Comienzan las obras para recuperar una joya del barroco en el Centro de Málaga tras un año de parón
La Diputación Provincial inicia la rehabilitación del Palacio de Valdeflores una vez que han concluido los trabajos de reurbanización de la calle Carretería
Una de las joyas barrocas más desconocidas del Centro de Málaga brillará con luz propia en los próximos años. Se trata del Palacio de Valdeflores, ... levantado a mediados del siglo XVIII y que debe su nombre a Luis José Velázquez de Angulo y Cruzado (Málaga, 1722-1772), quien además de ser el segundo marqués de Valdeflores, fue un prolífico arqueólogo, historiador y escritor. El edificio, ubicado en el número 60 de la calle Carretería, es propiedad de la Diputación Provincial, que hace más de cinco años inició los trámites para rehabilitarlo. Sin embargo, es ahora cuando han empezado las obras para poner en valor esta construcción que desde finales de los años ochenta albergó el Servicio Provincial de la Mujer, ubicado ahora en la sede central del ente supramunicipal, junto al paseo marítimo de Poniente.
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Tras un año de parón obligado por las obras de reurbanización de la calle Carretería que ha acometido el Ayuntamiento, la Diputación ha podido iniciar los primeros trabajos de recuperación del edificio, aunque la entrada y salida de obreros y materiales se está produciendo por la puerta trasera, hacia la calle Muro de las Catalinas, para no perjudicar el aspecto de la renovada Carretería.
Estas obras fueron adjudicadas a finales de 2022 a la empresa Alberto Rodríguez Blanco Restauración Monumentos, con un presupuesto de 1.288.981 euros. Sin embargo, la empresa contratada en este caso por la Diputación ha entrado en liquidación y, según ha podido conocer SUR, ha sido absorbida por la sociedad Trycsa Técnicas Para la Restauración y Construcciones, con sede en Valladolid, que es la que finalmente está realizando las obras, con un plazo de ejecución de un año. Así, todo apunta a que podrían estar concluidas para el primer trimestre de 2025.
La actuación que ha comenzado, y que incluye la recuperación de las pinturas murales de la fachada de este palacete barroco, ha sido proyectada por el arquitecto Rafael Salas y tuvo que adaptarse para no afectar a los restos arqueológicos encontrados en el inmueble, en concreto un tramo de la muralla islámica y del colector del siglo XVIII. De ahí que la delegación de la Consejería de Cultura pidiera que se llevara a cabo una vigilancia arqueológica durante los trabajos.
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Si no surgen demoras, en un año, el palacete habrá recuperado su primitivo esplendor y quedará listo para un uso que todavía no está totalmente decidido. La intención inicial era que volviera a albergar el Área de Igualdad y Participación Ciudadana de la Diputación, y el Servicio Provincial de la Mujer. No obstante, las limitaciones al tráfico impuestas en la calle Carretería tras su reforma, para darle un carácter más peatonal, ponen en duda esa previsión, ya que ahora es más complicado el acceso al inmueble. El equipo de gobierno que preside Francisco Salado tiene un año por delante para concretar el destino que esta construcción, para la que no se descarta un uso cultural, según fuentes consultadas.
Historia vinculada a un personaje singular
El palacete tiene su origen en la singular historia del segundo marqués de Valdeflores, que fue miembro de la Real Academia de Historia; participó en las excavaciones del yacimiento de Cártama; escribió sobre los orígenes de la poesía castellana, los anales de la nación española hasta la llegada de los romanos o sobre los alfabetos prerromanos; y, por encargo del marqués de la Ensenada, recorrió el país durante tres años para recopilar la historia monumental de la Península. Dejó huella con sus obras, pero en Málaga también lo hizo con este edificio levantado a mediados del siglo XVIII y adosado a la antigua muralla de la ciudad.
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De estilo barroco, el palacio fue explotado por el marquesado como una posada con caballerizas. Posteriormente tuvo otro propietario, pero no hay registros. Sí los hay para corroborar su uso como residencia cuando en 1895 fue comparado por la condesa de Albarede, que le hizo varias reformas de calado.
Casi un siglo después (1985) y tras pasar por varias manos, este edificio tan valioso como desconocido por los malagueños fue adquirido y restaurado por la Diputación, que ahora lo volverá a reparar para recuperar su esencia original, para lo que suprimirá los dos ventanales en forma de ojo de buey que fueron abiertos en la última reforma en 1987.
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En el interior, se van a restaurar los arcos de medio punto apoyados en seis columnas de mármol cuya conservación no es precisamente óptima. En mucho mejor estado se encuentran las pinturas al óleo en uno de los techos de la primera planta firmadas por José Fernández de Alvarado (discípulo de Muñoz Degrain y Moreno Carbonero), al igual que ocurre con la cubierta del patio y la carpintería interior, con una de las pocas cristaleras con ventanas de guillotina que se conservan en el Centro Histórico de Málaga.
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