Zorrilla muestra el espacio donde debería ir el retrato del alcalde, tras la broma con el mismo, junto a Ramos

Una semana a la deriva

La 'operación sucesión' de De la Torre deja al descubierto la tirante relación de éste con su partido y con Ciudadanos. Carlos Conde, el «delfín arponado»

Pilar R. Quirós

Lunes, 9 de mayo 2016, 00:52

La Operación Tormenta en la Casona o sucesión de De la Torre levantó la semana pasada más polvareda que movimiento de tanques, amén de que ... el impulsor, el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, se quedó compuesto y sin candidato. Eso, de cara a la galería, es decir a los cansados votantes en las elecciones generales; pero entre bambalinas, además ese no rotundo ha ahondado aún más las tensas relaciones del alcalde de Málaga con su partido. Pero así son las oportunidades, o los barcos, a veces llegan a buen puerto, y otras veces no hay forma de arribar. Lo cierto es que el poco afecto que se profesan el presidente popular del PP en Málaga, Elías Bendodo, y De la Torre; no era extrapolable a la relación de éste último con Moreno Bonilla, que tildaban de afectuosa los que les veían en la intimidad. Parece que los propios ya le van poniendo otro adjetivo mucho menos benevolente.

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Aunque el regidor siga aferrado al poder apoyándose en el respaldo electoral de sus votantes, que le dejaron en minoría, 13 frente a 19 de la oposición; necesitado del apoyo de Ciudadanos, lo cierto es que la situación de falta de respaldo en la que le han dejado los suyos poniéndole en este envite ha sido el tema recurrente de conversación durante estos días. Para ser justos, flipaban mucho más con el episodio la oposición que los miembros de número del equipo de gobierno del PP, o al menos éstos últimos no lo exteriorizaban. Bueno, a excepción, del portavoz popular Mario Cortés, que al igual que la exalcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña; se sumó a hablar de la idoneidad del primer edil como cabeza de cartel para las generales por Málaga. Debe ser interesante (o preocupante) estar en el pellejo del supuesto protagonista y ver cómo le postulan a uno entre varios con más intención de apartarle de la Alcaldía que de posicionarle en puestos de salida al Congreso de los Diputados. Este asunto tiene un profundo estudio psicosociológico.

De la Torre y Cassá. La distancia crece

Fue también un número ver desde la barrera cómo el portavoz de Ciudadanos, Juan Cassá, recomendaba a su vez como alcaldable al concejal de Economía, Carlos Conde. Cuando se le preguntaba si es porque le veía capacidad de diálogo como al alcalde, decía sin ambages todo lo contrario: «El alcalde es una persona que tiene poco diálogo y está acostumbrado a las mayorías absolutas; creo que Carlos Conde gana en consenso». De Conde también dijo que «por sus formas es bueno para la institución (el Ayuntamiento)». Se ve que entre De la Torre y Cassá se ha ido creando una distancia insalvable, la misma que ha posibilitado que en un pleno el partido naranja se sume a reprobar al alcalde junto al resto de la oposición, y que cada vez que pueda le dé un vapuleo en público. De la Torre, sin embargo, se muestra más prudente, aunque a veces le conteste con sorna e ironía. En fin, que no hay vínculo. El noviazgo, que no matrimonio, podría peligrar. Ya se sabe que los seres humanos necesitamos, y más aún Cassá, cariño; y es más que obvio que el alcalde no se lo da. Cortés, ufano, decía que las relaciones son frías entre ambos. No se sabe dónde hay más frialdad.

Carlos Conde. El delfín arponado

Por cierto, el propio Conde bromeaba sin tapujos con el concejal de Ciudadanos Alejandro Carballo, sobre su designación naranja. El segundo le decía: «Anda, eh, el delfín». Y el primero le contestaba: «Sí, el delfín arponado», con toda la guasa del mundo. Ya se sabe que todo aquel que tenga ese alias en el Ayuntamiento de Málaga acaba pasando a la reserva activa o borrándose del mapa político municipal. Recuerden si no a la exportavoz popular Carolina España, que tuvo ese sobrenombre; o el exedil de Urbanismo, Manolo Díaz; que ya no se dedica ni a estos menesteres. La carrera de relevos en el PP se está volviendo maquiavélica.

Eduardo Zorrilla. «Encarga ya el retrato»

Casualidades de la vida o de los pasillos, que no son tan anchos como parecen, paseaba el portavoz de IU-Málaga para la Gente, Eduardo Zorrilla, hablando de los retratos de la primera planta, y explicando que todos los alcaldes se hacían pintar con su obra. Ponía el ejemplo obvio del regidor socialista ya fallecido Pedro Aparicio, y el teatro Cervantes; y de la otrora alcaldesa, Celia Villalobos, con el túnel de la Alcazaba. «Bueno, es otro estilo, ¿no?», decía del segundo ejemplo. Risas sonoras de la edil Remedios Ramos y de la pequeña comitiva. Señalaba, entonces, el espacio libre para el retrato de De la Torre, y se preguntaba con qué obra se inmortalizaría éste. Momento justo en el que pasaba por delante el citado. Hablando del rey de Roma, por la puerta asoma.

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El regidor le afeaba a Zorrilla que hubiese dicho que se podía ir de cabeza de cartel al Congreso de los Diputados para aforarse, y le recordaba que ya había estado aforado cuando fue senador. El portavoz de IU-Málaga para la Gente, para quitarle hierro en tono distendido, puntualizaba: «Hombre, alcalde, que lo decía por tu partido». Y ya de paso, le hacía el siguiente comentario: «Por cierto, visto lo visto de que tu partido te quiere en otros menesteres, no harías mal en encargar ya tu retrato, que éste es un asunto que no se hace a la ligera». La gracieta resultaba cómica para los presentes. El protagonista, sin embargo, hilvanó ligeramente una mueca, que no era sonrisa. Pero no contestó. El humor negro inglés, o quevediano en tono andaluz, no encontró acomodo en el aludido.

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