Los responsables de Asaja Málaga, este miércoles, en la sede de la organización agraria. Migue Fernández

La agricultura de Málaga cierra un 2024 para olvidar y depende de las lluvias de primavera para no tocar fondo

El balance agrario de Asaja alerta de los peores datos de rentabilidad en diez años, con una facturación que se estanca en los 672 millones de euros

Miércoles, 18 de diciembre 2024, 13:59

Los rostros de los responsables de Asaja en Málaga, la organización agraria con mayor representación en el sector, eran el reflejo de una situación que ... no da para muchas alegrías. Más bien, ninguna. El balance agrario para este 2024 describe un año para «olvidar», palabra en la que se ha insistido, e invita a ser pesimista cara al futuro. Aunque hay apartados puntuales que presentan cifras mejoradas si se compara con el 2023, la situación global del campo malagueño no cambia. La sequía, el incremento de costes y la competencia desleal con países terceros han vuelto a asolar a la agricultura. Los destrozos de la Dana, una gota más a un vaso que ya estaba colmado. La facturación total en este 2024 ha sido de 672 millones de euros. Un aumento ligero si se compara la de 2023 (651 millones), aunque reflejo, a la vez, de un estancamiento. Hace diez años, la facturación de la agricultura se movía por encima de los 800 millones de euros. El presidente de Asaja, Baldomero Bellido, no dudo en hablar de «debacle». Para que el sector no toque fondo, la única esperanza pasa por un comienzo de 2025 y una primavera lluviosa.

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El balance, resumió Bellido, «refleja las enormes dificultades que atraviesan los agricultores y ganaderos, golpeados por una sequía persistente, el incremento de costes, la competencia desleal y la falta de medidas que alivien su situación». Aunque las lluvias de otoño han cambiado la cara al campo, son insuficientes para garantizar la rentabilidad en los diferentes sectores de la agricultura malagueña. «Siguen faltando infraestructuras, por lo que los problemas son los mismos que el año pasado», lamentó el presidente de Asaja. El acceso al agua, por lo tanto, se mantiene como el gran inconveniente.

Si se divide la facturación global, la agricultura sigue siendo el pilar fundamental, con 541 millones de euros. La ganadería alcanza los 130 millones y experimenta, además, un descenso si se compara con 2023. Una caída del 8,5%, que evidencia las dificultades por las que pasa esta actividad. La falta de relevo generacional es especialmente sangrante en la ganadería, como quedó claro: «Explotación que se cierra, explotación que se pierde».

Por sectores, el olivar ha registrado la campaña más baja del siglo, con 31.014 toneladas, con la facturación más alta de la serie de 227,95 millones de euros. Por su parte, la producción de aceituna de mesa desciende de 50.526 toneladas en 2023 a 35.105 toneladas en 2024 ascendiendo su facturación a 40,37 millones de euros. Hay que tener en cuenta que se ha producido una importante bajada de producción a nivel nacional y mundial, lo que ha supuesto un precio récord en ambos productos del olivar, desembocando en una facturación con un 22 % más que el año 2023, pero muy mal distribuida pues hay zonas con más dificultades para el cultivo y altos costes de producción, que no han participado en esta facturación, tenemos numerosos casos de olivareros con cosecha cero, por lo tanto ingresos cero, como es el caso de la comarca del Guadalhorce. De ahí la importancia del agua para normalizar las producciones.

Los cultivos hortícolas y tubérculos sufren este año un descenso acusado de facturación con un 20% menos que el año anterior, con un montante de 113,74 millones de euros, frente a los 142,29 del año anterior. En el caso del tomate, la provincia tiene que lamentar el peor año de la serie histórica. Se han incrementado los costes de producción anual en un 8%, además de la feroz competencia con países como Marruecos o Turquía, situándose la facturación en 20,65 millones de euros, 13,23 menos respecto al año anterior.

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El pimiento también sufre un descalabro con la facturación más baja de la serie situándose la facturación en 16,13 millones de euros, un 28% menos respecto al 2023. La alcachofa es un cultivo muy estable en la provincia, tanto en producción como en facturación, manteniéndose prácticamente igual que el año pasado, mientras que las judías verdes, vuelven a caer convirtiéndose este año en el peor de la serie con un descenso del 45% en su facturación respecto a 2022.

La cebolla, por su parte, sufre una caída en picado, con un llamativo declive del 83% en facturación, pasando de los 13,09 millones de euros de 2023 a los 2,28 de 2024. En este apartado la patata vive un resurgimiento, pasando de 8,40 millones de euros a 12,58 resarciéndose los agricultores de las pérdidas del año pasado. En términos generales, la facturación de hortalizas y tubérculos han vivido el peor descenso de la serie, pasando de los 142,29 millones de euros de 2023 a los 113,74 de esta anualidad.

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Los cultivos subtropicales de la provincia han producido una cantidad ligeramente inferior al año 2023, pasando su facturación de ser de 85,08 millones de euros, a los 83,6 actuales. El descenso global de la facturación en los últimos tres años asciende al 43,46%. Respecto al aguacate nos topamos de bruces con los efectos de la sequía. La producción ha bajado de las 26.600 toneladas de 2023 a las 22.500 toneladas de 2024. Esto incide de manera directa en la facturación, que baja un 6,7 % respecto a 2023 situándose en los 63 millones de euros, frente a los 67,56 de la serie anterior.

En cuanto al mango, se mantiene la tendencia de descenso de la producción alcanzando la cantidad de 10 millones de kilos, con una facturación de 17 millones de euros. Los cítricos malagueños, concentrados fundamentalmente en el Valle del Guadalhorce, vuelven a ser un punto negro al sufrir nuevamente unas cifras de estrepitosa caída. El sector vive una continuada situación de «ruina absoluta».

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