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Primer día de huelga de autobuses en Málaga: colas, retrasos y resignación en los usuarios
Las paradas de la EMT reflejaron la incidencia del parón en hora punta, con vehículos abarrotados y tiempos de espera que superan la media hora
Juan Gómez, un malagueño que coge todos los días el autobús urbano para ir a trabajar, mira el reloj y niega con la cabeza: «Ya ... llego tarde», afirma y espera comprensión por parte de su jefe. Trabaja en una cafetería de El Palo y tendría que entrar a las ocho de la mañana. Lleva media hora haciendo cola en la parada que tiene la línea 8 de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT) en la Alameda Principal. Este usuario es uno de los muchos perjudicados del primer día de huelga de autobuses, convocada por UGT y CCOO, y que ha reducido los vehículos disponibles, urbanos e interurbanos, a unos servicios mínimos del 50%.
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Desde primera hora de la mañana de este lunes, aún en la penumbra, las marquesinas digitales que indicaban el tiempo de espera de los autobuses urbanos marcaban saltos muy por encima de lo habitual en un día laboral y en hora punta. En la propia aplicación de la EMT se reflejaban intervalos de 43 minutos, por ejemplo, para la línea siete con dirección al Parque Litoral.
El retraso y el tiempo de espera afectaron a todas las líneas y perjudicaron desde el universitario que iba a clase hasta el trabajador que acude a afrontar su jornada de trabajo. Los efectos de la huelga de autobuses no solo fueron palpables en las paradas de la EMT. Coger un taxi también resultó ser casi misión imposible, como reflejaron unas paradas también huérfanas de vehículos para el transporte urbano.
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Entre los usuarios que esperaban un autobús se percibían pocas ganas de hablar. «Se nota mucho la huelga en las colas», afirmaba Manuel López, uno de los pocos con afán de manifestarse. El transporte público es su herramienta diaria para acudir al trabajo. En general, la sensación que más imperaba era la de resignación. Muchas miradas hundidas en la pantalla del móvil para sobrellevar la espera. Todo esto, en una inusual estampa del tráfico urbano en Málaga, donde los autobuses azules de la EMT, tan comunes, se perciben a cuentagotas. La mayoría de los que circulaban en hora punta estaban abarrotados.
La incidencia de la huelga en el tráfico, al menos en el urbano, fue moderada. Más coches de lo habitual, eso sí, y colas aún más largas en los habituales puntos conflictivos, como en la Avenida de Andalucía en ambos sentidos, o en el trayecto que discurre del Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso hasta el Paseo de los Curas en dirección Centro.
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Seguramente, el hecho de que, finalmente, la esperada lluvia descargara de noche y el lunes amaneciera soleado jugó a favor de evitar un caos mayor. El ir y venir de ciclomotores fue una constante, evitando así que se pongan más coches en circulación, como hubiera sido el caso en un día de agua.
El motivo de la huelga, convocada por UGT y CCOO, es exigir la jubilación anticipada de los conductores, mediante la aplicación de coeficientes reductores que tengan en cuenta la penosidad y peligrosidad de la profesión. En el caso de la EMT ya se aplican medidas encaminadas a una jubilación anticipada, aunque los sindicatos demandan un compromiso mayor.
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