La solución del metro en superficie no convence a los vecinos de Eugenio Gross

La de ayer fue una reunión muy tensa, que se desarrolló entre continuos gritos de «No al tranvía», pancartas e interrupciones a los ponentes. En este ambiente crispado, el regidor y el delegado se afanaron por trasladar el mensaje de que el proyecto se debe conocer en profundidad antes de mantener una posición a favor o en contra. De ahí que se acordaran una batería de acciones informativas y de nuevos encuentros con este fin. Por parte de los presentes, el encuentro se convirtió en una sucesión de reproches a las instituciones y de argumentos sobre los problemas que va a acarrear su construcción, especialmente para el tráfico y para las tiendas de la zona. También hubo algunas voces minoritarias que se expresaron a favor de la iniciativa.

En medio del rifirrafe acalorado casi pasaron desapercibidas las recreaciones que el director de las obras, Miguel Ángel García Cañizares, enseñó ayer por primera vez, y que mostraban cómo quedarían Eugenio Gross y Blas de Lezo tras las obras: una plataforma reservada, con dos vías en el eje central para que circulen los vagones del metro. Y, a ambos lados, un carril en cada sentido, con aceras más anchas.

Los responsables de esta infraestructura centraron su discurso en dos argumentos a favor: la reducción a la mitad de los tiempos de viaje mediante transporte público a cualquier punto conectado por la red del suburbano. Y la posibilidad de librarse de buena parte del tráfico.

Ante la escasa atención de ayer, estos y otros aspectos quedarán para la futura campaña de divulgación ciudadana y, llegado el caso, para la consulta ciudadana que se podría convocar.