Catalá, el obispo estricto que reanudó las obras de la Catedral de Málaga
Los 17 años de este valenciano al frente de la diócesis de Málaga han estado marcados un talante riguroso y por el impulso a la rehabilitación de edificios eclesiásticos
Jesús Catalá recaló en Málaga hace 17 años para reemplazar al anterior obispo, Antonio Dorado, que dos años antes había presentado su renuncia al cumplir ... los 75 años de la jubilación episcopal, un trámite que Catalá cursó el pasado 22 de diciembre y que ha derivado en la designación de un sustituto seis meses después. Sin apenas conocimiento de la ciudad y de la provincia, el 13 de diciembre de 2008 tomó posesión de la sede malacitana un valenciano en la línea conservadora de la Iglesia Católica que representó la figura del cardenal Rouco Varela, entonces presidente de la Conferencia Episcopal Española.
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Se comentaba que Catalá venía a Málaga de paso, para ser catapultado desde aquí a una diócesis de mayor peso en la estructura eclesiástica del país. Sin embargo, finalmente ha permanecido casi dos décadas en el territorio malagueño. Desde su llegada demostró su elevada formación teológica, reforzada por su presencia durante varios años en el Vaticano, en los que acompañó al Papa San Juan Pablo II en varios viajes, pero también ha dado cuenta de su talante estricto.
Hombre culto, pero de cierta timidez y no demasiado don de gentes, si bien tenía un trato muy cercano y cordial en las distancias cortas, ha hecho gala de su profundo conocimiento de las sagradas escrituras introduciendo numerosas citas bíblicas en sus homilías, que acostumbraba a grabar. Receloso del tratamiento que de sus palabras pudieran hacer los medios de comunicación, en sus 17 años de obispo no ha concedido ni una sola entrevista a alguno de los periódicos malagueños. Posiblemente marcado por las críticas que le llovieron cuando, en su etapa como obispo de Alcalá de Henares, desde 1999 a 2008, calificó la homosexualidad como una «desviación» y una «anormalidad psicológica».
La polémica generada por sus opiniones sobre las uniones entre parejas del mismo sexo le ha acompañado siempre, así como su mano dura en algunos casos en los que la situación personal de los responsables de algunas cofradías no era acorde con las directrices de la Iglesia. Sonadas fueron en 2014 las renuncias forzadas de los hermanos mayores de las cofradías del Cautivo y de la Estrella por estar divorciados; y ello pese a que, por entonces, el Papa Francisco ya había lanzado sus mensajes de acercamiento e integración a colectivos desplazados en el ámbito eclesiástico, como los divorciados o los gays.
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Eso sí, el obispo saliente ha demostrado ser un pastor metódico y volcado en su labor, recorriendo en varias ocasiones todas las parroquias de la diócesis para empaparse de la realidad de la Iglesia malagueña. Ha sido en esos encuentros en los que los fieles han podido conocer la versión más cercana de un Catalá que siempre ha confesado que nunca ha perdido su vocación de párroco. Asimismo, ha procurado respetar la labor pastoral de los sacerdotes diocesanos, cada uno dentro de sus particulares formas y capacidades.
En relación a las cofradías, Jesús Catalá ha mostrado una doble vertiente. También fue inflexible a la hora de intervenir la gestión de aquellas hermandades en las que se produjeron situaciones de enfrentamientos internos, y puso en marcha la obligación de que los principales directivos cofrades tengan que pasar por una formación teológica y examinarse antes de acceder al cargo. No obstante, al mismo tiempo, bajo su báculo se han autorizado procesiones extraordinarias, magnas y coronaciones canónicas de imágenes marianas. Asimismo, tuvo un papel clave para impulsar los actos del centenario de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa en plena pandemia; y siempre ha sido un firme defensor de promover la devoción a Santa María de la Victoria como patrona de la diócesis.
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La fuerte septicemia que sufrió tras la pasada Semana Santa hizo que se temiera por su vida pero pudo recuperarse de forma satisfactoria
Con todo, una de las huellas de Jesús Catalá que más va a permanecer en el tiempo es la de las obras. Desde su llegada a la diócesis apostó por retomar la construcción de la Catedral, de la que siempre ha rechazado que se la denomine con el apelativo de 'La Manquita'. Finalmente, tras muchos años de estudios y gestiones con las administraciones públicas, el año pasado comenzaron las obras para dotar al primer templo de la diócesis de un tejado a dos aguas que acabe con el problema de filtraciones que padece. Asimismo, han sido numerosas las intervenciones en iglesias históricas de la ciudad, apoyadas en subvenciones concedidas por el Ayuntamiento, si bien estos arreglos no han llegado aún a la parroquia de Santo Domingo, que presenta un lamentable estado.
También destacó la millonaria y controvertida inversión que desarrolló en el complejo del Seminario, convertido en la Casa Diocesana de Espiritualidad San Manuel González, un conjunto que en los últimos años ha reforzado su papel como lugar de alojamiento, encuentros y celebraciones, al estilo de un establecimiento hotelero.
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De ese Seminario salió uno de los últimos dolores de cabeza de Catalá al frente de la diócesis. En septiembre de 2023, agentes del Cuerpo Nacional de Policía detuvieron en Vélez-Málaga a un joven sacerdote, el conocido como 'padre Fran', acusado de sedar a mujeres con el objetivo de agredirlas sexualmente y grabarlas en vídeo. Este caso cayó como un jarro de agua fría sobre un Catalá que se vio objetivo de las críticas a nivel nacional por este caso, que tuvo una gran repercusión.
En los últimos meses se comentaba que el reemplazo de Catalá tras presentar su renuncia por jubilación estaba cerca para que no tuviera que acudir a declarar como testigo en el juicio del 'padre Fran' como obispo ejerciente. Finalmente, su última etapa al frente de la diócesis malagueña ha estado marcada por la fatalidad, al contraer después de la pasada Semana Santa una fuerte septicemia, tras ser operado de un pólipo en la vejiga, por lo que estuvo ingresado durante varios días en la UCI, e hizo que se temiera por su vida. Jesús Catalá pudo superar esta crisis de salud, pero su convalecencia le impidió acudir en mayo a Roma, a los actos del Jubileo de las Cofradías que protagonizó la Virgen de la Esperanza de Málaga, junto al Cristo de la Expiración de Sevilla.
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