El pequeño comercio despierta del confinamiento: «Tenía clientes esperando en la puerta»
Nuevas tiendas deciden subir la persiana durante el segundo día de la fase cero en el Centro y en los barrios
Como una pesada dinamo a la que le cuesta coger velocidad, el pequeño comercio de Málaga avanza con paso lento pero firme en la reapertura ... de nuevos negocios tanto en el Centro como en los barrios. Durante el segundo día de la fase 0 de desescalada unas pocas tiendas han decidido levantar la persiana para tomar el pulso de la ciudad. A diferencia de ayer lunes, diferentes negocios montaron una especie de mostrador en la puerta para atender a los clientes desde la calle y así evitar la entrada al interior de los establecimientos.
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Calzados Hinojosa es uno de los que se ha estrenado en esta nueva fase. Alberto Hinojosa explica que habían ido a la tienda con la intención de limpiar pero que al llegar ya se encontraron clientes esperando. «La gente está desesperada; necesita comprar algo más que comida», explica. Desde que ha levantado la persiana, el goteo de clientes es continuo y por eso han puesto en marcha estrictas medidas de seguridad. Para ellos se han comprado unas viseras que les cubren la cara; para los clientes han habilitado guantes y sólo permiten la entrada de uno en uno. Aunque pese a todo será complicado recuperar la normalidad. «Le hemos pedido a los proveedores que no nos manden más producto porque tenemos el almacén cargado», señala.
En la misma zona, María Camba aprovecha para limpiar su negocio, Auca, una pequeña tienda de moda y complementos en la calle San Juan. «Estoy ordenando todo porque quiero abrir la semana que viene», avanza. En su caso confiesa que no lo ha hecho esta semana porque es complicado organizar un sistema de cita previa para sólo una semana. «Si el lunes ya podemos abrir con cierta normalidad, prefiero esperar». Y pese a todo se muestra optimista: «Espero que podamos empezar con fuerza; vamos a darle mucha alegría a la calle».
Un poco más adelante, en la calle Cinterías, Rosa Rodríguez atiende bajo cita en su negocio de confección Entrecosturas. Acudió ayer por primera vez a ordenar la tienda y hoy con la intención de recibir a los primeros clientes, pero lamenta que no hay nadie en la calle. «El panorama es desolador; no sé cómo vamos a salir de esta», confiesa. Explica que ella lleva más de diez años en el Centro y que su negocio funcionaba bien pero ahora se le ha caído todo encima. «Nada será igual», augura.
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