Jon Valera, delante de la estatua de Teodoro Reding, en La Malagueta. Ñito Salas
La Granizada

Jon Valera: «Antonio Banderas sería un buen candidato a una recreación histórica en el futuro»

Presidente de la Asociación Histórico-Cultural Teodoro Reding, este «perseguidor de sueños» está inmerso en la refundación en Málaga del Club Mickey, cuyo origen se remonta a 1935

Sábado, 2 de agosto 2025, 00:24

Estudió Comunicación Audiovisual y amplió su formación en locución y doblaje. Vive con pasión la historia y preside desde 2008 la Asociación Histórico-Cultural Teodoro ... Reding de Málaga con la que recrea batallas y da vida a personajes. ¿Sus temáticas favoritas de Playmobil? El Oeste y el siglo XIX, sobre todo las referencias victorianas y todo lo que tenga que ver con soldados del periodo napoleónico. La pandemia le obligó a cerrar la tienda 'La Caja de los Click' en El Perchel y ahora está en un momento de reinvención porque «el sector juguetero está muy mal». Tras cortar amarras con Playmobil, trabaja en un negocio 'on line' para vender ahora productos Disney. No solo eso, junto a su mujer llevan en paralelo 'mickeymanía', una comunidad en redes sociales de 11.000 personas. Ambos, apasionados de la animación, han investigado sobre el vínculo de Málaga y Disney hasta el punto de refundar la Asociación Club Mickey, que nació en la capital en 1935.

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–Jon no es un nombre muy malaguita…

–No, no lo es. Cuando nací, mi padre quería ponerme Juan, pero mi madre decía que ya había muchos en la familia, así que decidieron ponerlo en otra lengua de España. Expusieron todas las versiones y la que más les gustó fue la vasca, que coincide con el irlandés.

–Usted no se conforma con contar batallitas, le gusta recrearlas…

–Va relacionado con mi formación en cine y locución. Observé que la gente a la hora de aprender historia la considera una materia árida y como cursé el Máster de Profesorado pensé que se podía enseñar de otra forma. Me gustan las series y las películas históricas y un día vi por la tele una recreación de la batalla de Bailén y pensé: Esto lo podemos hacer nosotros. Es como sacar un museo a la calle. Puedes ver cómo eran las prendas de la época, tocar los utensilios, los sombreros, los fusiles… todo lo hemos ido investigando para reconstruirlo fielmente. Creo que es la mejor forma de que la gente se haga una idea de cómo pudo ser la vida hace 200 años.

–No imagino su fondo de armario con infinidad de trajes de época...

–¡Madre mía! Mi mujer me pregunta que cómo lo hacemos, que ya con la ropa de diario queda poco espacio. Es complicado, porque no solo son perchas con trajes, también son sombreros y un montón de accesorios. Además, tenemos un muchos mickeys porque coleccionamos Funko Pop con figuras de Walt Disney. Menos mal que ahora disponemos de un cuarto libre para guardar todo eso.

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–¿También es peleón en la vida real?

–Tengo mucho tesón. Poner una estatua de Teodoro Reding en Málaga requirió enfrentarse a muchos obstáculos. Hubo momentos en que algunos querían abandonar y les dije que no podíamos echarnos atrás. Me planté en Suiza en mi viaje de novios, desviándome de la ruta programada, solo para hablar con un descendiente de Reding e involucrarlo en el proyecto. Así conseguí el último importe que faltaba, un cheque de 10.000 euros. El coste total fue de 30.000 euros, más IVA. En el Ayuntamiento me dijeron que habíamos sido la única asociación que se había propuesto hacer una escultura y lo había conseguido después de una década.

–¿Por qué ese empeño en que quien fuera gobernador de Málaga a principios del siglo XIX, Teodoro Reding, tuviera una escultura en la ciudad?

–Porque fue un héroe nacional olvidado y también un dirigente ejemplar. Estuvo muy poco tiempo como gobernador de Málaga (entre 1806 y 1808), pero en ese periodo intentó contener epidemias, evitar inundaciones y mejorar la ciudad. Fue el primero que acometió una obra en el Guadalmedina para que no se desbordase el cauce e inundase la Trinidad y El Perchel, porque eso conllevaba que la población enfermara. Son muchísimas mejoras que llevó a cabo en el plano político, económico, social y urbanístico que trazaron los planes para una Málaga más moderna. Un militar humanista, que comía y dormía con sus soldados. Fue una buena persona y un buen dirigente que debía tener su homenaje perpetuo como ejemplo en el que fijarnos.

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–¿Algún candidato contemporáneo que mereciera una recreación histórica en el futuro?

–Es complicado, pero quizá Antonio Banderas, que ha traído mucho bueno a Málaga y que ha conseguido su sueño.

–¿Qué episodio borraría de la historia?

–No creo que haya que borrar ninguno; todos nos hacen aprender.

–¿No hubo nadie que se echara las manos a la cabeza cuando decidió meterse en estos líos?

–Quizá mis padres, pero ellos saben de mi pasión por la historia y siempre me han apoyado en todo lo que he emprendido. Es cierto que lo hacemos por amor al arte. Perseguimos un sueño que conlleva involucrar a muchas personas y no solo de Málaga. En la última recreación del intento de defensa de Málaga frente a los franceses vinieron grupos de Polonia e Irlanda.

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–¿Cómo se organiza la recreación de un episodio histórico para que no sea un caos?

–Elegimos el hecho histórico y diseñamos un plan de batalla. Como pertenecemos a la Asociación Napoleónica Española, lanzamos una convocatoria con lo que queremos hacer y lo que necesitamos: tropas españolas, napoleónicas, civiles… También, tramitamos los permisos en el Ayuntamiento y la Subdelegación del Gobierno para usar salvas, y organizamos rutas para recaudar fondos que financien la pólvora, comida y transporte de los participantes. Puede llegar a costar 4.000 euros.

–¿Y compensa tanto esfuerzo?

–Sarna con gusto no pica (risas).

–¿Qué queda de aquel niño marcado por el Fort Glory que le regalaron los Reyes Magos?

–Me trae muy buenos recuerdos. Jugábamos en el suelo, mezclando historias, usando la imaginación. Eso se está perdiendo. Hoy los niños nacen casi con el móvil en la mano y eso me preocupa.

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–Dice que es un perseguidor de sueños, ¿detrás de cuál está ahora?

–He cumplido muchos, pero tengo un trabajo duro por delante con la reestructuración de la tienda, que es nuestra forma de vida. Y en ese sentido, me gustaría lograr un poco de estabilidad. No obstante, con la nueva asociación, el Club Mickey, tenemos muchas ideas. Lo más inmediato es poner una placa en la calle San Lorenzo, donde en 1935 se fundó el primer club. Es solo el comienzo de muchas cosas.

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