Las familias exigen que se cumpla la promesa de un nuevo colegio en Intelhorce
Padres, alumnos y profesores se concentran a las puertas del centro, que fue clausurado en septiembre de 2019 por defectos estructurales
Este es el quinto curso en el que los estudiantes del CEIP Intelhorce no pueden entrar en el que fuera su colegio. En el curso ... 2019/20 ya no se utilizó y a principios de curso se notificó a las familias que los alumnos debían ser escolarizados en un centro cercano, El Tarajal, por los defectos estructurales del edificio.
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Aunque hay ya un proyecto redactado y la consejera de Educación, Patricia del Pozo, anunció en marzo pasado que antes de que finalizara el año 2023 las obras estarían licitadas con el objetivo de que los alumnos y profesores regresan a su centro para el curso 2025/26, nada de esto se ha producido hasta el momento.
De esta manera, la paciencia de las familias «se ha agotado», decía una madre a las puertas del centro, donde padres, madres, alumnos y profesores se han concentrado para manifestar su protesta por esta situación.
Han permanecido en la calle durante media hora. Han recibido el apoyo de sindicatos de educación como Comisiones Obreras y USTEA y de políticos, con los portavoces municipales del PSOE, Dani Pérez, y de Con Málaga, Toni Morillas. A las 9,30, los niños y niñas han subido a los autobuses escolares que les esperaban para trasladarlos al colegio El Tarajal, su centro de acogida.
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Los trabajos previstos en el colegio de Infantil y Primaria Intelhorce consistirán en la demolición de los dos edificios que componen el centro y su sustitución por nuevas y modernas infraestructuras en la misma parcela. Esta actuación, con un presupuesto que supera los 3 millones de euros, permitirá la creación de 225 puestos escolares de estas enseñanzas.
Menos alumnos
Pero esta situación está provocando el colegio esté perdiendo alumnado. Así, cuando se cerró en septiembre de 2019 eran 105 alumnos matriculados, y ahora apenas son 70. «Es una pena», decía Inmaculada García, madre de una niña en cuarto de Primaria. «Mi hija ya no va a ver el nuevo colegio, y lo peor es que no deja de perder alumnos, porque los padres ya se desesperan de esta situación». Isabel acude a la concentración acompañada de sus cuatro nietos. Los padres trabajan y ella se encarga de llevarlos y recogerlos del autobús. Dice sentirse «apenada», porque sus hijos estudiaron en el Intelhorce, «el colegio de la barriada, que sentimos como nuestro».
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Josué, alumno de quinto de Primaria, se reúne en la puerta del colegio con Thiago y Angelo, que están en cuarto. Algunos son familia, primos segundos, y los chicos coinciden en el deseo de que se construya cuanto antes su colegio. Dicen que en El Tarajal no están bien, que no pueden ir al patio a la misma hora que el resto de compañeros o que para el almuerzo se les ha habilitado un porche donde se han puesto unos toldos y «donde pasamos frío», denuncian los chavales.
Rafael Molina es otro de los padres que se ha pasado por la concentración. Leo, en tercero de Primaria, es el tercer hermano que pasa por este colegio. «El mayor entró en el mismo curso que fueron desalojados, el mediano ya no vio el colegio y este (Leo) me parece que tampoco», lamenta el padre. Rafael dice que «hemos confiado en la palabra de las autoridades, por lo que hemos estado esperando antes de tomar medidas de presión. Pero la situación no puede continuar así; el colegio se está desangrando, cada vez con menos alumnos, y nuestros hijos no están en El Tarajal en las mejores condiciones, necesitan su colegio», afirmó.
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El nuevo colegio tiene ya el proyecto redactado y en marzo del año pasado, cuando la consejera lo presentó en un acto en Málaga, solo quedaba por realizar un estudio geotécnico del terreno y la previsión era licitar las obras antes de final de 2023. El colegio tendrá en principio una línea (clase) de Intantil y una de Primaria. En previsión de que en el futuro pueda incrementarse la demanda de plazas escolares, se reservan casi 500 metros cuadrados por si fuera necesario ampliar los espacios.
Asimismo, el nuevo edificio incorporará placas solares fotovoltaicas para la producción de energía eléctrica, en línea con el objetivo de conseguir edificios docentes más sostenibles y reducir el coste energético de los mismos. También dispondrá de un novedoso sistema de ventilación natural para garantizar la calidad del aire interior, diseñado por la Agencia Pública Andaluza de Educación. Este se compondrá, en cada una de las aulas, de ventanas automatizadas y un sensor de CO2 que determinará el nivel a partir del cual se activará su apertura.
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