Luis Felipe Romero muestra la vivienda de la que tuvo que huir el 11 de septiembre de 2000. Salvador Salas

25 años del corrimiento de tierras de Montegolf en Málaga: «Aquel día se nos rompió la vida»

Un cuarto de siglo después del suceso todavía no se han construido las nuevas viviendas que prometió el Ayuntamiento en el sector de La Platera

Jesús Hinojosa

Málaga

Jueves, 11 de septiembre 2025, 00:39

«Fue como un terremoto de gran magnitud, se abrieron las paredes y el suelo». Así recuerda Luis Felipe Romero el sobresalto que lo sacó ... de la cama pasadas las cuatro de la mañana del 11 de septiembre del año 2000. Esa madrugada, un corrimiento de tierras obligó a las 29 familias de la urbanización Montegolf, al norte de El Candado, a abandonar sus viviendas precipitadamente. Este jueves se cumplen 25 años de aquel suceso, y los vecinos de esta urbanización construida a finales de los años ochenta siguen todavía residiendo en una veintena de las casas que permanecieron en pie, a la espera de que se cumpla la promesa del Ayuntamiento de realojarlos en unas nuevas viviendas previstas dentro del proyecto urbanístico de La Platera.

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Luis Felipe Romero compró la casa justo cinco meses antes del corrimiento, del que todavía no se han determinado con exactitud las causas. Desde un primer momento se achacó a la construcción de las viviendas sobre unas minas de yeso, pero también se culpó al Gobierno central por las obras de construcción de la cercana autovía oriental. Los procedimientos judiciales que se abrieron no derivaron en indemnización alguna para los afectados, que tampoco tuvieron compensaciones económicas por parte de sus respectivos seguros.

La única fortuna que les quedó fue poder salvar sus vidas, que quedaron marcadas para siempre. «Mi casa me costó 25 millones de pesetas y ahí sigue, tapiada para que no entren okupas», recuerda Luis Felipe, que estuvo diez años viviendo con sus suegros hasta que pudo trasladarse con su mujer y dos hijos a un nuevo hogar. «Esto te marca, cambió mi vida para siempre», afirma.

Romero, profesor de la Universidad de Málaga e hijo del que fuera secretario del Ayuntamiento Federico Romero, recuerda que uno de los primeros en llegar a la zona, a las siete de la mañana, fue un Paco de la Torre que apenas llevaba cuatro meses como alcalde. «La carretera de acceso a la urbanización quedó invadida por las tierras, así que los Bomberos tuvieron muchas dificultades para acceder. No sé cómo lo hizo, pero el alcalde llegó el primero», relata.

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Tres de las viviendas afectadas tuvieron que ser derribadas y otras dos quedaron muy deterioradas. Actualmente son media decena las desalojadas, porque algunos hijos de los propietarios de entonces se han decidido a regresar con tal de encontrar un hogar, pese al miedo que les provoca que se pueda repetir aquel suceso. A sus 73 años, Antonio Méndez reside todavía en la zona. Pudo volver a su casa al año y medio, y asegura haberse acostumbrado. «Nos vamos adaptando. Lo más duro es la inseguridad de que tienes una casa que no vale nada y que está llamada a desaparecer», apunta.

Su hija Irene tenía 11 años cuando pasó. «Hemos tenido muchas pesadillas, no ha sido fácil», recuerda esta vecina, que admite que no esperaba que tardara tanto en hacerse realidad la promesa que les hizo el alcalde en 2003 de que se construirían una nuevas viviendas para el realojo de los afectados. «La esperanza de que nos realojen ya se va perdiendo», añade Rafael Barbudo, uno de los vecinos que ya no pudo volver porque su casa fue una de las demolidas. «Aquel día se nos rompió la vida, y todos nuestros proyectos se echaron por tierra», recuerda a sus 65 años. Todavía sigue viviendo con un alquiler que ha tenido que sobrellevar en las últimas dos décadas con el pago de la hipoteca de una casa que no existe. «No hemos tenido indemnización alguna, todavía seguimos esperando una respuesta», insiste.

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El inicio de las obras del proyecto de La Platera está pendiente de que la promotora entregue a Urbanismo el diseño de la urbanización

Las viviendas para realojar a los afectados se realizarán en el borde sur del proyecto residencial de La Platera, cuya ordenación se ha adaptado en los últimos años para evitar espacios que, por sus condiciones naturales, son menos seguros a la hora de llevar a cabo la cimentación de las construcciones previstas.

Esta operación urbanística supone la ejecución de unas 400 viviendas adosadas en suelos situados entre la fábrica de cemento de La Araña y la urbanización de El Candado, ocupando los terrenos existentes a ambos lados del trazado inicial de la ronda este. Detrás de este proyecto está la actual empresa propietaria de la fábrica de cementos de La Araña, Votoratim. En el plan se mantiene la construcción de las viviendas para realojar a los afectados de Montegolf. No obstante, todavía tienen que transcurrir varios años para su definitiva materialización.

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Antonio Méndez muestra las grietas de la zona trasera de una de las casas que están deshabitadas. Salvador Salas

El Ayuntamiento aprobó de forma definitiva el plan de ordenación de esta nueva urbanización el pasado mes de marzo, y el siguiente paso es la tramitación de los proyectos de urbanización y reparcelación, que ultima el estudio del arquitecto Ángel Asenjo. El de urbanización será presentado por la promotora ante la Gerencia de Urbanismo en breve, y el de reparcelación estará listo en unos dos meses.

En cualquier caso, son los últimos trámites para que puedan iniciarse las obras de transformación de un ámbito en el que los vecinos de Montegolf mantienen un acuerdo con la promotora malagueña Suba, sociedad perteneciente al holding Sinerba, para que les construya las 29 casas de la zona sur, la más próxima a la antigua carretera N-340, a cambio de que esta empresa pueda disponer de suelo en este sector, facilitado por el Consistorio, para un proyecto residencial que será «de tipología unifamiliar y con un diseño y equipamiento a la altura de la privilegiada localización de los terrenos», según han apuntado desde la promotora. Además, Suba asumirá la demolición de las casas que se vieron afectadas por el corrimiento de tierras para dar paso a una zona verde.

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Antes de la construcción de las viviendas y su cimentación deberá cumplirse el condicionante impuesto por la Junta de que un técnico competente deberá verificar 'in situ' las condiciones del terreno para adoptar «todas las medidas preventivas» previstas en los estudios ya realizados y las que, de manera adicional, considere ese profesional. Todo con tal de que no se repita aquel episodio que erosionó para siempre la trayectoria vital de los vecinos de Montegolf.

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