Condenado por abusar de una niña de cuatro años mientras su madre iba al súper

Los hechos sucedieron en junio de 2012 en la calle Tejeros, en la capital. El acusado, de 57 años, invitó a la madre y a su hija a su domicilio, con la excusa de ayudarla con un tema de papeles ya que colaboraba con abogados, según reconoció el mismo durante el juicio.

Una vez en el domicilio envió a la mujer al supermercado y se quedó a solas con la niña, momento que aprovechó para tocarle y chuparle sus partes íntimas.

En su declaración el hombre admitió que se quedó a solas con la niña, pero negó que hubiera abusado de ella.

Tras la denuncia, el caso pudo resolverse con pruebas periciales a partir de las muestras recogidas a la menor en una prueba, que reveló el hallazgo de saliva de la que se pudo obtener el ADN. El acusado fue citado en varias ocasiones para ofrecer sus muestras biológicas, pero no compareció, aunque finalmente no fue necesario al constar ya en Comisaría de Policía una reseña biológica del hombre, que tenía antecedentes, lo que constituyó para los investigadores «un indicio importante» su reticencia a facilitarlo, «ya que ningún temor tendría quien no hubiera tenido contacto físico con la menor», asegura la sentencia. Realizado el cotejo, se concluyó que los restos de saliva hallados en los genitales de la menor pertenecían al acusado.

El tribunal juzgador no ha podido contar con el testimonio directo de la menor, debido a su corta edad, pero sí ha examinado las pruebas periciales realizadas por dos especialistas en estas cuestiones, que coincidieron en descartar que la niña fuera sugestionada por un adulto y manifestaron que ofreció siempre un relato «coherente y coincidente».

La sentencia explica que el procesado no dio explicación coherente sobre la presencia de su ADN en las partes íntimas de la menor.

El tribunal le condena a tres años de cárcel por un delito de abuso sexual, al tener en cuenta la edad de la menor, las circunstancias en la que sucedieron los hechos (engañando a la madre con la promesa de arreglarle los papeles) y que el hombre fue condenado tras cometer estos hechos por delito de pornografía infantil. Además le impone el pago de una indemnización, por daño moral, de 2.000 euros, a los representantes legales de la niña.