Una mujer logra que le retiren la libertad condicional para volver a prisión con su esposa
Acudió al centro de inserción social, a la cárcel de la que había salido y al juez para pedirles entrar, e incluso cometió un delito leve para conseguirlo
Juan Cano
Miércoles, 18 de mayo 2016, 00:38
Su caso es, por extraño, como ese ejemplo que enseñan en las facultades de periodismo para explicar la noticia, el del hombre que muerde al ... perro, pero extrapolado al régimen penitenciario. La única mentira es que María no es María; el resto, por inverosímil que parezca, es completamente real. La historia de una presa que quiere seguir presa.
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Su lucha en los últimos meses ha sido distinta a la de cualquier otra reclusa, porque ella quería recorrer el camino inverso. Obtuvo una libertad condicional que no buscaba y desde que pisó la calle hizo todo lo que pudo por volver a la trena. Hasta delinquir. Y no pedía una cárcel cualquiera. Quería una de la provincia de Cádiz, donde su esposa cumple condena.
La historia de María arranca en octubre de 2015, cuando se le notificó la concesión de la libertad condicional. La mujer se desplazó de Cádiz a la capital malagueña, de donde es oriunda, para intentar rehacer su vida tras pasar un largo periodo entre rejas. Lo primero que hizo fue comunicar al Centro de Inserción Social (CIS) de Málaga encargado de controlar la remisión condicional el nombre del familiar que la iba a acoger en su domicilio. Pero la libertad no fue como ella había imaginado. Los problemas de convivencia no tardaron en aparecer y María se vio en la calle.
A mediados de febrero, se puso en contacto con el CIS de Málaga para contarle a los funcionarios que en el último mes había dormido en el albergue o en domicilios de conocidos. Los responsables del centro de inserción le ofrecieron, como recurso, gestionarle una plaza en una casa de acogida de Cáritas, pero la mujer la rechazó. Quería volver a la cárcel.
A finales de ese mes, María se presentó directamente en el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Málaga para entrevistarse con el magistrado y pedirle que le revocara la libertad condicional que le había concedido, una solicitud de la que apenas hay precedentes en los tribunales malagueños, según fuentes judiciales y penitenciarias.
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Mientras su expediente pasaba a la Fiscalía para estudiar su caso, María no se quedó quieta y viajó a la prisión gaditana donde estaba su pareja, que era además la última en la que ella había estado recluida, y se le ocurrió presentarse en la puerta diciendo que estaba en busca y captura. Logró ingresar en la cárcel, como ella quería, pero sólo le duró 24 horas, el tiempo que tardó el centro penitenciario en contactar con el juzgado y comprobar que María no tenía ningún requerimiento.
Hurto en un supermercado
Al verse de nuevo en la calle, María decidió entrar en un supermercado hurtar algunos artículos, «seguramente con la intención de que la pillaran y lograr que le revocaran la condicional», comenta una fuente conocedora del caso. Efectivamente, el vigilante de seguridad la sorprendió, pero la mujer no consiguió su objetivo y, tras pasar brevemente por una comisaría, volvió de nuevo a la calle. El juzgado la citó para un mes más tarde.
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No por mucho tiempo. Tras estudiar el expediente, la Fiscalía de Vigilancia Penitenciaria optó por apoyar la retirada de este beneficio argumentando que María no habría respetado las reglas de conducta impuestas, concretamente, la de informar al departamento de trabajo social sobre los cambios de domicilio, «llegando incluso a presentarse en el centro penitenciario, donde cumple condena su pareja, con la intención de ingresar en él», resume la resolución del juez de Vigilancia Penitenciaria, quien hace aproximadamente un mes acordó revocarle la libertad condicional. María ha vuelto, por fin, a la prisión de la que no quería salir, y ya se ha reencontrado con su esposa.
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