Así quedará el metro de Málaga hasta el Hospital Civil cruzando Eugenio Gross

Los responsables de esta infraestructura pretenden seducir a los residentes y a los comerciantes, entre los que hay numerosos detractores al proyecto, con una batería de argumentos, entre los que destacan dos: el tiempo de viaje y la posibilidad de librarse del tráfico, y los problemas que este acarrea. Hay que destacar que parte de los vecinos han recibido a las autoridades al grito de "No al tranvía".

En el primer aspecto, los técnicos expusieron varios ejemplos, que en términos generales supondrán reducir a la mitad el tiempo de viaje frente a los autobuses actuales para los principales destinos servidos. Así, desde Blas de Lezo, donde está la última parada, en la trasera del Civil, hasta la estación María Zambrano (y Vialia) se tardarán siete minutos, casi lo mismo que hasta El Corte Inglés y la Alameda Principal. Y al tener plataforma reservada, sin interrupciones por el tráfico. Asimismo, desde Eugenio Gross hasta el Palacio de los Deportes Martín Carpena serán 15 minutos; al Hospital Clínico unos 17 y poco más de ocho hasta el Centro Histórico.

El segundo argumento de peso es la reducción del tráfico, con lo que ello supone en cuanto a ruido y contaminación. De los 23.000 vehículos que se cuentan ahora, dos terceras partes son de medio y largo recorrido, que tendría que utilizar otras rutas. De manera que se quedaría principalmente el de los residentes, con un carril de subida y otro de bajada. De esta forma, la intensidad media se reducirá a unos 300 vehículos por hora en los momentos punta.

A la reunión, la primera conjunta con las dos administraciones, estaban convocados los vecinos y comerciantes del distrito, junto con el alcalde, Francisco de la Torre; el delegado de Fomento, Francisco Fernández España; y el director de las obras del metro, Miguel Ángel García Cañizares, entre otros concejales y técnicos del Consistorio y el Gobierno andaluz.