Málaga quiere prohibir el uso de cachimbas en parques y entornos escolares

«En lo que haga una persona en un establecimiento privado no podemos entrar, pero venimos detectando con preocupación cómo avanza esa moda de fumar cachimbas porque, con independencia de que lleven tabaco o no, se fomenta entre los menores el hábito de echársela a la boca y expulsar el humo», argumenta el concejal del ramo, Luis Verde, quien explica que en esta iniciativa no está tan relacionada con el riesgo de contagio del Covid-19 por compartir la boquilla, aunque también, si no por una cuestión de concienciación sobre ciertas pautas sociales.

En este camino, el Consistorio va de la mano de la Agrupación de Desarrollo de Prevención de Adicciones, que incluye las cachimbas en el listado de sustancias nocivas. Según este colectivo, la mitad de los adolescentes de la provincia fuman 'shishas' de forma habitual.

La decisión política de prohibir las cachimbas en zonas donde haya menores está tomada en la Casona del Parque, aunque antes de dar el paso está pendiente del informe de los servicios jurídicos municipales ya que, como remarca Verde, existe «un vacío legal». La normativa vigente, recogida en la Ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo, prohíbe vender o entregar a menores de 18 años productos del tabaco, así como cualquier otro producto que le imite e induzca a fumar», por lo que no está permitida la venta de cachimbas a menores, incluso en el supuesto de que no contengan tabaco.

Pero nada dice de su consumo, de ahí que la última palabra antes de iniciar los trámites para modificar la Ordenanza de Convivencia Ciudadana la tendrán los servicios jurídicos. «Es un proceso largo porque quedan esos resquicios legales, pero en la medida de lo posible vamos a intentar ser muy restrictivos a la hora de acotar espacios libres de consumo», resalta el edil, poniendo el acento en que el de Málaga sería «el primer ayuntamiento a nivel nacional en dotar a la Policía Local de una herramienta para controlarlo».

¿Cuál sería la distancia? Aún es pronto para concretarlo, aunque Verde estima que unos 100 metros en zonas abiertas y apuesta por prohibir el acceso incluso en parques vallados, como el de Huelin, ya que en su interior hay áreas de juegos infantiles, zonas deportivas y espacios peatonales. «Ya se verá hasta qué punto podemos llegar», apunta.