene siete grandes empresas (de más de 250 asalariados) por cada 10.000. En Sevilla son doce y en Murcia, catorce»
José Antonio Muñoz
Analistas Económicos de Andalucía
Muñoz explica que bajo esta situación subyacen dos condicionantes. Por un lado, el efecto sede, es decir, que Málaga no sea ni capital de comunidad autónoma, ni, por supuesto, del país. Por eso Sevilla le gana a la provincia costasoleña; y por eso también Murcia tiene prácticamente el doble de grandes empresas –en términos proporcionales–. Es el factor que señala Natalia Sánchez, vicepresidenta ejecutiva de la Confederación de Empresarios de Málaga: «Tradicionalmente, la capital de cada autonomía ha tenido una mayor capacidad de atracción de empresas y aquí no contamos con esa ventaja, pero en los últimos años Málaga ha logrado compensarlo con el desarrollo del sector tecnológico, aunque todavía necesitamos un recorrido, unos años; porque si bien continuamente escuchamos que Málaga es un lugar muy interesante para crear una empresa y que una de cada tres de las que nacen en Andalucía es malagueña, el gran reto que tenemos es que consoliden y crezcan».
El factor sectorial
Aunque hay otro factor que Muñoz considera más influyente y profundo para explicar que el tamaño empresarial de Málaga sea más reducido: la estructura productiva. Tal y como apunta José Manuel Cansino, profesor de San Telmo Business School, «cada sector económico y cada industria requiere una dimensión diferente». Así, la actividad hostelera está plagada de pequeñas sociedades –o de autónomos sin asalariados, precisa la secretaria provincial de UGT, Soledad Ruiz, que sucede en Málaga y en toda la costa–, mientras que la siderurgia o la fabricación de componentes de automóviles requieren un número de empleados mucho mayor. «Así que la principal explicación del tamaño empresarial malagueño reside en los sectores propios de la economía local. Si se tuviera industria siderúrgica, el volumen de empresas de mayor dimensión sería más importante», sintetiza Cansino. Es en esta misma circunstancia en la que incide Sánchez: «La industria tiene más masa salarial, tres turnos para cubrir las 24 horas, y en Sevilla y en Murcia está más presente que en Málaga». Pero apunta que la última reforma laboral, con la figura de los fijos discontinuos, ha podido contribuir a que el tamaño medio de las empresas del sector servicios haya aumentado en territorios como Málaga, puesto que ya no están sujetas a la estacionalidad del empleo.
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«Las normas para las empresas grandes han de aplicarse cuando han consolidado su tamaño; así se las puede ayudar a crecer»
Natalia Sánchez
CEM
«Cuanto más grande es una empresa, más capacidad tenemos los trabajadores de negociar buenos convenios»
Soledad Ruiz
UGT
En esta provincia el sector que ejerce de motor es el turístico, muy intensivo en mano de obra, abunda Muñoz, pero repartido en muchas empresas, es decir, cuenta con un tejido productivo muy atomizado. Además, puntualiza Muñoz, si bien hay hoteles en la provincia que emplean a muchos trabajadores, éstos no contribuyen a elevar el tamaño medio de la empresa malagueña porque en su mayoría pertenecen a cadenas cuyo domicilio social reside en otras geografías. Y a situación semejante se enfrenta Alicante: tiene una demografía –tanto de efectivos personales como empresariales– muy parecida a la de Málaga y el mismo problema de falta de tamaño. Así que si la provincia costasoleña se queda atrás en comparación con Sevilla, lo mismo le pasa a Alicante respecto a Valencia.
Pero Javier Font, secretario del Colegio de Economistas de Málaga, da un paso atrás para tomar una fotografía panorámica: explica que en general el tejido productivo español está sobre todo formado por pymes, micropymes y autónomos –en su conjunto explican más de un 90% del panorama empresarial del país–. Pero admite que esa circunstancia se acentúa en territorios como el malagueño.
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¿Miedo a crecer?
Font esboza otras posibles causas que tienen que ver con el mal de altura de los empresarios al alcanzar determinadas cifras. Por ejemplo, que más allá de los cincuenta asalariados tienen que aceptar la constitución de un comité de empresa o que con una facturación superior a los seis millones de euros ya se es una gran empresa a efectos de Hacienda. Así que es esa sensación de vértigo la que frena el crecimiento a los empresarios, según Font. De hecho, ha observado que algunos empresarios optan por crear una sociedad adicional antes que permitir el crecimiento de la original. En estas cuestiones insiste Natalia Sánchez: opina que las obligaciones que en materia laboral y de presentación de información tienen las empresas de mayor tamaño deberían aplicarse una vez que esas circunstancias que lo hacen imperativo se consolidan (cuatro años con más de 50 trabajadores, por ejemplo, no nada más alcanzarse esa cifra), para que ese «escalón regulatorio» se suavice. «Con la situación actual, tener un trabajador más o menos implica una gran diferencia en lo que se refiere a costes y compromisos para las empresas», recuerda Sánchez. Font añade una idea, cuyo alcance no circunscribe a Málaga, ni siquiera a España, sino que amplía a Europa: «Es algo cultural: se asocia ser una gran empresa a tener grandes problemas. Así, aunque haya empresas muy dinámicas y con mucho potencial, les cuesta dar el salto, crecer y convertirse en una empresa grande». Y sobre la cuestión cultural insiste Soledad Ruiz: «Falta cultura de diálogo social en las medianas empresas y en las pequeñas y es algo muy español; piensan que tener un comité de empresa va a ser conflictivo», comenta, aunque agrega: «Cuando más grande es una empresa, más capacidad tenemos los trabajadores de negociar buenos convenidos: queremos que las compañías sean competitivas, pero nosotros también contribuimos en la creación de una riqueza de la que queremos ser partícipes».
«Es algo cultural: se asocia ser una gran empresa a tener grandes problemas. Por eso cuesta crecer»
Javier Font
Colegio de Economistas de Málaga
¿Tiene consecuencias en la economía que escaseen las grandes empresas? A juicio de Font, esta circunstancia insufla una debilidad que se manifiesta sobre todo en momentos de incertidumbre, cuando hay turbulencias económicas: «En tiempos de crisis se navega mejor un barco grande que uno pequeño». Y, de esta manera, enumera desventajas a las que se enfrentan las empresas pequeñas en comparación con las grandes: para empezar, a las compañías de menor dimensión les es más difícil acceder a la financiación y, además, cuando la consiguen, el crédito les es más caro, lo que merma su competitividad. José Manuel Cansino agrega otro problema asociado a un tejido productivo formado sobre todo por pequeñas empresas: una menor productividad, porque, a diferencia de las grandes, no pueden hacer uso de las economías de escala propias de los grandes conglomerados corporativos. De ahí que exponga que en general las economías europeas sean menos productivas que la estadounidense o que la china, economías éstas en las que hay grandes gigantes empresariales.
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Aunque el secretario del Colegio de Economistas de Málaga aconseja no obsesionarse con la creación de grandes empresas, ya que su reverso es la merma de la competencia: «El mundo parece estar tendiendo a eso, con gigantes como Amazon, Google o Ryanair: parece que sólo vamos a poder comprar en una plataforma, utilizar sólo un motor de búsqueda y volar en una aerolínea».
El papel de la tecnología
Málaga también destaca por la ebullición de start ups y sus proyectos de emprendimiento, sobre todo en el sector tecnológico. ¿Puede contribuir eso a que en el futuro haya empresas de mayor tamaño? Los expertos no se ponen de acuerdo en esta cuestión. Por un lado, Font resalta que los ratios de éxito de este tipo de empresas son bajos, además de que tienen el problema del difícil acceso a la financiación bancaria convencional: suelen depender de fondos privados que en cuanto ven que el negocio no prospera, se retiran y dejan caer a estos negocios incipientes. Por su parte, el profesor Cansino explica que el proceso en virtud del que con frecuencia crecen las start-ups consiste en que, a poco que tengan éxito, suelen ser adquiridas por otras grandes compañías. Y de esta tipología de fenómenos hay varios ejemplos en Málaga, como la adquisición de VirusTotal por parte de Google hace alrededor de una década.
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«La principal explicación del tamaño de las empresas malagueñas reside en los sectores propios de la economía local»
José Manuel Cansino
San Telmo Business School
Sin embargo, Muñoz explica que de los datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) se desprende que el subsector de información y comunicaciones, que es en el que se integran las empresas relacionadas con la informática, destaca por contar con sociedades de gran tamaño. La otra derivada de los efectos de la tecnología en la dimensión de las empresas –sobre todo si se mide por número de trabajadores– reside en si la robotización contribuye a rebajar las necesidades de personal. Y, en este sentido, según Cansino, los estudios revelan que las empresas que más avances han incorporado mantienen plantillas amplias.
En todo caso, en Málaga existen grandes compañías que no tienen miedo a crecer, a exportar o a tener y gestionar filiales en el extranjero, como Famadesa, nombre al que Font suma el de Unicaja, que además es una sociedad cotizada en el Ibex-35. Otros ejemplos son Maskom o Medac. Además de Dcoop o Trops, que la secretaria general de UGT pone como paradigma de éxito en la cooperación. «Se trata de modelos hacia los que todo el mundo tiene que mirar», incide Font. «Las empresas tienen que vencer ese miedo, ese vértigo que da crecer, aunque no tienen que hacerlo de manera desbocada», insiste este economista.
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Recetas para ganar tamaño
¿Qué debe suceder para que se amplíe el número de grandes empresas en Málaga? La vicepresidenta de la patronal incide en que hay que trabajar en su consolidación, en que logren superar el momento crítico que atraviesan entre los tres y los cinco años de existencia y que puedan ir creciendo a partir de ese punto uniéndose a otras, diversificándose o con desarrollo orgánico. Para ello, cree conveniente que se ponga el acento en el asesoramiento y en el apoyo a las empresas. Resalta, por ejemplo, que incluso en lo que se refiere a ayudas a públicas las empresas entre los tres y los diez años de vida se quedan al margen, porque no están ni en su periodo incipiente ni en el momento más potente de inversiones, que es cuando más atención se les presta. En ello coincide con Soledad Ruiz, que afirma que las empresas necesitan apoyo para crecer y ser más competitivas.
Cansino señala que lo verdaderamente eficaz es atraer empresas de los sectores económicos que mayor volumen de asalariados requiere. «Necesitamos una estructura económica más equilibrada, no únicamente basada en los servicios como ahora», apunta la secretaria provincial de UGT. Aunque Muñoz reflexiona: cambiar la estructura productiva es muy complejo, sólo se puede acometer en el largo plazo; aunque recuerda: «En Málaga eso ya ha pasado: se transformó desde el carácter industrial que tenía en el siglo XIX a su actual cariz turístico».
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