Marisa Martín, jubilada y activista: «Los 'yayoflautas' no hemos dejado las calles»
IVÁN GELIBTER | NURIA TRIGUERO | ALBERTO GÓMEZ
Sábado, 15 de mayo 2021, 02:00
Ha tenido que desatarse una pandemia para apartar a Marisa Martín de su altavoz y su pancarta. A sus 72 años sigue siendo una activista ... irredenta. «Con esto del Covid, como soy asmática, he estado retirada de las calles durante más de un año, hasta que me he vacunado. La primera vez que he salido de nuevo ha sido por el Primero de Mayo», revela esta veterana militante de Izquierda Unida, que ahora centra sus esfuerzos en la defensa de las pensiones públicas. Ella es (o era, hasta que llegó el coronavirus) una del medio centenar de jubilados que cada lunes se manifiestan en el paseo del Parque para «defender las pensiones, la sanidad, la dependencia y la educación».
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Hace diez años, Martín estaba ya prejubilada de su trabajo en Telefónica y no dudó en sumarse a todos aquellos jóvenes que salían a la calle para expresar su hartazgo con el sistema. Para ella fue algo natural desembocar allí. «Allí nos reencontramos mucha gente de izquierdas que ya nos conocíamos de otras batallas. Había una compañera que conocía a gente de Barcelona. Allí iban por delante nuestra, fue donde surgió el movimiento Yayoflautas y nosotros nos pusimos en contacto con ellos y decidimos hacer lo mismo aquí. Ya después, en 2016, nos integramos en la Coordinadora Estatal en Defensa de las Pensiones Públicas. No hemos dejado las calles en estos diez años», advierte.
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Marisa Martín recuerda el 15M como un movimiento «lleno de ilusión» que surgió en respuesta «al desencanto y al cabreo de la gente con los dos grandes partidos». «La mayoría eran jóvenes sin trabajo, cansados de no pintar nada», recuerda. Durante meses, ella bajó «cada día» a la plaza de la Constitución para participar en asambleas, protestas, sentadas... Lo que tocara. «A veces pensaba: ¿pero esta gente qué pide? Era un movimiento muy espontáneo, pero un poco indefinido», reconoce. Eso sí, asegura que no se produjo ningún choque entre generaciones . «Los 'yayos' siempre hemos sido muy bien recibidos en todas las movilizaciones. Nos escuchan y nos respetan como a gente mayor, que ya está de vuelta», asegura.
A veces, la veterana activista coincidía con una de sus hijas en las concentraciones de la plaza de la Constitución. «Ella entonces estaba de profesora precaria en la Universidad; cobraba 700 euros al mes, así que también tenía razones para involucrarse en las protestas».
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Martín cree que el legado del 15M persiste y se pone ella mismo y a los yayoflautas de ejemplo. «El movimiento de pensionistas sigue muy vivo, igual que el de defensa de la sanidad y la educación públicas», expresa. «Yo pienso seguir saliendo a la calle, aunque es verdad que los años pasan y pesan. Esta mañana bajé a nuestra protesta de todas las semanas en la Alameda y he venido con un dolor de cintura que no veas... Antes me apuntaba a un bombardeo, ahora selecciono: voy sólo a cosas de sanidad, educación y pensiones», confiesa.
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