Autocares Diego Moral Sl es un negocio familiar en Torremolinos. Diego Moral, 48 años, lleva a la empresa en segunda generación. Trabajo, trabajo, trabajo y ... un buen tino en los despachos. El reflejo de lo que se ha cosechado en las últimas décadas se puede observar en la calle Antonio Nebrija. En una nave de 1.350 metros cuadrados están aparcados los 15 autobuses que integran la flota de Autocares Diego Moral. Para cualquier empresa dedicada al transporte de personas, estos vehículos son como el corazón que bombean al resto del organismo. Si ese corazón se para, el organismo amenaza con colapsar. Y ya son once meses en los que los vehículos de Autocares Diego Moral Sl están parados. El colapso, por lo tanto, está cada vez más cerca. La crisis del coronavirus, las restricciones impuestas por las administraciones y la falta de ayudas directas por parte del Gobierno han puesto ante un abismo a una empresa que era solvente y rentable.
En marzo de 2020, aquí trabajaban 25 personas. En febrero de 2021, solo quedan tres. Lo que no ha disminuido, al contrario de lo que ha pasado con la plantilla, es el pasivo en el libro de cuentas. Al revés. En mayo, eso se supone, Diego tendrá que empezar a devolver el crédito ICO que le concedieron durante los primeros meses de la pandemia. ¿Cómo? Esa pregunta no tiene respuesta. A estas alturas, la vuelta de la actividad económica qué él necesita para funcionar ni está ni se le espera.
Sin turistas, sin eventos deportivos, sin bodas y sin ningún ocio de cualquier tipo, el único refugio que le queda a las empresas de autocares en Málaga es el transporte escolar. Aunque se tengan algunas líneas concertadas, comparado con el volumen de negocio habitual, el transporte escolar se asemeja a una gota de agua que cae sobre una piedra caliente. Diego, padre de tres hijos, se caracteriza por ser una persona sosegada, siempre dispuesta a razonar. Pero la paciencia y la comprensión tienen un límite y él considera que hace tiempo que ese límite se ha traspasado.
Diego no quiere perder ni un minuto más en lamentaciones, tampoco quiere llorar. Ya ni recuerda lo que es dormir una noche a pierna suelta. Sus reproches apuntan directamente a las administraciones y a la clase política. «Nos están dejando morir, así de claro», exclama. Desde que comenzó esta crisis, empresarios como él, se sienten abandonados a su propio destino.
«Estamos con cero euros desde marzo. Pero seguimos teniendo gastos fijo que hay que atender todos los meses», explica una situación que empieza a ser insostenible. Que iba a salir mal parado de esta crisis, eso hace tiempo que lo asumió. Pero a estas alturas tiene serias dudas de que su empresa pueda sobrevivir. Y con razón. La ecuación es simple, no requiere de un doctorado en Economía. Todos los meses, Diego tiene que atender los pagos ligados a la propia nave: luz, agua y todo tipo de tributos municipales. A eso hay que sumarle la cuota de leasing de los autocares. «Calculo que entre 35.000 y 45.000 euros todos los meses», asegura sobre los gastos fijos que siguen corriendo y se descuentan con puntualidad de cronógrafo de su cuenta corriente.
Diego no se anda con rodeos cuando se le pregunta por cómo han sido estos últimos meses desde el primer estado de alarma: «Escúchame, para mí, desde entonces, la vida es una mierda». Las razones las esboza a continuación. «Los ERTE son un engaño. Los empresarios seguimos estando obligados a pagar el 30% de las cotizaciones. Es una barbaridad. Luego están los impuestos. Yo me pregunto, con ingresos cero, ¿cómo puede una empresa seguir pagando esa cantidad de impuestos?».
Para Diego, los últimos meses también han sido un paso por un desierto de promesas incumplidas y de grandes anuncios que luego no se corresponden con la realidad. «Aquí todo el mundo sale a ponerse la medallita, pero las ayudas que nos han llegado… ¡cero!», lamenta. «La población lo está pasando mal, falta empatía por parte de los políticos. Me da igual el signo. El mismo día que se decretó el estado de alarma, todos los políticos se tenían que haber rebajado el sueldo también».
A nivel psicológico, este empresario malagueño ha pasado por un viaje en una montaña rusa, con bajadas por todos los estados de ánimo negativos que pueden afligir a la mente. «Noches sin dormir, incertidumbre, ansiedad… pues todo tipo de cosas estas. Me imagino que nos pasa a todos los que estamos pasando por esto», señala.
¿Horizonte? «Que nos vacunen y que se abran las fronteras y esto se vuelva a activar. Horizonte en que nos den ayudas directas por parte del Gobierno. Ni las he visto hasta ahora ni creo que las voy a ver», reitera y manda un aviso a navegantes. Si las empresas no reciben financiación directa puede ser que no queda nadie ya para empezar a reactivar la economía cuando digan de levantar las restricciones.
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