El Ayuntamiento de Málaga sólo consume electricidad de fuentes renovables

Pues bien, Teresa Porras, la concejala de Servicios Operativos, que es la que lleva el asunto de los suministros y los servicios en estos inmuebles, explicaba, como punto de partida, que la energía que se utiliza en el Ayuntamiento (en todas sus sedes) proviene 100% de fuentes renovables. En concreto, y profundizando después de la sesión de Medio Ambiente, el Consistorio tiene cinco lotes para suministro de energía, uno de Endesa (del 25%, todo certificado de energías renovables por contrato). Este contrato es del mercado libre de la energía. También cuenta con otros cuatro lotes, del mercado regulado por el Gobierno, que hasta la fecha ha estado en manos de Nexus y Watium, que siendo renovable por un año, han declinado seguir prestando el servicio a causa de la fuerte subida del precio de la electricidad, ya que el Ayuntamiento había conseguido unos precios muy competitivos. Por eso, el área de Servicios Operativos hará uso de la central de compras de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y contratarán con Gas Natural, la suministradora, mientras sacan el próximo pliego para estos menesteres.

Explicaba Porras que se había realizado una auditoría en la casa consistorial, de la que se había derivado que se podía mejorar la eficiencia energética si se cambiaba toda la carpintería del edificio, es decir las ventanas. Véase que el inmueble de Fernando Guerrero Strachan y Manuel Rivera Vera tiene las mismas de hace casi un siglo, el que cumple el 11 de abril de 2019, fecha en la que se inauguró el inmueble. Ni que decir tiene que el edificio se hizo a conciencia, no como muchas obras actuales que a los tres días tienen goteras y desperfectos, y así en los ocho años que tardó en erigirse quedaron para la posteridad los múltiples ventanales que aún luce. Que sí, que han salido buenos, pero que ya están desvencijados, y las termitas ya han hecho mella en ellos después de toda una centuria de vicisitudes y de aguantar la madera invierno tras verano. Porque las cosas no son eternas. Un millón de euros cuesta la broma, que está a la espera de presupuesto. Hayotro plan para mejorar la eficiencia energética del edificio, une estudio sobre luces y climatización, que está en ejecución y que pretende que la Casona esté más compensada en sus temperaturas:en inviernos fríos, el tiempo es glaciar en los pasillos;y calor propio de chimenea en las estancias. Que eso de contar con diez décadas de anarquía energética da para mucho.