Antonio Cozano, en su despacho de las instalaciones de Cofer en Torremolinos. SUR
Verano 2020: La Granizada

Antonio Cozano: «Cuando era portero de discoteca usaba mucho la psicología y poco las manos»

Este malagueño ha levantado en sólo doce años COFER Seguridad, una empresa que es la segunda más importante de Andalucía en su sector y da empleo a 400 personas

Sábado, 8 de agosto 2020, 00:10

Cualquier empresario, por pequeño que sea, sueña con ver crecer su proyecto, que genere riqueza, puestos de trabajo, que sea próspero y que se consolide ... en todos los sentidos. Antonio Cozano (Málaga, 1974) empezó como portero de discoteca. Se recorría la ruta nocturna de la Costa del Sol cada noche trabajando en varias salas de fiesta. Cerraba una y se iba a la siguiente. Así hasta que amanecía. Dormía cuando todos estaban despiertos y trabajaba cuando la mayoría se lo pasaba bien. Cuenta que durante años metía todo el dinero que ganaba cada noche en el cajón de una mesa de su casa, hasta que en 2008, tras varias experiencias trabajando para otras empresas, se decidió a lanzar su proyecto. En plena crisis económica, COFER Seguridad fue creciendo mientras otras compañías del sector iban cerrando. Hoy aquel proyecto que se gestó en la noche malagueña cuenta con 400 empleados, es la segunda empresa de seguridad en volumen de trabajo de Andalucía, la primera de Málaga, presta servicio en los hoteles y urbanizaciones más exclusivas de la Costa del Sol, en buena parte de los espectáculos y eventos deportivos y culturales que se celebran, y ya ha comenzado su expansión a otras provincias de la Comunidad. A lo largo de la entrevista, notarán que Antonio Cozano, habla casi siempre en plural y se debe a que en este particular trabajo suyo de cuidar de los demás ha contado con el respaldo y complicidad de su mujer, Ana Murciano, la otra pieza fundamental en la empresa y con la que además de llevar el negocio tiene cinco hijos.

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–¿Cómo y cuándo decidió lanzarse al mundo empresarial?

–Yo empecé desde abajo y fui teniendo cargos de dirección en otras empresas del sector hasta que en 2008, cuando peor estaban las cosas, nos lanzamos. Decidimos hacerlo porque era un reto tener un proyecto como este hecho por nosotros mismos. Empezamos en plena crisis, con un matrimonio de por medio, con un proyecto de familia empezando también entonces, y abrimos la empresa en Torremolinos. En cuestión de año y medio ya teníamos a 70 empleados en plantilla.

–Cuando dice que empezó desde abajo, se refiere a la noche, como portero de discoteca. No le importa decirlo...

–En absoluto. Yo empecé como portero de discoteca, trabajando en muchas salas.

–¿Era de los buenos o de los malos?

–Yo era de los buenos, por supuesto. No consumía ningún tipo de sustancia, no fumaba, me cuidaba mucho, deportista nato y comía muy bien. En la noche aprendí mucho porque era exactamente lo contrario a lo que se entiende como un portero de discoteca. Usaba mucho la psicología y evitaba siempre las manos. En mi época se ganaba mucho dinero. En una noche podía trabajar en tres salas a la vez. Empezaba, por ejemplo a las diez en '¡Aha!', que estaba en Fuengirola, a las cinco de la mañana me iba al 'Savoy', y de seis de la mañana hasta el cierre pues terminaba en un 'after' de la zona, como por ejemplo 'El Caserón'. Así ahorré mucho dinero para montar este negocio.

–Es decir, que siempre tuvo claro lo que quería...

–Sí. Lo tenía claro porque pensaba que la mejor forma de promocionar y tener un proyecto propio era arriesgando e invirtiendo.

–¿El estereotipo del portero de discoteca malo y agresivo todavía se mantiene o son casos aislados?

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–Ha cambiado bastante porque ahora está muy regulado. Está muy perseguido que un portero de discoteca lleve a cabo labores de seguridad. En general, en las discotecas la seguridad corre ya a cargo de un vigilante que está titulado y formado para eso. El vigilante de seguridad está reemplazando al portero de discoteca, que ha quedado para regular la admisión y control de acceso, pero ya no se encarga de la seguridad.

–Y de la puerta de la discoteca a los mejores hoteles y urbanizaciones de la Costa del Sol...

–Somos la empresa más grande de Málaga, con 400 empleados en doce años de recorrido. Estamos entre las cincuenta más grandes a nivel nacional.

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–¿No le da un poco de vértigo?

–Para nada. Cuando tanta gente depende de ti, tienes que empezar a delegar. Necesitas gente de mucha confianza y que pueda gestionar ese volumen de empleados. Nuestra empresa crece porque los trabajadores son de un nivel muy bueno. Los vigilantes son gente muy profesional que saben lo que tienen que hacer. Se dedican mucho a cuidar de los clientes. Los protocolos de trabajo y supervisión de estos vigilantes los hacen mandos intermedios con una cualificación enorme. Tenemos tres directores, cuando por ley sólo se nos exige uno. Algunos vienen de la rama militar, otros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado y otros del sector privado.

–Con ese volumen de empleados, su empresa estará en todos sitios sin que los malagueños casi nos demos cuenta...

–Tenemos centros comerciales como el que hay en Rincón de la Victoria, eventos deportivos como los partidos del Unicaja, hoteles de primer nivel como el Villa Padierna o el Hotel Ikos en Estepona y las mejores comunidades; las de más alto poder adquisitivo de la costa en las que una vivienda cuesta desde cinco a veinte millones de euros.

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–¿La gente y las empresas demandan sus servicios porque la Costa del Sol no es segura?

–La Costa del Sol es muy segura, pero en las fuerzas y cuerpos de seguridad no hay personal suficiente para darles protección. La persona que viene a descansar y tiene un nivel alto de ingresos quiere tener su propia seguridad en su casa o incluso en el día a día. La Policía no llega a todas partes. En el sector privado tenemos unos 100.000 vigilantes trabajando cuando en la Policía Nacional no llegan a 80.000 agentes. La Policía se apoya mucho en el sector privado para cazar a los malos.

–¿El peor embrollo en el que se haya visto metido?

–¡Puf! De todo. Asaltos, robos con violencia, tráfico de drogas, malos tratos... De todo.

–¿Y después de vigilante privado, qué?

–Pues mire, el 30% de la plantilla que tenemos coge un currículum con nosotros y luego acaba en la Policía, en el Cuerpo de Bomberos o en la Guardia Civil. El trabajo que le damos aquí les sirve de experiencia para lo que se encontrarán luego.

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–Usted tiene muchos empleados y muchos niños...

–Cinco nada más... (risas). Me gustan las familias grandes, muy grandes. Si hubiese podido tener diez, los habría tenido, pero no me han dejado... (más risas). Pero le digo una cosa: los empleados son parte de la familia, porque un trabajador que se siente querido es una persona que defiende a su empresa. Si ese trabajador está contento, cobra al día y está satisfecho, hace crecer a una empresa. A esos los quiero conmigo.

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