Pedro Moreno Brenes, bajo una hilera de naranjos en los jardines de Pedro Luis Alonso Ñito Salas

«Mi sueño sin cumplir es haber sido alcalde de Málaga; lo intenté al menos dos veces»

Verano 2020. La Granizada ·

Pedro Moreno Brenes, Profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad de Málaga

Viernes, 17 de julio 2020, 18:58

Pedro Moreno Brenes no deja indiferente a nadie. Desde esos plenos en los que recitaba artículos de los códigos jurídicos que tocaran con el asunto ... en cuestión, su dura época de secretario general en el Ayuntamiento de Marbella en el que un corrupto Jesús Gil lo mandó de vacaciones forzosas hasta su actual y más longevo papel de profesor de la Universidad de Málaga. Si esas actas del pleno se revisaran saldrían a colación los episodios de sus intervenciones, veces en las que se ha quedado votando solo, como él dice «por coherencia». Pero esa etapa política ya pasó, y ahora está volcado en su trabajo como profesor titular de Derecho del Trabajo de la UMA y de Derecho Administrativo de la UNED, donde debate con sus alumnos, a los que también les recita artículos. Hay huellas indelebles.

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-¿Aprensivo? ¿Hipocondriaco?

-Nada de eso. Tengo muchos defectos, pero ninguno de esos dos.

-Hace gala de ortodoxo. Confiésenos alguno, y así animamos al personal.

-Seguro que salen muchos. (Jajaja). Pregúntele a mi mujer, que seguro que le hace un buen elenco. Ella dice que a veces desconecto, y considera que cuando lo hago es que no quiero escuchar lo que me dicen. Luego, los médicos me han certificado que tengo algún problemilla auditivo, fisiológico, así que hay base científica.

-Seguro. ¿Y cómo lleva la maldita era Covid?

-Como todo el mundo. No me ha afectado a mi estado de ánimo, pero sí cuando me he enterado de la pérdida de personas, aunque no hayan sido de mi familia. En el confinamiento, no especialmente mal, no es lo mismo vivir en un piso pequeño que en una casa con jardín. No tengo huella anímica, eso es lo cierto.

-¿Ha sido bueno en los exámenes on line con sus alumnos de la universidad o un hueso duro de roer como siempre?

-(Frunce el ceño y se sonríe). Primero, niego la mayor. (Risas). Soy riguroso, pero intento ser justo. Con el aprobado exijo unos mínimos, pero la nota hay que ganársela. La media de los exámenes este año no ha sido muy diferente a la habitual.

-Verano extraño donde los haya ¿barrunta escapada con la familia?

-Sí, barrunto. Turismo nacional, que es lo que pega. Hace años, cuando los niños eran muy pequeños, fuimos a Galicia. Creo que repetiremos.

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-¿Con qué se queda: profesor de Universidad o concejal en el Ayuntamiento?

-Profesor de Universidad, sin duda. Es lo que he sido toda mi vida, y es donde me quiero jubilar.

-¿Y secretario general del Ayuntamiento de Málaga? (Moreno Brenes se postula a este puesto tras la jubilación de Venancio Gutiérrez Colomina).

-Evidentemente, un gran honor para cualquier malagueño, y también para un funcionario del cuerpo de secretarios de la Administración Local categoría superior.

-¿Todavía le pondría una calle a De la Torre?

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-(Se para a pensar). Pues es que cuando dije aquello pensé que iba a disfrutar pronto de una tranquila jubilación, y ahora no sé si van a quedar calles. (Se ríe). Ya no entraría dentro de mis facultades;ya no voy a ser alcalde de Málaga y cuando lo dije todavía podía serlo.

-¿Un sueño sin cumplir?

-Sí, el de ser alcalde de Málaga; lo intenté al menos dos veces.

-Si fuese usted inglés podría ser un lord. Casa poco con su adscripción política comunista. Explíquese.

-La verdad es siempre revolucionaria.

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-¿Qué le parece el salseo en el Ayuntamiento a cuenta del no adscrito, tránsfuga, o como quiera ponerle Juan Cassá?

-Simplemente que el pueblo elige y los futuros avatares y problemas de los partidos existen, y que cada uno debe saber lo qué hacer. No es agradable para nadie, pero tendrán que convivir. Tendrán sus razones ambos.

-Dicen que la Casona es un nido de víboras. ¿Lo suscribe?

-No, tanto como un nido de víboras, no; incisiva, sistemática, permanente.

-¿Sigue recitando artículos de leyes en voz alta como hacía en los plenos o ya no tiene público?

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-Claro que tengo público, ahora siendo profesor de la Facultad de Derecho es cuando más público tengo. (Se ríe).

-Leguleyos, ¿otro mundo aparte?

-Bueno, leguleyo siempre ha tenido una vertiente peyorativa, juristas (corrige el profesor). Es cierto que tenemos una jerga propia, que deriva de la propia formación jurídica, para lo bueno y para lo malo. Todo el mundo debería tener en Bachiller una asignatura introductoria al derecho. Esa sería mi propuesta para el Ministerio de Educación. (Risas).

- ¿Tiene amigos de otras adscripciones políticas?

-Sí.

-¿Puede mencionarlos?

-Bueno, políticos del PP, del PSOE. Tengo por amigos a un buen número de personas de relevancia política en Málaga.

«La primera poesía fue a mi novia, ahora mi mujer, y la tengo escondida porque era malísima»

-A usted le gusta escribir. Columnista en este periódico. ¿Alguna vez poesía?

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-Algo he hecho. La primera fue a mi novia y ahora mi mujer, Trini, y la tengo escondida porque era malísima. La columna me ha ayudado mucho a sintetizar, y sobre todo a darle cierto estilo literario. Creo que la columna es un ensayo condensado.

-¿Es romántico?

-Sí.

-Cuéntenos esa comida irresistible sin la que no puede vivir por mucho tiempo.

-Gazpachuelo.

-Desnúdese: una manía.

-Los mapas. Cada vez que viajo voy a la oficina de turismo y me gusta tener los mapas. Mi gente me llama el tonto de los mapas. Los acumulo.

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- ¿Si fuese el fin del mundo, y la pandemia nos está poniendo a prueba, qué tres últimas cosas haría?

-Estar con mi familia, recopilar lo escrito para ese ego que todos tenemos, y a lo mejor, un paseo por el campo al amanecer como despedida.

- Un libro.

-'El nombre de la rosa', de Umberto Eco; una obra maestra.

-Una canción.

-'Palabras para Julia', interpretada por Paco Ibáñez.

-¿Supersticioso?

-No, pero nunca tiro la foto de un santo ad cautelam.

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-¿Fidelidad o lealtad?

-Las dos cosas.

-¿Qué buenecito, no?

-Pues mire, no he sido un mal bicho. Soy una persona que ha intentado querer a su gente y mejorar algo de este mundo en lo social.

-¿Sobreviviremos?

-Sí, a la humanidad le queda mucho trecho. Espero que la compasión, la fraternidad y la solidaridad se impongan y sean como el aire.

-Qué poético.

-Ahora que lo pienso no eran tan malos mis poemas de juventud, lo que pasa es que los escondí y ahora no sé dónde están. (Risas).

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