Ediles de Málaga al borde de un ataque de nervios electoral

Así que en la época que vivimos, en la que cuentan las jornadas para las elecciones municipales como si arrancaran las hojas del calendario hasta el día D, los pasillos cuentan mucho de la procesión que levan por dentro, aunque esta semana pasada hubiese más pasilleo en Fitur. Por cierto, en la feria de turismo de Madrid post-covid ha sido muy comentada, y para bien, la puesta de largo del popular Jacobo Florido. Hasta el jefe ha dicho que está muy contento. Y eso es una raya en el agua.

Florido, que entró siendo el chico Bendodo, con una cartera de consolación como Recursos Humanos, ha conseguido en estos años hacerse un hueco al lado del alcalde. Como crezca cada concejal al lado del veterano regidor es un asunto que se le escapa al partido, y suele estar cimentado en méritos propios y en conexión personal. De la Torre lo premió con la cartera de Turismo a un año vista de las elecciones, abril de 2022, pero Florido, que ya estaba bregado en el área de la Diputación, ha sabido ganarse su sitio.

Pero a lo que íbamos. «¿Señor seré yo?», que parecen preguntar con sus caritas los ediles estos días. No olviden ustedes que estos señores y señoras se juegan el curro. Así, sin ambages. Esto en el caso del PP y del PSOE, porque Podemos y Ciudadanos están en otra singladura mucho más difícil: conseguir que la placa que anuncia su partido en la segunda planta del Ayuntamiento siga donde está más allá del mes de mayo. La confluencia de Izquierda Unida también estaría en esta tesitura, pero se agarran, dicen, a su tradicional suelo electoral en Málaga y a sus militantes de toda la vida, que muchos les agradecen que no vayan junto a Podemos por aquello de sentirse «avasallados» por el partido morado, como decía el otro día un histórico. Lo mismo se mueve entre los de Nicolás Sguiglia, el feeling con el que al principio eran compis atraviesa un punto de no retorno. Que vayan juntos a las elecciones sería un milagro, y ellos no creen en Dios.

En el PSOE se siguen moviendo en la clave orgánica, aunque el candidato a la Alcaldía, también secretario provincial Dani Pérez, es decir arte y parte, podría dar la sorpresa con un fichaje de número dos, que siempre será una mujer porque los socialistas se autoimponen las listas cremallera. Por lo demás, las agrupaciones socialistas de las ciudad tienen mucho tirón y ponen y quitan concejales; de hecho los de ahora son todos una representación de ese sistema de poder distribuido.

En el PP casi todos juegan a repetir menos José del Río, que se jubila y ya ha dejado claro que este es su último mandato; Raúl López, que sigue estando en la cuerda floja y que el partido intentará por todos los medios que no esté en la lista aunque el alcalde lo adora; o Susana Carillo, que podría volver al mundo de la empresa, aunque si quisiera quedarse le buscarían acomodo. En la picota está quién será el número dos, de lo que el alcalde tiene mucho que decir, y si habrá entrada de independientes como le gusta a De la Torre para demostrar que abre las puertas para que entre aire fresco, aunque lo cierto es que sus presuntos fichajes estrellas nunca acaban siendo de relumbrón.