A la universidad cuatro años antes
Más de 130 alumnos de instituto con altas capacidades han participado en talleres del programa Mentorac, que les acercan a la ciencia y a la UMA
M. Ángeles González
Martes, 1 de julio 2014, 01:44
A Enrique Hernández el instituto se le había quedado pequeño. Este alumno de 3º de la ESO quería salir de la rutina de los libros, ... la teoría y los exámenes y «descubrir otros campos». El programa del que le habló el orientador del centro educativo le venía como anillo al dedo, ya que le permitiría participar en talleres de diferentes áreas de conocimiento en los que, acompañado de mentores, tendría la oportunidad de acercarse a la universidad, la ciencia y la investigación. Como él, otros 133 jóvenes de la provincia han formado parte del proyecto Mentorac en sus dos ediciones, en las que se han desarrollado actividades que pretenden motivar a alumnos con altas capacidades intelectuales.
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A través del conocimiento y guía de un profesor de la Universidad de Málaga (UMA) y bajo el seguimiento de un equipo técnico formado por cinco personas, los escolares de tercero y cuarto de Secundaria, Bachillerato y ciclos formativos que hayan sido diagnosticados como alumnos con altas capacidades se adelantan unos cuantos años a su etapa universitaria y tienen la ocasión de conocer de primera mano el trabajo que allí se realiza y despejar dudas en cuanto a su futuro académico.
«Esta iniciativa surge para que este alumnado pueda trabajar en proyectos científicos antes de llegar a la universidad y que los mentores que llevan los talleres se conviertan en un referente para ellos», explica Lola García, impulsora de este programa pionero en las universidades andaluzas junto con otra iniciativa similar en Jaén y en el que participan la UMA, la Consejería de Educación y el Ministerio de Economía y Competitividad. Esta psicóloga especialista en altas capacidades defiende que Mentorac «hace que los jóvenes se sientan muy confortables a nivel cognitivo» y eso puede influir positivamente en sus resultados académicos.
Precisamente eso es lo que le ocurrió a David Pose, un alumno de 14 años del instituto Capellanía de Alhaurín de la Torre que llegó a suspender «por aburrimiento y desmotivación». El orientador le habló de este programa y tras realizar uno de los talleres, este joven que quiere estudiar robótica ha mejorado sus calificaciones. Junto a otros siete compañeros ha participado en una investigación dirigida por el profesor del Departamento de Geografía de la UMA Rafael Domínguez y bajo la supervisión de Lola García, técnico de Mentorac.
Durante tres semanas los ocho integrantes de este grupo midieron dos veces al día las temperaturas en varios puntos de la ciudad con la intención de determinar si Málaga tiene isla de calor, es decir, si la temperatura es más elevada en la zona urbana que en áreas limítrofes. Aunque tras la observación, recogida y análisis de los datos puede concluirse que así es, el resultado de la investigación no es lo importante en esta actividad. Lo fundamental es el proceso, «que sepan que hay un camino que no nos podemos saltar», explica Domínguez, que recalca que ese método de investigación que han descubierto les servirá para aplicarlo en otros campos.
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Buscan financiación para el programa
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«Necesitamos financiación para seguir creciendo». Lo dice Lola García, impulsora del programa Mentorac, que no recibe ningún tipo de subvención pública desde su nacimiento hace dos años. Hasta ahora se mantiene gracias a la colaboración altruista de los profesores universitarios que se convierten en mentores de los alumnos con altas capacidades, y a la utilización de recursos y material de diferentes departamentos de la Universidad de Málaga (UMA). Pero «llega un momento en el que hay muchos gastos de material fungible», advierte esta psicóloga especialista en altas capacidades, que esta semana ha mantenido sendas reuniones con responsables de la Delegación provincial de Educación y de la UMA para intentar buscar la manera de conseguir recursos para que Mentorac pueda seguir creciendo. De hecho, en la primera convocatoria participaron 42 alumnos de 23 institutos y en la actual han sido 92 los estudiantes inscritos, procedentes de 28 centros educativos de la provincia. También colaboran los padres y más de 40 orientadores.
La experiencia no es solo enriquecedora para los alumnos. «Me ha encantado la forma de trabajar de estos chicos, que a veces iban por delante de mí», detalla este profesor, que explica que se notan sus altas capacidades intelectuales «sobre todo en el interés que demuestran y en el compromiso».
«Tengo interés por todo»
Para los estudiantes las virtudes son muchas. «Tengo interés por todo y estar aquí me ha ayudado a despejar algunas dudas sobre la carrera que me gustaría hacer», señala Paloma Merino, del IES Jacaranda de Churriana. A su compañera Paloma Sánchez, del colegio La Presentación, este taller le ha servido para «aprender a llevar un método y ser rigurosa y consciente del trabajo».
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Enrique Hernández, del colegio concertado Rosario Moreno, tenía claro que quería estudiar Filología Inglesa, pero ahora cuenta con un «plan b»: «Esta investigación me ha despertado la curiosidad por la Geografía y las Ciencias Sociales en general». Pedro Antonio Pérez, del IES Emilio Prados, ha podido dar un primer paso en el campo de la investigación, que le apasiona, como a Iker Puerto, del instituto Los Boliches de Fuengirola, que quiere ser biólogo.
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