La alta demanda por la reactivación económica pone por las nubes el precio del pescado
El aumento de la actividad turística dispara los precios de numerosas especies, algunas de las cuales han duplicado el precio durante el verano
La alta ocupación que ha vivido la Costa del Sol durante los meses de verano también se ha notado en el mar. La elevada demanda ... de pescados y mariscos a consecuencia de la reactivación económica ha provocado un importante aumento de los precios de algunas de las variedades más típicas del litoral malagueño, algunas de las cuales han llegado a duplicar su precio.
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A tenor de los datos estadísticos publicados por el sistema de información andaluz de comercialización y producción pesquera (Idapes) de la Junta de Andalucía, variedades como la urta, el pargo o el sargo prácticamente cuestan el doble que a principios del verano. Por poner un ejemplo, la urta se paga en la lonja de Málaga a 39,5 euros/kilo, cuando en junio costaba 18,4 euros. De forma similar, el pargo se cotiza a 18,48 euros frente a los 6,65 euros de hace tres meses.
En dicho periodo también han sufrido un importante encarecimiento pescados como el atún rojo, los boquerones y el rodaballo; moluscos como la concha fina, la jibia o la sepia; y crustáceos como el bogavante, los langostinos o las cigalas. Entre estos últimos, destaca especialmente el caso de los langostinos, que durante las últimas subastas del pasado mes se pagaron de media a 95,04 euros/kilo frente a los 40 de junio.
Este sobrecoste lo han notado en toda la cadena de distribución, desde los propios pescadores hasta los consumidores finales. En primera instancia, el presidente de la Cofradía de Pescadores de Fuengirola, Juan Sánchez, reconoce que está siendo un buen verano para ellos porque el producto que ellos capturan «se está cotizando muy bien». La alta demanda por parte de restaurantes y clientes particulares, unido a la reducción de la oferta, sobre todo por las diferentes paradas biológicas –en mayo hubo para la pesca de arrastre y hasta principio de julio para las chirlas y coquinas– han provocado que el precio de muchos productos se ponga por las nubes. «No nos podemos quejar del precio al que nos están pagando este año el pescado», reconoce como parte interesada.
Este pescador, que lleva todo el verano faenando en la costa occidental de la provincia, confiesa que este año ha habido menos ejemplares disponible y eso se nota en las subastas, que son a la baja. No obstante, aunque el precio esté siendo más elevado que el pasado verano, señala que aún no son comparables a los que se llegaron a pagar el año antes de la pandemia.
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Otros mercados
En el mercado de Atarazanas, el elevado precio de las diferentes especies también suele colarse en algunas conversaciones. Manuel Belmán, responsable del puesto Belmán, uno de los más antiguos del recinto, añade dos nuevos elementos a la ecuación: el aumento de la demanda de otros mercados que compiten con España y los recientes problemas con Marruecos, que han encarecido los productos que llegan desde el país vecino. «El precio ha aumentado fundamentalmente en los pescados de escamas como el pargo, la urta o las corvinas», sostiene.
Al otro lado de la barra, los empresarios de playas también han notado dicho encarecimiento. El presidente de la Asociación de Empresarios de Playas de la Costa del Sol, Manuel Villafaina, añade que los pargos, lubinas y doradas también han costado más caras que otros años. Consciente de que los precios suelen estar más altos en verano porque hay más turismo y más demanda, apunta que lo habitual es que ese aumento no repercuta en los clientes. «Ese sobrecoste lo asume el empresario porque no puede estar cambiando los precios en las cartas», opina.
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