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Por la mañana, por la tarde, de madrugada... Tomarse una pizza recién horneada a cualquier hora del día ya es posible en Málaga. El vending, tan extendido ya con expendedoras automáticas de refrescos, café o chocolatinas, llega también a este plato, con Málaga como lugar de estreno a nivel nacional. Lo hace de la mano de Jean Daniel Hagolle, propietario de la pizzería Pizzorro ubicada en Campanillas y que desde hace unos meses complementa su oferta con un dispensador de pizzas que está operativo las 24 horas del día. «Hemos sido los primeros del país en implantar este sistema, que comenzó en Francia y que poco a poco se va extendiendo con 750 máquinas repartidas por todo el mundo», explica Hagolle, quien asegura que las pizzas que salen del expendedor tienen la misma calidad y sabor que las que se sirven en el establecimiento. «Elaboramos cada día las pizzas de forma artesanal, con productos locales y frescos en nuestra cocina, y luego las ponemos a disposición de nuestros clientes de forma automática, para que puedan adquirirla recién hecha en menos de tres minutos. Es el mismo producto. No es como un vending de café; la máquina no hace la pizza, sólo la hornea», afirma este empresario.
El sistema es sencillo, como el de cualquier máquina de este tipo. Las pizzas preparadas son introducidas en las habituales cajas de cartón y colocadas en una cámara frigorífica con capacidad para 70 unidades. Cada pizza tiene su masa precocinada y encima sus ingredientes frescos sin cocinar. El ordenador administra de forma automática las existencias, sus fechas de caducidad y los parámetros de cocción de cada una.
Desde la pantalla táctil, el cliente puede elegir entre una amplia variedad de pizzas. En este caso, ofrece una carta de 12 tipos, con un precio que oscila entre los 5,9 y los 8 euros. Además, puede optar por llevársela tal cual para calentarla en casa o bien horneada para tomar en el momento. En este caso, la bandeja automática extrae la pizza seleccionada y la coloca frente al horno, levanta la tapa y la introduce para su cocción. Durante este proceso dentro del horno la pizza esta elevada de la base para que también se cocine la masa. A los tres minutos, ya está en manos del cliente, que puede pagar en efectivo o con tarjeta.
«Es la fusión de la tradición de la pizza artesanal con la tecnología», destaca Hagolle, que a través de su compañía Cignus-Vending tiene los derechos para la distribución de esta máquina en España. Tras la puesta en marcha en su propio negocio en Campanillas, ya han seguido sus pasos un establecimiento en Guipúzcoa y otro en Gerona. De momento, las tres primeras máquinas van anexas a su respectivo local, pero dado que apenas ocupa 5 metros cuadrados también ofrece la posibilidad de ubicarlas en otros puntos de la ciudad.
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