La Inspección de Trabajo da de alta en la Seguridad Social a repartidores de Glovo

Las oficinas de la empresa en la capital malagueña recibieron una inspección de trabajo entre marzo y abril del año pasado, según los datos recabados por SUR. En aquel acto, los inspectores recabaron información de todos los «colaboradores», «riders» o «glovers», como la empresa los denomina. Varios meses después, desde principios de año se está produciendo un goteo paulatino de notificaciones a las personas que estaban en ese listado, y que según las fuentes consultadas podrían llegar a ser unos 200. «La Seguridad Social nos está dando de alta en el Régimen General desde el primer día en que entramos a trabajar porque ha considerado que somos falsos autónomos». Así lo explica José González, uno de los afectados. En su vida laboral aparece ya reflejado casi un año cotizado a cargo de esta compañía.

La situación ha generado mucha incertidumbre en el colectivo, que se queja de la falta de información: «Ahora mismo estoy a la vez en la Seguridad Social y de autónomo para la misma empresa, no sé cómo se puede estar de esa forma». Los trabajadores, de momento, están siguiendo la recomendación de sus gestores, y permanecen a la espera de novedades. Según expertos en Derecho Laboral consultados, lo más probable es que la entidad recurrirá y, por último, acudirá a los tribunales. «No sabemos dónde estamos, nadie nos explica nada y estamos en una indefensión completa». De momento, continúan facturando como autónomos, igual que hasta ahora, para poder tener ingresos. Los trabajadores se sienten atemorizados por su precaria situación legal, y temen que Hacienda incluso les pueda reclamar por haber estado cotizando por las dos vías en paralelo (por cuenta propia y como asalariados a la vez).

Málaga no es el primer caso. A finales de diciembre, los colaboradores de Glovo en Valencia fueron considerados asalariados a juicio de la Inspección, según el sindicato CC OO, que presentó una denuncia ante la autoridad laboral. Con anterioridad, en julio de 2018 se produjo una situación idéntica en Zaragoza, donde los inspectores consideraron que los más de 300 «glovers» de aquella ciudad eran falsos autónomos y reclamó a la empresa cerca de 400.000 euros en atrasos de la Seguridad Social.

En cambio, un juzgado de Madrid dio la razón a Glovo en septiembre del año pasado, en una sentencia que rechazó que uno de sus colaboradores fuera un falso autónomo. Al determinar que no existía relación laboral, el fallo desestimó la demanda de despido.