El Pimpi Florida anuncia su reapertura

Las numerosas restricciones de movilidad y aforo, unido a la imposibilidad de consumir en barra, han afectado especialmente a este negocio de hostelería ubicado junto a la plaza de las Cuatro Esquinas, en El Palo, ya que su reducido tamaño y ausencia de mesas es su seña de identidad.

Los propietarios de esta tradicional taberna han anunciado que volverá a abrir sus puertas el próximo miércoles 3 de noviembre con la misma esencia y filosofía que siempre ha tenido, esto es, con pescado, marisco y mucha copla. A pesar de que ya no hay restricciones, durante las dos primeras semanas abrirán con reserva previa para tantear al público, y después ya lo harán con normalidad.

El propietario del negocio, Pablo López, adelanta que el único cambio que introducirán será el horario. En esta nueva etapa, El Pimpi Florida abrirá de 20.30 a 2 horas, lo que supondrá media hora más de fiesta para los clientes. «Estábamos deseando que llegara este día», confiesa. Mientras llega el primer día, aprovecharán para ponerlo todo en orden y pintar el local para que esté presentable.

El Pimpi Florida lleva 19 meses cerrado. Sus reducidas dimensiones -un pequeño pasillo de apenas 30 metros cuadrados- y la imposibilidad de utilizar la barra han hecho imposible que abriera durante la pandemia. Y más porque sus responsables no estaban dispuestos a cambiar la filosofía ni la forma de trabajar. La última vez que abrieron sus puertas fue el 14 de marzo de 2020, ya que al día siguiente se decretó el Estado de Alarma en todo el país.

López lleva preparando la reapertura desde el pasado mes de marzo, justo cuando cumplieron un año de cierre, aunque las restricciones que se le han impuesto a la hostelería desde entonces lo han retrasado aún más. En aquella fecha decidió pintar la fachada del establecimiento para recordar a sus clientes y amigos que El Pimpi Florida no había desaparecido. «La cantidad de clientes y amigos que nos escribieron entonces fue increíble», recuerda.

La fama de este negocio no responde en absoluto a sus comodidades. En este minúsculo local abierto hace 69 años se apretujaban antes de la pandemia cientos de personas que hacían cola casi desde una hora antes de la apertura. El establecimiento no tiene terraza y suena la música a todo volumen, pero es todo un referente del mundo de la noche en la ciudad.

Pablo López forma parte de la tercera generación de empresarios al frente del negocio. El Pimpi Florida lo abrió su abuelo, Gregorio López, y posteriormente pasó a manos de su padre, Jesús López. Para el reestreno contará con todo el equipo al completo: su tía Rosa Mari y Sora en la cocina; José Ferreira, su mano derecha, y él en la barra, y Manuel Ferreira reforzará durante los fines de semana.

Pablo lleva allí desde los 15 años. Como no le gustaba estudiar, su padre le metió en el negocio y en él sigue. Y en él seguirá, aunque para ello haya tenido que esperar a que pase una pandemia.