Luces y sombras de la Feria de Málaga
La eliminación del botellón en el Centro es el gran acierto de 2025, pero hay muchos retos. Los protagonistas coinciden en que la Semana Grande está en un periodo de redefinición que pasa por la recuperación de la identidad malagueña en el real y, sobre todo, en el casco antiguo
«Una feria en desarrollo». ¿Cómo es posible que nuestra Semana Grande, que hunde sus raíces en la conquista de la ciudad por los Reyes ... Católicos, se encuentre aún en pleno proceso de redefinición? La frase es del presidente de los hosteleros malagueños (Mahos), Javier Frutos, y se refiere a la Feria del Centro, que tras haberse convertido durante muchos años en un escenario de descamisados, comas etílicos y desenfreno, con la eliminación del botellón ahora recorre el camino inverso y vuelve a su esencia, la que generó el caldo de cultivo para que naciera en los ochenta como una fiesta amable de comerciantes, farolillos, familias y pandas de verdiales. «Hay que apostar por la identidad malagueña», dice Frutos en relación a este escenario ferial (y también al real). Hay luces y sombras en la edición de la Feria de Málaga de 2025, como en todo. La conversación pública malagueña es exigente, consigo misma y con sus festejos y el debate está servido. Pero queda claro que es una fiesta en transición.
Publicidad
El acierto de 2025 culmina el trabajo del Ayuntamiento durante años: la eliminación del botellón en el Centro. Así lo asegura la concejala de Fiestas, Teresa Porras: «Antes se obviaba lo que nadie quería ver, el botellón. Hemos conseguido el objetivo de eliminarlo y tenemos un ambiente más familiar y más nuestro en el Centro hasta las seis de la tarde, con verdiales». Recuerda Porras que esta Feria tiene tres escenarios: el entorno de La Malagueta con los toros, el Centro Histórico y el Real de Cortijo de Torres, que, sin duda, es el recinto por el que se apostó estratégicamente hace años dada sus evidentes comodidades y la fruta ha caído madura. Sólo un dato: a los espectáculos musicales y artísticos organizados por el Ayuntamiento en el corazón de la ciudad han acudido 282.900 personas, 2.200 menos que el año pasado; mientras que a los actos del Cortijo de Torres han acudido 294.626 (+23%). No son cifras globales de asistencia a ambos espacios, sino sólo a los eventos de uno y otro lugar. El real ha ganado la partida, sobre todo a lomos de una Feria del Centro que entró hace años en una deriva que va camino de ser solo un recuerdo incómodo.
El botellón
Frutos reconoce el acierto de quitar el botellón: «La Feria del Centro, de dos años para acá, al quitar el botellón y llevarlo al real, ha ganado imagen, que antes, en zonas puntuales, no era la más adecuada».
Pese a todo, los hosteleros piden que, en lugar de acabar a las seis de la tarde puedan hacerlo a las siete y extender a más calles y plazas las charangas, verdiales y actuaciones, impulsando la identidad malagueña y la gastronomía local. Ahora, según Frutos, se vive un periodo incierto, de redefinición o de vuelta a las esencias, pero hay que pisar el acelerador en ese sentido. «La Feria del Centro es la seña de identidad, todo el mundo reclama más actividades en la calle, ha habido un ambiente sano, ha sido una feria divertida, pero hay que dotar de más ambiente a las plazas con más charangas, coros, pandas de verdiales». El presidente de los hosteleros dice que ha habido una diferencia de facturación de hasta un 30% a la baja «donde no hay animación».
Publicidad
Sobre la hora de más que pide Frutos, Porras es clara: «Yo tengo que exponer lo que se le complica la vida a la ciudad», además de recordar que los vecinos del Centro también «viven allí». Harían falta muchos más policías locales y efectivos de limpieza, «tenemos tres ferias», insiste, y hay que «pensar en todos».
Que el real ha experimentado un auge en los últimos años está claro. Es el mejor momento, sin duda, de su historia (se inauguró en 1998), pero ya hay señales que apuntan a que será necesaria una política de descongestión más pronto que tarde. Algunos días (el festivo que ha caído en fiestas en 2025, y las jornadas punta) ha habido colas de una hora para entrar en las casetas, el servicio de taxis no daba abasto para atender a los malagueños que querían volver a casa y los precios de los VTC se ha disparado en los trayectos a partir de cinco kilómetros. (80 euros para ir y 130 para volver). La EMT ha movido a 1,5 millones de personas. El problema de movilidad es evidente y las quejas se han vertido en redes sociales, con el metro trabajando a pleno rendimiento también. La edil ha pedido generosidad a los taxistas para llegar a acuerdos que permitan dar el servicio que el colectivo no puede asumir al estar desbordado.
Publicidad
Descongestión del real
De hecho, Frutos no cree que se esté dejando morir a la Feria del Centro, pero sí le faltan cosas: podría descongestionarse el Real de Cortijo de Torres si se llega a más calles del casco antiguo y hay más plazas con música, cree. Lo mismo dice el empresario de una caseta del Cortijo de Torres que prefiere no desvelar su nombre: «Hay más afluencia al real, se ha consolidado; en el Centro ha habido muy buen ambiente, pero se podrían organizar más actividades ahí para descongestionar el real» los días con mayor afluencia allí, además de subir la hora de cierre en el corazón de la capital a las ocho, pedir más decoración y una mayor apuesta gastronómica provincial, por ejemplo de Sabor a Málaga. Los descamisados comienzan a ser un recuerdo borroso en el imaginario colectivo de los malagueños.
La oposición cree que se han eliminado muchas actividades de la Feria del Centro. Esa seña identitaria de la fiesta «se encuentra en riesgo de desaparición», además de afirmar que es «escaparate turístico y un negocio privado», explica el portavoz municipal del PSOE, Daniel Pérez. La portavoz de Con Málaga, Toni Morillas, señala la movilidad colapsada y los precios prohibitivos como problemas, aunque reconoce que hay «resistencia a la pérdida de identidad» por parte de la ciudadanía, mientras que el líder municipal de Vox, Antonio Alcázar, converge con los socialistas en el «abandono» de la Feria del Centro.
Publicidad
Porras dice que ahora, cuando llegue septiembre, tendrán que sentarse los protagonistas y hablar, pero considera «reconducida» la Feria del Centro, «cada vez hay más gente ahí y en el real», donde se ve a cada vez más caballistas, por ejemplo, aunque lo de subir una hora en el Centro es muy difícil. «Habrá que hablarlo y consensuarlo», dice, abierta al diálogo para culminar la redefinición del fenómeno festivo local, aunque no está por la labor.
Una caseta sin alcohol
Hosteleros y responsables de casetas familiares han pedido una caseta sin alcohol para jóvenes, lo que se plantea la propia Porras (este año quedó desierto el concurso), aunque han solicitado que no se permita la entrada a menores de 18 no acompañados a partir de las dos de la madrugada después de que las casetas familiares se quejasen de que se las ingeniaban para hacerse con alcohol con el riesgo de que les cerraran el espacio 48 horas (los menores de 18 no podían entrar en las casetas de la zona de la Juventud y se dirigían a estos recintos alternativos para beber). «Si hay que modificar la ordenanza, no me niego siempre que sea para mejorar», reseña Porras. Hay otra derivada: algunos responsables de casetas han destacado que, pese al derecho de admisión, al no poder impedirse la entrada a nadie, algunos cacos han hecho su agosto con los móviles y las carteras.
Publicidad
El presidente de la Federación Malagueña de Peñas La Alcazaba, Manuel Curtido, reconoce que el auge del real es muy importante y la afluencia al Centro ha bajado, destaca la necesidad de que haya muchos más urinarios en el real (lo que también han pedido hosteleros y responsables de casetas), reclama que las peñas puedan usar sus casetas todo el año y rechaza que se amplíe una hora la fiesta en el centro.
Los altos precios de la comida y la bebida, la seguridad, la limpieza, el nivel de los artistas que han participado en los conciertos o la mayor o menor presencia de caballistas son otros temas polémicos de 2025, los habituales en una fiesta que se pregunta, después de varios siglos, qué quiere ser de mayor, aunque el camino parece trazado.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión