El 'flex living': ¿un subterfugio para viviendas turísticas?

Uno de los ejemplos más recientes de la proliferación de los negocios de 'flex living' está en la torre que dominará el proyecto urbanístico que ocupará el vacío que ha dejado la demolición de la antigua cochera de Portillo, en la avenida de Velázquez. Como informó SUR el pasado domingo, la promotora de esta operación, Cela Properties, planea habilitar esa torre (en la que el planeamiento urbanístico permite realizar un hotel u oficinas) unos alojamientos que se basan en lo que se conoce como 'apartahotel' y que están pensados para dar respuesta con unos precios y plazos más asequibles a aquellas personas que necesitan establecerse en un lugar durante un periodo de semanas o meses.

Fuentes cercanas a Cela Properties han asegurado que no van a ser apartamentos turísticos, sino que están pensados para jóvenes de entre 25 y 45 años con empleos de alta cualificación y cierto poder adquisitivo, lo que viene a denominarse como 'nómadas digitales'. Algo similar al proyecto que el grupo Moraval ha planteado en un suelo para hotel que compró al Ayuntamiento junto a las torres del litoral oeste para habilitar una especie de 'apartahotel' con 360 habitaciones con cocina, y a los 105 alojamientos temporales con zonas comunes que está construyendo el Parque Tecnológico en la calle Severo Ochoa, frente al espacio The Green Lemon, para dar cabida a los trabajadores de la tecnópolis que necesitan un lugar para vivir durante un periodo de corto de tiempo.

En Portillo, sus promotores han estimado que la torre de planta baja más 13 prevista en la fachada del proyecto hacia la avenida de Velázquez podría dar cabida a unos 150 apartamentos de 'flex living', en estudios de uno y dos dormitorios. Desde Cela Properties consideran que la escalada en el precio de los alquileres en Málaga genera una coyuntura en la que pueden tener éxito este tipo de negocios de arrendamientos de corta duración. En ellos también han puesto sus ojos otras promotoras como es el caso de Nuovit Homes, que va a construir un proyecto de 180 alojamientos de 'flex living' en el solar que ha dejado el derribo del hotel Los Álamos en Torremolinos.

No obstante, la ausencia de una regulación específica sobre este modelo de alojamiento genera dudas respecto a su implantación. En la teoría, el 'flex living' es un modelo de alquiler flexible y sin compromisos a largo plazo en el que se permite elegir la duración de la estancia, desde unas semanas hasta varios meses, sin tener que firmar contratos largos ni pagar fianzas elevadas. Estos alojamientos suelen incluir servicios de limpieza, mantenimiento, wifi, suministros y seguridad. Además, ofrecen zonas comunes como salas de estar, cocinas, terrazas o gimnasios.

Pero sigue sin estar claro cuáles son los límites para su encaje a nivel legal y urbanístico. Así lo considera Mar Alcázar, abogada responsable de la sección de alojamientos turísticos del Colegio de Abogados, quien reclama a las administraciones públicas una regulación sobre este modelo de arrendamientos temporales para que no se conviertan en un subterfugio destinado a alquileres vacacionales. «No existe una normativa específica para estas figuras de 'flex living', ni tampoco existe jurisprudencia, por lo que es necesario crear normas y controles para que este modelo de arrendamientos no termine siendo turístico», señala Alcázar.

En el caso de los suelos de Portillo y Torre del Río, estos apartamentos se van a construir en suelos ya calificados urbanísticamente para un uso hotelero, pero ¿qué pasa cuando se implementan en un edificio o un terreno residencial? Para Mar Alcázar, la ausencia de una regulación específica para estos modelos de alquiler puede derivar en un uso diferente al concepto con el que se están anunciando los proyectos.

«Habría que establecer mecanismos legales para que los usuarios de estos alojamientos tengan que justificar que se trata de una estancia temporal por trabajo u otro motivo, sin que constituya un asentamiento residencial prolongado, ya que entonces tendría que someterse a lo establecido en la Ley de Arrendamientos Urbanos», apunta esta experta. En su opinión, este tipo de negocios deberían exigir una estancia mínima de dos meses, ya que el decreto de la Junta que regula los pisos turísticos desde 2016 señala que pueden considerarse como tales aquellos que se alquilen por un periodo de hasta esos 60 días.

Sin embargo, el concepto de 'flex living' ofrece la posibilidad de ocupar un alojamiento por semanas, lo que abre la puerta a un posible uso turístico de ese apartamento que eludiría los controles establecidos por la Junta y algunos ayuntamientos para los alquileres vacacionales. «Tendría que haber una labor inspectora para controlar todo eso, y ver qué es lo que se anuncia en las plataformas de alquileres turísticos, que se controle de algún modo que el alquiler se necesita para una estancia residencial temporal, no por turismo», insiste Mar Alcázar, quien confía en que el Ayuntamiento de Málaga tome nota y apruebe cuanto antes una modificación del PGOU que tenga en cuenta estos nuevos conceptos.