«He perdido más de la mitad de los clientes desde que empezó la huelga»

Aunque ha llenado la terraza de ambientadores, reconoce que nadie se interesa por sentarse en ella. «Por las mañanas hay algo de actividad por las oficinas, pero por la tarde nadie viene a tomar chocolate con churros rodeado de basura», resume. De hecho, durante estas fechas ha tenido que dar vacaciones a dos de sus trabajadores mientras el resto «se pasa las tardes con los brazos cruzados».

Lo que más le preocupa a este empresario es lo que está por venir y la falta de un acercamiento entre la empresa y los trabajadores. «Aún no he escuchado a nadie decir que los trabajadores tienen razón; si los malagueños permitimos que estos señores sigan con el actual chantaje sería para que nos ahorcaran a todos», dice de forma gráfica.

Lo peor de todo dice es que los servicios mínimos no se están cumpliendo en su calle. «Desde que comenzó la huelga sólo ha pasado un pequeño camión y se ha llevado tres bolsas contadas, por lo que las únicas vistas desde la terraza son a un mar de mierda y a una montaña de basura».