La desalobradora de El Atabal cumple 20 años con los retos de su ampliación y de tener una 'gemela'

La planta desalobradora, destinada a tratar aguas interiores, ya sean de embalse o de pozo, fue inaugurada en 2005. Fue la única obra que vio la luz del Plan hidrológico Nacional en la provincia y supuso una inversión de 56 millones de euros. Es titularidad de Acuamed, pero la gestiona Emasa, que está enfrascada en nuevos proyectos de mejora que podrían alcanzar los 30 millones de euros.

En el marco de las obras de sequía, se aumentó su capacidad de tratamiento un 12% con una inversión de 2,3 millones de euros por parte de la Junta de Andalucía. Ahora, los técnicos quisieran ampliar el proceso de ósmosis para ganar otro 10%. Hay que detallar un proyecto constructivo y cerrar la financiación.

Es la tercera planta de agua salobre del país y su ampliación pendiente fue incluida en las reuniones bilaterales Junta-Gobierno que tuvieron lugar durante la fase más dura de la última sequía. No se concretó financiación.

Las primeras obras sirvieron para ampliar los doce bastidores de ósmosis inversa, la reforma de las bombas de alimentación de segunda etapa, junto con sus motores y variadores de frecuencia, y la instalación de las tuberías y conexiones de las nuevas cajas de presión a los colectores de alimentación, rechazo y salida. Con estas obras se logró aumentar el caudal por bastidor hasta los 18,25 litros por segundo, por lo que el caudal total de la planta se sitúa ahora en 220 litros por segundo. Con las nuevas obras planteadas ahora por Emasa, la capacidad de la planta se puede ir por encima de los 240 litros por segundo.

En la primera fase, se instalaron 1.428 membranas de ósmosis inversa (9.828 hay ahora, frente a las 8.400 iniciales). También se sumaron 204 nuevas cajas de presión, 12 variadores de velocidad y otras 12 bombas 'Booster'.

La desalobradora trata las aguas salinizadas del pantano del Guadalhorce (unos 6 gramos de sal por litro). La diferencia con las desaladoras es que estas tratan agua marina (unos 40 gramos por litro).

En el Plan Hidrológico llegó a haber otro proyecto para eliminar los vertidos salinos al embalse del Guadalhorce, motivados por la presencia de manantiales situados en su cola como Meliones y Cañaveralejo. Se vio que con la desalobradora no era necesario actuar en el embalse, cuestión que por otra parte tampoco era sencilla.

Durante el último ciclo seco, el Atabal ha llegado a tratar aguas de muchísima más concentración salina en origen (conductividad), dado que el embalse ha duplicado estos niveles cuando las reservas estaban más bajas. El uso al alza de agua de pozos, normalmente con más dureza (cal), también ha obligado a las instalaciones a hacer un 'esfuerzo' extra. No en vano, Málaga tira cada vez más de los recursos subterráneos de Aljaima y Fahala (Cártama) y ultima la puesta en carga de los pozos del Bajo Guadalhorce. La suma de todas estas fuentes podría garantizar hasta dos tercios del abastecimiento de la ciudad, si bien siempre tienden a mezclarse con recursos convencionales para no sobreexplotar los acuíferos.

En resumen, la planta de El Atabal ha robustecido el sistema de abastecimiento urbano de una ciudad que vivía con el sambenito del agua de mala calidad. En estos años ha permitido utilizar caudales equivalentes a cinco años de consumo. Con una potabilizadora convencional, no se podrían haber utilizado.

El tratamiento con ozono es otro elemento que se ha incorporado en los últimos años a la planta. Se quiere ampliar el sistema de generación y dosificación. La idea es ampliar un sistema recién implantado y que está dando muy buenos resultados según la empresa de abastecimiento.

La IDAS se añadió en su día a las instalaciones de potabilización preexistentes. El conjunto tiene una capacidad de tratamiento de 2500 litros/segundo (normalmente el agua que se inyecta en la red de la ciudad oscila entre los 1.500 y los 1.650).

Ahora mismo, el Atabal puede producir 11 kilogramos de ozono por hora. Además de capacidad de higienizar el agua, el uso de ozono aumenta la duración de las membranas de ósmosis para la desalación (que son un elemento caro), bajan el uso de químicos en el tratamiento, disminuye la corrosión y atascos en tuberías y mejora el sabor general del agua.

El sistema de tratamiento de la desalobradora es la ósmosis inversa. Actualmente el rechazo es de un 20% .

Las analíticas de laboratorio compartidas diariamente por Emasa dan unos niveles de conductividad y dureza mucho mejores que las del resto de aguas del grifo de la provincia. En este caso, la dureza siempre suele estar por debajo de los 100 miligramos por litro (el agua es considerada blanda por encima de los 150) y la salinidad, en entornos de 400-500 microsiemens por centímetro ( el tope sanitario son 2.500).

Otro proyecto pendiente es construir una 'gemela' a la de El Atabal en la planta potabilizadora de Pilones, junto al PTA, con vocación de servicio metropolitano y al Valle del Guadalhorce. Sin embargo, aún está en fase de primeros estudios técnicos.