Depuradora del Guadalhorce. SUR

La depuradora del Guadalhorce presenta exceso de nutrientes: qué son y para qué bajarlos

Las normativas de tratamiento de aguas residuales son cada vez más exigentes y obligan a afinar mucho los procesos para favorecer, incluso, el uso indirecto de estos recursos en caso de sequía

Jueves, 10 de julio 2025, 00:28

Es la gran digestora de las aguas residuales que genera una ciudad como Málaga. Y no sólo. También trata volúmenes procedentes de Torremolinos y Alhaurín ... de la Torre. La depuradora del Guadalhorce es la más grande de la capital. Le siguen la del Peñón del Cuervo y la muy reducida de Olías. Es la responsable de devolver el agua residual al medio con garantías sanitarias. Eso y de asegurar otra serie de procesos relacionados con el reciclaje, el medio ambiente y la economía circular. Y es que los avances tecnológicos y el endurecimiento de las normativas convierten a estas instalaciones en poco menos que biorrefinerías.

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Historia

La planta ha estado sometida en sus 33 años de vida a continuas mejoras. Y ahora el problema que se plantea es el derivado de los nutrientes. Sí, puede sonar extraño en este contexto el término. Hablamos de fósforo y nitrógeno que, si bien son claves para producir fertilizantes o abonos, también son un problema en exceso. Empeoran el medio ambiente y contribuyen a la eutrofización: un proceso descontrolado de proliferación de algas y plantas.

El contrato

Emasa, la empresa de aguas, acaba de sacar a concurso un estudio para activar la eliminación de dichos nutrientes. Y cabe recordar por ejemplo que sobre el terciario de esta depuradora hay proyectos para llevar agua regenerada a jardines, parques y golf y se plantea, por ejemplo, la modificación del punto de vertido en el río Guadalhorce para la recarga de acuíferos. Así que la calidad del efluente ha de ser óptima. El plazo de los trabajos es de seis meses y su presupuesto ronda los 50.000 euros.

Capacidad

LA EDAR trata unos 53 hectómetros cúbicos de agua residual al año y el vertido anual de unos 51. Cada año, se retiran 1.854 toneladas de sólidos y se producen unos 2 hm3 de agua regenerada, que, hasta ahora, va destinada a enfriar la central de ciclo combinado de Campanillas. Todos estos proceso producen biogás a partir de la materia orgánica y esto se traduce en casi 53.000 MWh generados. De hecho, Emasa lo usa como autoconsumo y lo inyecta en red.

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El total de lodos producidos al año es de 18.275 toneladas, que se quedan en la cuarta parte una vez concluido el proceso de secado. Tras él quedan una especie de 'galletas' compactas que están abiertas a usos como el agrícola.

La planta del Guadalhorce inició un funcionamiento embrionario en 1992. Hubo sucesivas mejoras y ampliaciones. Y una lucha frenética contra el hedor que desprendía y que tantas molestias causaba (aún lo hace, aunque en menor medida) a vecinos y comerciantes. Se hicieron intervenciones de calado en cuanto al secado térmico y mecánico de los lodos generados. Y en 2010 se puso en marcha el tratamiento terciario y la ultrafiltración.

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Mejoras

Los avances más recientes fueron la puesta en marcha de una estación de aguas de tormenta en pretratamiento con la idea de impedir entradas de sólidos, por un lado, y, por otro, una serie de mejoras en las líneas de fango.

Son hasta diez los procesos principales a los que se somete el agua residual: pretratamiento (se tamizan y filtran sólidos y se actúa contra el gran quebradero de cabeza de las toallitas); decantación primaria (el agua se frena unas dos horas y los sólidos caen al fondo); reactores biológicos (bacterias y microorganismos digieren la materia orgánica, por simplificar); decantación secundaria; tratamiento terciario (depuración adicional, que, como se ha dicho, favorece nuevos usos); ultrafiltración (filtros de unas pocas micras que pasan por unas membranas especiales para su tratamiento); espesamiento; digestión (se elimina gran parte de la materia orgánica de los lodos para reducir su volumen y empieza la producción del reseñado biogás); deshidratación, y secado térmico.

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Simulación

Lo que quiere estudiar Emasa ahora, mediante simulaciones, es cómo bajar los niveles de nutrientes. Por el ecosistema fluvial, por cumplimiento con las normativas europeas, por aumentar la reutilización de aguas residuales, por recargar acuíferos y por beneficios técnicos y económicos.

Como es de suponer, el laboratorio es capital en una instalación de estas características. Y para ello se realizan todo tipo de mediciones y analíticas con diferentes cadencias. Las diarias, por ejemplo, miden parámentros como el PH (acidez), conductividad (sal) o el nivel de contaminación orgánica y total. Pero, con otras frecuencias, se miden todo tipo de parámetros (grasas, aceites, químicos, metales...)

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