Un grupo de indigentes vuelve a acampar en la playa de los Baños del Carmen de Málaga

Efectivamente, según pudo comprobar este periódico, ayer por la mañana había al menos dos asentamientos diferentes –y a distancia entre ellos– de indigentes en los terrenos. En uno de los grupos, dos hombres jugaban a backgammon sobre una mesa improvisada y conversaban con un tercero, que confesó que había pasado la mayor parte del confinamiento entre este paraje y el castillo de Gibralfaro, aunque ahora vivía en una habitación de un piso okupado.

«Aquí en la playa te olvidas del tema del coronavirus», comentó uno de los jugadores, que estaba viviendo entre los eucaliptos desde hace cinco días. Aunque preferiría dormir bajo techo, es estos momentos no tiene otro sitio adonde ir: «Cuando viene la policía le pido que me ayude a encontrar una habitación, pero está muy difícil». Saca algo de dinero con trabajos esporádicos, buscando chatarra o ayudando en algunas obras. «Me busco la vida, algún trabajillo siempre cae». A su vez, el visitante se ofreció directamente como pintor o para hacer mudanzas.

En la entrada al recinto, al poco de descender por la rampa, también aparece una furgoneta camperizada muy antigua, cuyos moradores han delimitado una especie de 'terraza' delantera. Otro vecino explica que al parecer está averiada –la luna delantera aparece hecha añicos– y no se puede mover de allí si no es con una grúa.

Adolfo García Gálvez, histórico miembro de la asociación vecinal de Pedregalejo, denuncia que se están produciendo otra vez «conatos de okupación, que los vecinos tememos que se conviertan en el asentamiento masivo que hubo en 2012». Por ello, reclama a Costas y a la Subdelegación del Gobierno –los terrenos son ya de titularidad del Estado– más medidas de limpieza y control. «Ahora que está abierto al ciudadano se ve desangelado», incide, y advierte de que ya la semana pasada hubo una intervención de la Policía Local que desalojó a gente que estaba durmiendo allí, algo que la ley prohíbe al tratarse del dominio público marítimo-terrestre.

«Los vecinos de la zona ya están hartos del descontrol y de los botellones, y el proyecto del nuevo parque va a tardar. Mientras llega, Costas y el Ayuntamiento tienen que tomar medidas de seguridad, lo que pedimos es muy razonable, en el estado en el que está espanta a los ciudadanos«. García Gálvez añade que ya han informado por escrito a la Demarcación de Costas de este y otros problemas, tales como la necesidad de podar los árboles y de la entrada de vehículos particulares en la zona del restaurante.