El coche del futuro se desarrolla en Málaga
Una circulación inteligente por el tráfico rodado y la posibilidad de alcanzar la conducción autónoma. Telefónica ensaya la aplicación del 5G en vehículos en el circuito de pruebas de Dekra, en el Parque Tecnológico
Ahí, otra vuelta más. El coche blanco, modelo Ford Kuga, sale de la curva y enfila una recta con un semáforo que se pone en ... rojo. Una pantalla dentro del coche avisa al conductor de que debe empezar a frenar para detenerse a tiempo. Un contador se activa y marca los segundos que quedan para que vuelva a ponerse en verde. El techo del vehículo está atravesado por un puntal que contiene cables y sensores que miden detalles como la velocidad o la ubicación exacta. En el grupo de ingenieros y técnicos que contemplan la escena no es algo que llame la atención, como tampoco lo hacen las cámaras que están instaladas en el interior y la unidad de medición que ocupa gran parte del maletero. Telefónica utiliza el circuito de pruebas que tiene Dekra en el Parque Tecnológico para testar la tecnología 5G que ha desarrollado con el objetivo de avanzar en la movilidad conectada.
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Cargado de ordenadores y sensores se mueve el Ford Kuga por el circuito que cuenta con intersecciones de todo tipo y simula el trazado de cualquier ciudad. Una vez que el vehículo de pruebas vuelve a la cochera, un grupo de ingenieros descarga los datos recopilados y los introducen en potentes unidades de cálculo. Éstas deben sacar cosas que una persona, solo por la enorme cantidad de datos, no podría.
Coches que circulan por sí solos son el sueño de muchos conductores y de fabricantes. Pero hasta que se muevan de manera totalmente autónoma por las calles, hasta que los pasajeros se puedan tender en los asientos traseros incluso para echar una siesta, pasarán muchos años. Antes, toca pasar por la conducción conectada.
Mercedes Fernández, gerente de Innovación de Telefónica, cree que gracias a la tecnología 5G esta conducción conectada formará parte del día a día en un futuro no tan lejano. «En nuestras instalaciones de coche conectado y ciberseguridad de Málaga, vamos a continuar certificando soluciones 5G que contribuyan a configurar un ecosistema de comunicaciones vehiculares cada vez más seguras», expone a SUR, al mismo tiempo que admite que en la opinión pública existe una confusión entre lo que es el coche autónomo y la conducción inteligente.
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En la conducción autónoma, el coche se hace prácticamente con el control del volante. La intervención del conductor es mínima y, en el caso ideal, inexistente. En la conducción conectada el vehículo utiliza los sensores propios, pero, además, la información que le proporcionan los sensores de otros coches, además de semáforos, señales de tráfico o intersecciones, con el objetivo de asistir al conductor. Si hay un obstáculo en la calle, el coche emite una señal de aviso con antelación que permite una frenada a tiempo o dar el rodeo oportuno. Si un semáforo salta de naranja a rojo, se invita a detener el vehículo. Solo son dos ejemplos de cómo la conducción conectada sirve para incrementar la seguridad y el confort.
La red que ofrece en estos momentos la mayor velocidad y garantiza esta conexión es la de 5G. Según detalla Fernández, en Telefónica han logrado desarrollar toda la cadena que afecta a la conducción. Desde el pequeño modulo que se instala en el coche hasta los programas (software) que se descargan, por ejemplo, en una tablet y permiten la supervisión y vigilancia del coche. No hay información que se le resista a la telemetría. Una frenada brusca, un cambio de conductor, una parada técnica, qué música se ha escuchado… Todo queda registrado.
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Las posibilidades que se abren gracias a la aplicación del 5G al vehículo llena de entusiasmo a los ingenieros que hay detrás. Además de la reducción de la siniestralidad, si en algún momento se alcanza la conducción autónoma, la velocidad de conexión permite suministrar a los pasajeros un paquete de entretenimiento potente.
El vehículo sigue su camino por el circuito de pruebas que tiene Dekra en Málaga, pionero en Europa. Si uno hace el ejercicio de escalar lo se ve aquí, se abre un amplio abanico de posibilidades si esta tecnología se democratiza. Un vehículo, por ejemplo, que se aproxima por el carril contrario podría avisar que un peatón que está detrás de un autobús se dispone a cruzar la calle. La fusión de la conexión 5G con los datos que ofrece el GPS permite que unos coches se «comuniquen» con otros. Solo los conductores de los vehículos involucrados deben ser avisados. Hasta que esto se logre en el tráfico rodado en las ciudades, el Ford Kuga tendrá que seguir dando muchas vueltas por el circuito de pruebas.
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La revolución no se hace solo en la carretera. Eso queda claro después de visitar las instalaciones de Dekra. Puede que las cámaras que emplean los fabricantes de coches sean suficientes para garantizar un adelantamiento o girar la calle. Pero los sensores no serán suficientes para descargar al conductor de manera definitiva. Un coche conectado lo que necesita son informaciones: datos precisos al momento sobre la distancia con otros vehículos, el estado del tráfico, las maniobras de otros coches y la previsión meteorológica.
«Telefónica ha coordinado el proyecto y desplegado la red 5G junto con la solución de ciberseguridad dedicada a las comunicaciones vehiculares y la solución que fusiona la identidad de las personas con la de las cosas», resume Fernández.
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