La nueva junta directiva de Nuevo Futuro, preparando el Rastrillo de este año.

«Nuevo Futuro tiene el calor familiar de siempre, pero se ha profesionalizado»

La ONG estrena ciclo con nueva presidenta y un cambio de lugar y fecha en su tradicional Rastrillo: la cita es en la plaza de toros del 15 al 19 de este mes

Ana Pérez-Bryan

Lunes, 12 de diciembre 2016, 00:37

Nada mejor que el símil de una gran familia para entender la historia de Nuevo Futuro en Málaga. Desde que diera sus primeros pasos en ... 1972, esta ONGde referencia que hunde sus raíces en todo el territorio nacional ha ido creciendo al latido de ese reto innato en cualquier hogar: dar calor y apoyo a los más pequeños de la casa, con la diferencia de que todos esos hijos criados en el seno de esta organización tuvieron la mala suerte de nacer en el sitio equivocado. O la buena de que en su camino se cruzara Nuevo Futuro, según se mire. Hoy, más de 40 años después, este proyecto solidario ha ido creciendo a la vez que lo hacían los cientos de chavales que han pasado por alguno de sus hogares.

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«El calor familiar es el mismo de siempre, la diferencia es que nos hemos profesionalizado». Así lo celebra, echando la vista atrás, la nueva presidenta de Nuevo Futuro, Ángela Fontana, que tomó las riendas de la organización el pasado mes de septiembre aunque lleva ahí «toda la vida». Lo dice en sentido literal, porque toma el testigo de manos de su madre, Carmen Barrionuevo, que inculcó en ella esa vocación de dar infancia a los que, por cuna, no la tienen. De hecho, Fontana recuerda aquellos años de niñez con su madre «rodeada siempre de papeles y proyectos de Nuevo Futuro en el salón de casa» o «saliendo corriendo en medio de la noche porque la necesitaban en alguno de los hogares». Hoy esa labor la hace Carmen desde la retaguardia, acompañada de otras figuras imprescindibles de aquellos años como Genoveva Vera: ambas siguen al pie del cañón porque Nuevo Futuro no entiende de jubilaciones, aunque ahora es el turno de la nueva generación.

Pero el cambio reciente en la junta directiva no es la única novedad en esta gran familia: su tradicional Rastrillo, la cita solidaria que desde hace 27 años abre el calendario prenavideño en Málaga, se muda de espacio y de fecha. Quizás muchos hayan echado de menos la tradición del Rastrillo de Nuevo Futuro en el Palacio de Ferias durante el puente de la Inmaculada, pero el cambio a la plaza de toros de La Malagueta y al 15 de diciembre (hasta el 19, ambos inclusive) responde a una razón de peso: «En el Palacio de Ferias llevábamos ya muchos años y allí hemos estado maravillosamente, pero era un hecho que hasta allí cada vez iba menos gente y que al mismo tiempo el centro de Málaga estaba cada vez más lleno», explica Fontana, convencida de que el traslado a la plaza de toros dará un impulso definitivo a la cita. El otro cambio, el de fechas, está motivado por la necesidad de aprovechar los recursos ya existentes, ya que el coso acaba de acoger la feria Sabor a Málaga y la Diputación le ha cedido toda la infraestructura para la instalación de los puestecillos, incluida la carpa y el sistema de iluminación, que han corrido a cargo de Espectáculos Mundo.

En ese nuevo escenario se ubicarán en unos días los cerca de 60 puestos que cada año dan un sabor único al Rastrillo de Nuevo Futuro, convertido en una fuente de financiación vital para un proyecto que también se alimenta de las cuotas de los socios pero sobre todo de la colaboración institucional. Es el caso de la Junta de Andalucía, que aporta 60 euros al día por niño: en la actualidad, la asociación acoge a 48 menores de entre 7 y 18 años en ocho pisos, a razón de seis chavales por hogar.

Allí crecen con todas las necesidades básicas cubiertas, no sólo en lo vital, también en lo educativo o lo emocional, porque la «profesionalización» a la que aludía Fontana tiene su reflejo en 49 especialistas, entre psicólogos y educadores, que atienden y asisten a los niños de la casa. Ese cambio en el perfil del que ayuda desde la primera línea le ha dado un impulso definitivo al proyecto: «Antes, el educador era la mujer o el hombre bueno que se dedicaban a la casa; y aunque hoy eso sigue aportando calor la diferencia con el profesional ha sido muy importante», reflexiona Fontana, que añade otro cambio básico cuando se refiere al perfil de los niños que se incorporan a las casas de Nuevo Futuro. «Antiguamente eran menores que tenían problemas importantísimos en sus casas y que carecían completamente de un ambiente familiar, pero hoy además de eso tiene un peso muy importante la violencia», lamenta la presidenta. Es decir, chavales que han crecido no sólo con la ausencia de ese calor familiar, sino que son incapaces de generar un sentimiento de confianza con su entorno «por la enorme mochila de carencias afectivas que arrastran», añade.

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Precisamente por eso, los miembros de Nuevo Futuro celebran como una auténtica fiesta los casos en los que el chaval es capaz de «romper con el círculo de la miseria» y llevar una vida normalizada en lo familiar y, sobre todo, en lo afectivo. Hay incluso experiencias de menores que, ya de adultos, se han convertido en colaboradores de la organización que les salvó. También de niños acogidos que han salido de su situación gracias a una formación académica que les garantiza un futuro estable: como ejemplo, hoy se forman en sus casas una enfermera, una azafata o un cocinero. «Cuando ves ese resultado te das cuenta de que todo el esfuerzo ha merecido la pena», aplaude la presidenta de Nuevo Futuro, feliz de que el mejor reconocimiento sea el de todos los que pasaron por los hogares «y siguen manteniendo el contacto con nosotros». Al fin y al cabo, son una gran familia.

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