La huelga de Limasa pierde sentido al anular un juez los recortes impuestos a la plantilla
Los trabajadores votan este domingo si suspenden el paro mientras el comité exige garantías de que no habrá despidos temporales para no afrontar un sobrecoste de 10 millones
Francisco Jiménez
Sábado, 12 de diciembre 2015, 01:30
La convocatoria de la huelga de basuras en Málaga se mantiene a partir de la medianoche del domingo al lunes; otra cosa es que llegue ... a materializarse. El comité baraja varias opciones: mantenerla, pero no secundarla, o suspenderla hasta esperar los movimientos de la empresa. Aunque la última palabra la tendrá la plantilla en la asamblea prevista para mañana. A día de hoy, ésa es la única realidad en torno al conflicto de Limasa después de una jornada, la de ayer, que resultó caótica. De la euforia al batacazo hay un paso y de la decepción al triunfo, otro, como quedó de manifiesto. La chispa saltó a la una de la tarde, momento en el que, casualidad o no, cuando todo apuntaba a que la titular del Juzgado de lo Social número 5, que debía pronunciarse sobre la suspensión cautelar del paro indefinido, iba a estimar la petición de la empresa porque también lo reclamaba la Fiscalía, el magistrado del número 8 dictaba la sentencia que estaba pendiente y que sustentaba el principal argumento de la entidad para solicitar la cautelar.
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El varapalo judicial para Limasa (participada al 49% por el Ayuntamiento) es doble, ya que además de darle motivos a la jueza para no anular aunque fuera provisionalmente un derecho fundamental como es el de huelga (el único precedente es la suspensión del paro de futbolistas dictado en mayo por la Audiencia Nacional), el fallo da la razón al comité de empresa al determinar que los acuerdos que pusieron fin a la huelga de 2013 y que expiran el próximo día 31 no tienen rango de convenio, tal y como también defiende la Junta de Andalucía en su condición de autoridad laboral. En la práctica, el dictamen se traduce en que a partir del 1 de enero, la plantilla tiene que recuperar todos los derechos incluidos en el único marco laboral que hay vigente, el de 2010-2012, por lo que deben cobrar la paga de productividad (1.431 euros, aunque 277 sí que se abonaron este año), descansar todos los fines de semana, disfrutar las vacaciones en verano, tener la opción de trabajar todos los festivos (se pagan a 140 euros) y recibir cada diciembre la cesta de Navidad (68 euros). La sentencia es recurrible, pero también ejecutiva; es decir, que es de inmediato cumplimiento independientemente de que Limasa decida apelar.
Si lo recuperan todo lo perdido en los últimos años y es lo que exigían, ¿por qué no se ha desconvocado ya la huelga? Fundamentalmente, porque no se fían de la empresa, como así se lo trasladaron en presencia de los mediadores del Sercla. Los trabajadores exigen garantías de que, a cambio de acatar la sentencia, no se vayan a encontrar a comienzos de año con la presentación de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) como hace dos años para poder afrontar el sobrecoste, que elevaría en unos diez millones el presupuesto actual de Limasa (85,9 millones). Una exigencia que el concejal de Sostenibilidad Medioambiental, Raúl Jiménez, se negó a plasmar por escrito, por lo que la reunión acabó sin acuerdo.
«Tiene la misma eficacia, pero no es un convenio colectivo»
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La decisión de Limasa de pretender elevar a convenio colectivo el principio de acuerdo que puso fin a la huelga de 2013 fue rechazada primero por el comité, que se negó a firmarlo; después por la Junta de Andalucía como autoridad laboral (hay un juicio previsto para mayo de 2016) y ahora el Juzgado de lo Social número 8 de Málaga. Y en los tres casos con idéntico argumento «Ciertamente ese principio de acuerdo ha tenido efectos en las relaciones laborales dentro de la empresa, pero ello no lo convierte en un convenio colectivo. Tiene la misma eficacia, pero no es un convenio colectivo ni sustituye o sucede al convenio colectivo vigente, sino que viene a revisarlo, modificarlo, completarlo o interpretarlo». Así se contundente se expresa el magistrado en la sentencia en la que estima la demanda presentada por UGT (a la que posteriormente se sumaron el resto de sindicatos CC OO, USO, CGT, UTL y CSIF) y declara que «el único convenio en vigor es del de 2010-2012».
«Estos diez millones pueden suponer la ruina para el Ayuntamiento o abocar a la empresa a una suspensión de pagos ya que no hay dinero», advertía el edil, cuyo rostro dejaba bien claro el panorama que se le presenta en Limasa. Nada que ver con las caras del otro lado de la mesa, sabedores de que ahora son los trabajadores los que tienen la sartén por el mango en la negociación. Jugando sus bazas, están abiertos a abordar un nuevo convenio colectivo, pero sin las prisas que ahora sí que tiene la empresa por suavizar su impacto económico. «Seguimos con el mismo talante negociador y esperamos que la empresa cumpla lo que dice la sentencia sin malas artes», advirtió el presidente del comité, Manuel Belmonte.
A última hora del viernes, y a través de un escueto comunicado de cuatro líneas, el Ayuntamiento afirmaba que los servicios jurídicos de Limasa están estudiando la resolución judicial y que «si el comité de empresa cree cumplidas sus expectativas con la sentencia, debería desconvocar la huelga cuanto antes».
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A la espera de la decisión que adopten este domingo los trabajadores, la Junta de Andalucía fijó los servicios mínimos que, como era de prever, son un calco de los que se aplicaron en el paro de las navidades de 2013: el 65% para el Centro histórico y el 40% para el resto de la ciudad tanto en recogida de residuos como en limpieza viaria; elevándose hasta el 100% en el entorno de centros sanitarios, colegios, y mercados. En la planta de tratamiento, el 30%.
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