Calle Larios: el reencuentro
Después de una prolongada ausencia, resulta jubiloso volver a ver el rostro del ser querido. Como sabemos, es posible sentir afecto por objetos inanimados: en ... ellos queda impregnada la memoria de los tiempos felices, y de aquellos que no lo fueron tanto. Por ello, el reencuentro con calle Larios resulta emocionante y nos arranca una sonrisa, una vez retirados los elementos que la ocultaban. Y es que en calle Larios se han escenificado nuestras alegrías y nuestros llantos, nuestras protestas y nuestros festejos; ha presenciado desfiles y exposiciones, manifestaciones de dolor y de reivindicación, cabalgatas de Reyes y procesiones de Jueves Santo. Aquí nos fotografiaron nuestros padres y también nosotros a nuestros hijos. Por ello, al margen de su belleza serena y de la armonía de sus proporciones, se trata de un lugar deseado que nos proporciona algo de equilibrio en un entorno en continuo cambio. Celebremos pues su vuelta.
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