Almudena Ariza: «Aquí hay mucha gente que confía en la vuelta de Donald Trump»
Corresponsal de RTVE en EE UU ·
«Los políticos abundan en la demagogia y en tratarnos a los españoles como si fuéramos idiotas», asegura sobre el contexto que rige entre los actores políticos a nivel nacionalAlmudena Ariza es uno de los rostros que han entrado alguna vez en todos los salones españoles que disponen de un televisor. Más de cuatro ... décadas en TVE, con corresponsalías en China, Francia y Estados Unidos, han servido para dar muestras de una ética y vocación profesional reconocida a todos los niveles. Ariza vivió en primera línea el ascenso de Donald Trump a la Casa Blanca y el despertar del país asiático hasta convertirse en potencia mundial. Después de un paso por París, ahora vuelve a ocupar la corresponsalía de TVE en Estados Unidos. Este martes ha participado por vía telemática en la 'Prensa en mi mochila', un proyecto para conectar a las aulas de los institutos con el periodismo.
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Después de afrontar las preguntas de los alumnos, atiende a SUR para una entrevista en la que Ariza repasa la actualidad sobre el conflicto en Ucrania, el estado en el que se encuentra Estados Unidos y, también, la propia profesión periodística. Antes de levantar el teléfono, pide tiempo para hacerse un café. En Nueva York son las cinco de la mañana.
–Joe Biden llegó con la idea de dejar atrás a la era Trump como si hubiera sido una mala pesadilla. ¿Lo ha logrado?
No. Yo creo que no lo ha logrado. La sensación es la de que estamos en una especie de 'stand by'. Aquí hay mucha gente que confía en que Donald Trump va a volver. La ideología Trump está apoyada por más de la mitad de la población de Estados Unidos. La sociedad está muy polarizada, eso no ha cambiado.
–¿Cuáles son los talentos de Trump que no tienen otros republicanos?
Pues esto del populsimo… El no importa lo que digo sino que lo importante es que lo que diga genere emociones. Y que esas emociones sean capaces de arrastrar a la población a hacer y a creer cualquier cosa. Una de las cosas más alucinantes que he visto en los últimos meses fue cuando un montón de seguidores de Trump se fueron a Dallas porque estaban convencidos de que iba a resucitar el hijo del presidente Kennedy, J.F. Kennedy junior, que falleció en una accidente de avioneta. Pensaban que iba a resucitar para acompañar a Trump en las próximas elecciones presidenciales.
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–El senador Lindsey Graham, que primero lo tildó a Trump de racista, ha acabado jugando al golf con él. ¿Es una persona con gran poder intimidatorio?
–La personalidad de Trump es arrolladora. Es la de alguien sin escrúpulos. Él ha sido el maestro en crear a equipos y desmantelarlos sin pudor. Ir de la mano con gente, parecer íntimos e inesperables, para luego ponerlos a parir a los cuatro días y cargárselos. No creo que este tipo de personajes sean referentes de grandes valores.
–¿El ascenso de Trump a la Casa Blanca releva que Estados Unidos tiene problemas profundos como país?
–Cuando yo cubrí la campaña electoral en la que ganó Trump, a mí me llamaba muchísimo la atención, cuando íbamos por la América profunda, las colas infinitas para ver a Trump. Y los personajes con los que me iba topando. Descubrí una América que no me imaginaba que existía de manera tan numerosa. No me imaginaba que hubiera tantísima gente que respaldaba esa manera de ver la política y de ver el mundo.
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–¿El sueño americano, ese que habla de que el ascenso social es posible para cualquiera, se ha roto?
–El sueño americano tiene muchos matices. Yo creo que este país tiene cosas muy buenas y es verdad que valora mucho el talento. En España hemos hecho grandes esfuerzos para formar a la gente, pero después no cuidamos a esa gente. Este país, en cambio, hace lo contrario. Acoge talento y, cuando identifica un talento, lo rentabiliza. En Estados Unidos es muy importante la economía, el dinero y el valor del dinero. Y saben que un talento vende. El que viene y encuentra su hueco puede llegar hasta muy arriba. Creo que eso sigue existiendo.
–Trump nunca logró tener al ejército de su parte. ¿Es así?
–No he tenido esa sensación, al contrario. Trump ha sido siempre muy de ir de patriota. El soldado, el ejército… Ha habido varios generales que llegaron a decir que Trump estaba en contra del Estado de derecho. Pero no diría que su mandato estuvo marcado por un enfrentamiento entre Trump y el ejército.
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–Parece la figura de Biden se ha marchitado en un tiempo récord. ¿Volverá a presentarse como candidato?
–Él dice que sí. Pero ya sabemos que los políticos dicen hoy que sí y mañana que no, y aquí no pasa nada. Se le ve con poco brío. Yo dudo que se presente, pero no pongo la mano en el fuego.
–¿Cree que Estados Unidos aún puede mantener la pretensión de ser el faro de la libertad y democracia en el mundo?
–Yo creo que es inevitable. Es la primera potencia económica. Me gustaría que no fuera un liderazgo beligerante. Y se lo pueden permitir porque son ricos. Es algo que Biden había prometido.
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–¿Cómo se vive el conflicto entre Rusia y Ucrania en Estados Unidos? ¿Cree que existe el riesgo de una intervención militar por parte de Putin?
–Sinceramente, creo que no. Se está tensando la cuerda mucho, mucho, mucho para que pasen cosas. Creo que la cuerda se está tensando, pero no se va a romper. Cada uno está un poco a ver qué hay de lo mío… pero creo que son órdagos que se están lanzando unos y otros.
–Biden no ha contado con Pedro Sánchez en la videoconferencia que ha mantenido con presidentes de los principales países europeos. ¿Por qué?
–No soy capaz de responder a eso porque no tengo la menor idea. He escuchado muchas cosas. Algunas me han dejado perplejas.
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–Usted lleva cuatro décadas en el oficio. ¿Cómo ha cambiado la geopolítica con el paso del tiempo?
–Hemos descubierto a China en los últimos años. Cuando yo llegué ahí, era ese gigante dormido que ya no estaba tan dormido. Ahí está el poder tecnológico y todo lo que hay detrás. Antes, el país que realmente quería mostrar su potencia y fuerza exhibía tanques y soldados en los desfiles. Si lo tiene, armamento nuclear. Uno de los cambios que he visto con más sorpresa ha sido la gran revelación de China, que ahora tiene un papel absolutamente protagonista.
–Todos los días, 1,7 millones de espectadores se conectan al telediario de TVE. ¿Hay una receta para lograr un buen informativo?
–Para mí, hay dos cosas muy importantes a la hora de contar las noticias: rigor y cercanía. Son valores que no debemos perder de vista. El rigor es fundamentar las cosas y verificarlas. Nuestros estándares son muy altos, especialmente, en la información internacional. La calidad de los profesionales en TVE es muy alta. La conquista que tenemos pendiente es que la gente vea al periodista como alguien más cercano. Igual hemos sido demasiado formales durante mucho tiempo. La gente ya no quiere esa manera fría de contar las cosas.
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– Los acontecimientos no siguen reglas ni horarios fijos. ¿Cómo se organiza la vida de un corresponsal?
–Tienes que estar 24/7 sin desconectar, sin desenchufarte. Basta con hacerlo para que pase algo. Además, en este país, que es tan grande y en el que todo es tan inesperado. Me encantaría prescindir de las notificaciones, pero la preocupación de que se te escape algo siempre está ahí. Es un poco la parte menos gustosa de todo esto, pero es lo que toca.
–¿TVE tiene fuerza suficiente para que se abran las puertas a las que toca o se mueve en un rango inferior en comparación, por ejemplo, con la ARD alemana o la BBC británica?
–Ya me gustaría. Para nada. Aquí pasa una cosa... En Estados Unidos es muy potente la televisión americana y da un poco igual que vengas de donde vengas. Salvo que seas la BBC. Con TVE me facilita que vean que tenemos un gran potencial en América Latina. Pero por lo general, un periodista europeo no es prioritario y no se te abren las puertas para nada. La prioridad absoluta son las televisiones americanas.
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–¿Quién es el mandatario o la persona que ha entrevistado y que más impresión le ha causado?
–Las entrevistas que más me han impresionando nunca han sido entrevistas a políticos. He disfrutado mucho de las entrevistas en el podcast 'Plano corto'. Quizá, la gente normal de la calle. Los supervivientes de grandes tragedias. Me he topado con historias que me han marcado muchísimo, que me han dejado estupefacta por el coraje, el valor y las muestras de resiliencia. La gente anónima que no pasará a la Historia, pero sí a la intrahistoria de las cosas.
–¿Por qué los políticos son tan dados a usar estrategias de evasión para no contestar a determinadas preguntas?
–Los políticos no hablan con el corazón. Utilizan esa especie de lenguaje de madera. Abundan en la demagogia y en tratarnos a los españoles como si fuéramos idiotas. Qué manera de hacer el ridículo, ¿no? A mí me gusta la gente que habla con el corazón en la mano, sin tapujos y sin estrategias. Esas estrategias tan feas, que nos hacen ser peores como sociedad. Esta forma de dividirnos y de sacar lo peor de nosotros. De enfrentarnos, no de confrontarnos. El objetivo es el que te voy a eliminar y por eso digo que eres lo peor, aunque sea mentira.
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–¿Existe la tentación de abandonar el papel de periodista para adoptar el de fiscal?
–Hay periodistas de todo tipo y de condición. A mí, el periodista agresivo me pone un poco nerviosa. No me gusta el tono agresivo. Me acogota un poco la gente que va disparando por la vida. Se pueden denunciar cosas y hacer una entrevista dura sin castigar al otro.
–Muchas personas en la calle creen que TVE es una mera correa de transmisión del gobierno de turno. ¿La televisión pública tiene una crisis de prestigio?
–El problema es que los políticos no han dejado trabajar a los profesionales. Los momentos más brillantes de la televisión pública ha sido cuando nos han dejado trabajar. En TVE hay maravillosos profesionales, ha sido la escuela del resto de medios privados. Los políticos han utilizado a TVE como arma electoral, desprestigiando así a la televisión pública. ¿Qué pasa? Cuando nos utilizan de arma electoral, eso cala en la calle.
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–¿La tentación de influir a través de las televisiones públicas es inherente al político?
–No es que lo diga yo. Lo vemos todos los días en las televisiones públicas. Están ahí intentando meter la cuchara. Eso no nos hace un favor a ninguno.
–¿Siente que el sendero para tener opiniones distintas era más ancho que ahora?
–No lo sé. Estamos con el tema de las redes y la polarización. La presencia de las redes es muy potente y parece que estamos cabreados los unos con los otros. Pero no sé si es así de verdad o más bien es una proyección de las redes.
–¿Qué distingue a un buen presentador de un buen reportero?
El estar sobre el terreno. Eso es lo más relevante. Por eso soy más reportera que otra cosa. Cuántos periodistas hacen historias solo con Google o con imágenes de agencias… Pero no hay nada como estar en la calle y hablar con los protagonistas de la historia. A mí la calle me lo da todo a nivel profesional.
–Después de viajar por medio mundo, ¿dónde quiere vivir cuando se jubile?
–No tengo la menor idea. Después de dar tantas vueltas al mundo, no he encontrado el sitio donde quiera vivir. Supongo que los últimos años de mi vida estaré en España.
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