Javier Romero: «Los padres deben buscar el equilibrio entre el abandono y la sobreprotección de los adolescentes»
Los progenitores deben estar cercanos, pero permitiendo que sus hijos desarrollen su crecimiento de identidad dice este experto
A veces es tan contraproducente lo mucho como lo poco. Eso es lo que dice el director de la unidad de salud mental del Hospital ... Clínico Virgen de la Victoria, Javier Romero, en referencia a la necesidad de que los padres busquen el equilibrio entre el abandono y la sobreprotección de sus hijos adolescentes. Este psiquiatra considera que los progenitores deben estar cercanos, pero dejando que sus hijos desarrollen su crecimiento de identidad. El doctor Romero señala que la pérdida de rutina provocada por la pandemia es una de las causas del aumento de los trastornos psíquicos en la adolescencia, aunque matiza que ese hecho ya empezó a darse antes de la llegada del Covid.
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–¿A qué se debe el aumento de ingresos hospitalarios de adolescentes con trastornos psíquicos?
–Si se refiere a los del Hospital Clínico Virgen de la Victoria hay que precisar que tenemos asignado el 11 por ciento de la población andaluza en materia de salud mental, es decir, más de un millón de habitantes. Es una dimensión brutal, porque nos corresponde atender en temas de psiquiatría a los pacientes del Hospital Costa del Sol de Marbella. A eso se unen los recursos escasos que tenemos en el Clínico. Por eso, se notan mucho más los ingresos de los adolescentes y se da una sensación más amplificada de la situación. Es verdad que hay una mayor problemática de la que había antes de la pandemia, pero hay que tranquilizar un poco para frenar la alarma entre los padres.
–Pero independientemente de ese gran volumen de población adscrita al Clínico en salud mental, está constatado un incremento de problemas psíquicos entre los jóvenes.
–La situación se ha acentuado con la llegada del Covid, pero es algo que empezó a producirse antes de la pandemia con una subida de la demanda asistencial. Con el coronavirus ha aumentado más ese pico de casos.
–¿Qué mejoras necesita su servicio en materia de salud mental infanto-juvenil?
–Necesitamos tiempo para poder atender al adolescente y a su familia en las unidades de salud mental comunitaria y eso supone más profesionales. Tenemos una ratio muy baja en Andalucía, y en particular en nuestra unidad de gestión clínica, de psicólogos y de psiquiatras. Por otro lado, para la atención a las crisis necesitamos espacios adecuados que den contención y cuidados y que nos permitan trabajar con mayor intensidad en ese proceso y no caer en la pura vigilancia. La dirección del hospital está apostando por ese tema. Esperamos que podamos disponer de ello pronto.
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«La pérdida de la rutina con la pandemia es una de las causas del aumento de los trastornos psíquicos»
–Aparte de la influencia que ha tenido la pandemia, ¿hay alguna explicación científica de ese aumento de trastornos?
–Hace unos 10 años hubo en Estados Unidos un pico de casos parecido al que tenemos en España. Hubo una mezcla de problemas socioeconómicos y de temas sociales y familiares. En ese sentido, se detectaron familias muy sobreprotectoras, un hecho que limitaba mucho la autonomía de los adolescentes. Hay que analizar y separar cada caso. No es lo mismo un chico que se infligen cortes que otro que se atiborra de pastillas. En España, el apartado social guarda relación con el Covid y con una situación de incertidumbre muy alta por los estudios, ya que parece que las salidas laborales no son tan gratificantes. Ese hecho está influyendo desde hace años. En el lado familiar es posible que haya una excesiva protección. Eso nos lleva a que tenemos que trabajar más con las familias.
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–O sea, que es tan contraproducente que los padres se despreocupen de los hijos como querer protegerlos en exceso, ¿verdad?
–La adolescencia es un proceso nuevo de andar en la vida y de crecimiento personal muy intenso, tanto físico como emocional. Los padres deben estar cercanos, pero permitiendo que sus hijos desarrollen su crecimiento de identidad. Ese equilibro es complicado. Entre el abandono y la sobreprotección hay que buscar un equilibrio para ayudar a un mejor crecimiento personal. Eso significa promoción y prevención para lograr una estructura más sana.
–¿De qué modo ha influido la pandemia en la acentuación de los trastornos psíquicos en la adolescencia?
–En ese asunto quedan muchas respuestas por encontrar. Una de las causas ha sido la pérdida de la rutina de salir con las amistades, del estudio y del trabajo. También ha influido no contactar de forma presencial con los amigos, algo que es fundamental a esas edades. Además, ha estado la incertidumbre sobre el futuro y la preocupación que la pandemia causaba en las familias.
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–¿Hay algún tipo de predisposición para sufrir esas alteraciones mentales? Lo digo porque no es un hecho que afecte todos los adolescentes.
–La adolescencia es una época de mayor tensión en todos los sentidos. Hay chicos más frágiles que tienen cicatrices mal curadas por distintos motivos que han podido ser traumáticos. También hay que tener en cuenta la genética y la epigenética. La crianza en los primeros años de vida tiene mucha importancia en el desarrollo madurativo.
«Hay chicos más frágiles que tienen cicatrices mal curadas por motivos que han podido ser traumáticos»
–¿Qué tipo de terapia o tratamiento se da a los chicos con los trastornos mentales que están al alza ahora?
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–De lo que se trata es de trabajar bien la crisis que sufren los pacientes para que la superen, salgan reforzados y estén mejor que antes. Para ello, hay que trabajar tanto con los adolescentes afectados como con sus padres. Hay que dejar claro que la adolescencia es la etapa de la vida con menor prevalencia de problemas de salud mental. Es la población más sana. Aunque las situaciones son muy llamativas y ha habido un aumento de casos, no es el rango de edad con más enfermedad mental. No tenemos una adolescencia enfermiza.
–¿Colaboran las familias en ese proceso de ayuda que se ofrece a los adolescentes cuando sufren una crisis?
–Lo primero que hay que hacer es no culpabilizar a los padres, que ya sienten culpables y creen que han fallado en algo en la crianza de sus hijos. Además, hay que intentar que el proceso de acompañamiento de los padres sean el más adecuado posible a la situación de sus hijos. Creo que hay que trabajar más con los padres, porque si no se sienten muy abandonados. Para ellos es algo muy preocupante. Por eso hay que tranquilizarlos y acompañarlos.
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–¿Influye el consumo de drogas y alcohol en la aparición de problemas psiquiátricos entre los jóvenes?
–Cualquier tipo de sustancia tóxica produce una respuesta emocional mental y la amplifica. Si un adolescente está muy triste o con rabia, el consumo de droga puede aumentar el nivel emocional que sufre en ese momento y desencadenar algún trastorno mental que estaba oculto.
–¿Quiere usted añadir algo en esta entrevista?
–Quiero mandar un mensaje de tranquilidad a las familias. No estamos en una situación tan dramática como puede parecer.
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