Ana Carolina Alba Rubio, con parte de su equipo de investigadores. Dan Miller, The University of Toledo

Ana Carolina Alba Rubio, la cazadora de contaminación

Ingeniera química por la UMA, trabaja en EE UU y ha recibido más de medio millón de dólares de una agencia estatal en apoyo a sus investigaciones sobre materiales capaces de capturar y convertir el CO2

Domingo, 7 de abril 2019, 00:58

Después de tres años en la Universidad de Wisconsin-Madison, su familia y amigos recibieron con alegría la noticia de que se incorporaba como profesora a la Universidad de Toledo. Pero el júbilo duró poco, justo los minutos que le costó aclararles que se trata del Toledo de Estados Unidos, y no de la capital castellano-manchega. Superado el malentendido, Ana Carolina Alba Rubio recibió todo tipo de felicitaciones: con 32 años conseguía una plaza de profesora universitaria en Estados Unidos.

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Esta joven ingeniera química, licenciada por la Universidad de Málaga, acaba de marcar nuevamente un hito: una agencia estatal estadounidense ha concedido a su grupo de investigación una ayuda de más de medio millón de dólares para que investiguen en nuevos materiales capaces de capturar el CO2, uno de los gases más contaminantes, y transformarlos en alcoholes.

Ana Carolina Alba Rubio, que tiene ahora 36 años, es la investigadora principal de un grupo que lleva su propio nombre. Todo un sueño hecho realidad para esta joven que se crió en la zona de Carlos Haya, estudió en el colegio Manuel Garvayo y en el instituto Santa Rosa de Lima y que eligió la carrera de Ingeniería Química «por vocación. En el instituto me encantó la Química, así que decidí estudiar Ingeniería Química en la Universidad de Málaga».

Fascinada por la catálisis

Muy inquieta y «echada para adelante», como se define, en la carrera «hice de todo. Estudié y aprendí mucho, me encantó la carrera». Pero también formó parte de la junta directiva de la AIQMA (Asociación de Ingenieros Químicos de Málaga) y consiguió una beca de colaboración del Ministerio de Educación para trabajar en el departamento de Química Inorgánica, Cristalografía y Mineralogía de la UMA durante su último año de carrera. «Allí, los profesores Pedro Maireles y José Santamaría me introdujeron al fascinante mundo de la catálisis, que es mi campo de investigación», explica, y puntualiza que un catalizador es una sustancia que se añade a una reacción química para acelerarla, o incluso para hacerla posible.

Con su propio laboratorio en la Universidad de Toledo (Ohio), también centra su investigación en la producción de plásticos renovables o en diseñar sensores que ayuden a detectar el alzheimer o el cáncer

Terminados sus estudios en Málaga, Ana Carolina hizo por primera vez las maletas y se trasladó a Madrid. Estudió el doctorado en el Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del CSIC con el profesor Manuel López Granados. Con su tesis, un nuevo traslado, en esta ocasión a Estados Unidos, para hacer investigación postdoctoral en la Universidad de Wisconsin-Madison, bajo la supervisión de los profesores James Dumesic y Manos Mavrikakis. En 2015 consiguió su actual plaza de profesora en la Universidad de Toledo (Ohio), cuando tenía 32 años. Aquí investiga y da clases de Ingeniería Química.

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Ana Carolina se licenció en Ingeniería Química en la UMA. Dan Miller, The University of Toledo

El trabajo de investigación de la joven malagueña se centra en el diseño y síntesis de catalizadores específicos para procesos sostenibles. «Actualmente estamos trabajando en catalizadores para producción de plásticos renovables a partir de azúcar y en materiales para captura y conversión de CO2 a alcoholes». Precisamente este proyecto ha recibido una importante inyección económica: una agencia federal de apoyo a la investigación, la National Science Foundation, le ha concedido más de medio millón de dólares para avanzar en este interesante campo científico y que para ella supone también un reto personal y vital, la lucha contra el cambio climático. «El llamado 'Career award' es uno de los premios más prestigiosos que concede esta agencia federal a profesores jóvenes», y potencia la integración de la investigación con la labor docente.

Por otra parte, Ana Carolina Alba Rubio ha empezado a utilizar su experiencia en nanomateriales para diseñar sensores para la detección de radicales libres, que son responsables de enfermedades como el alzheimer y el cáncer.

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Reconoce que conseguir financiación para proyectos medioambientales es complicado, aún más en un país donde se cuestiona el cambio climático. «El calentamiento global es una realidad, y no podemos continuar posponiendo la adopción de medidas para frenarlo, pues las consecuencias pueden ser catastróficas», afirma.

Ana Carolina, con una representación del material que va a desarrollar con capacidad para capturar y convertir dióxido de carbono. Dan Miller, The University of Toledo

Los esfuerzos de Ana Carolina Alba se encaminan a conseguir un material de doble función, que actúa como un absorbente y un catalizador, que podría colocarse en la parte superior de las chimeneas industriales como una alternativa a los procesos actuales de captura y secuestro de dióxido de carbono. El material capturaría el dióxido de carbono y lo convertiría en metanol y alcoholes superiores que podrían suministrarse a una celda de combustible para producir electricidad y alimentar la planta. «En nuestro grupo vamos a hacer todo lo posible. El paso más difícil, encontrar financiación, ya lo hemos conseguido», por lo que se muestra «optimista» porque el futuro está en los biocombustibles. «Cuando las empresas vean que pierden miles de dólares con la emisión del CO2 a la atmósfera, que pueden monetizar esas emisiones, podrán cambiar su percepción sobre el problema del cambio climático», avanza.

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Al frente de un equipo

En su laboratorio es la responsable de un equipo internacional, en el que no hay otros españoles. Como es lógico, echa de menos Málaga y a su familia, pero asegura que en estos momentos su futuro pasa por Estados Unidos y este laboratorio. No está sola, pues en esta aventura americana le acompaña su marido. «Me gusta lo que hago, me encanta investigar y aquí tengo mi propio laboratorio con un excelente equipo con el que llevar a cabo mi investigación en la lucha contra el cambio climático», añade.

Ana Carolina aprovecha la conversación telefónica para invitar a los estudiantes malagueños de máster y doctorado a que se animen a 'cruzar el charco'. «En la Universidad de Málaga preparan muy bien. Y estoy reclutando estudiantes para el departamento. En España se tiene la idea, totalmente equivocada, de que se necesita mucho dinero para venir a Estados Unidos, que las matrículas universitarias son muy caras. Pero lo cierto es que la mayoría de nuestros estudiantes vienen cobrando un salario», aclara. Y pide que se publique la web de su departamento, y su dirección en Twitter, @AlbaRubio_group, para orientar a posible interesados. Ana Carolina Alba Rubio, solidaria con el medio ambiente, pero que no olvida a sus colegas y compatriotas.

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