Los Trump especulan en el Mediterráneo

El islote, que nunca ha sido habitado por civiles, es uno de los pocos paraísos naturales que quedan en el Mediterráneo, colmado de espectaculares playas y cuevas marinas, a la entrada de la bahía de Vloré en el Adriático. Una posición estratégica que la Unión Soviética aprovechó durante la Guerra Fría como base submarina para el almacenamiento secreto de armas químicas. En tiempos más recientes, el gobierno albanés estableció una base militar dedicada a combatir el contrabando de narcóticos. Tras años de clausura, en el verano de 2017 el ejecutivo abrió al público una pequeña área de la isla, que de inmediato se llenó de turistas en masa dispuestos a descubrir los deslumbrantes arenales de su costa virgen y sus reliquias históricas.

El proyecto marca la entrada de Ivanka Trump, de 43 años, y Jared Kushner, de 44, en el sector inmobiliario hotelero de alta gama, en el que el presidente estadounidense consolidó una marca global durante décadas que ahora expanden sus hijos. La familia de Kushner posee también una vasta cartera de propiedades comerciales, residenciales y minoristas en Nueva York y alrededores, pero esta es la primera incursión del yerno de Trump en el mundo inmobiliario del lujo. Y también es, cuando ya se negocian otros dos proyectos, la primera en el mercado europeo.

La pareja recibió en enero la aprobación preliminar del gobierno de Tirana, dos meses después de que el padre de Ivanka ganara las elecciones y días antes de su segunda investidura. Tanto la hija del presidente y su yerno, -que fueron asesores ejecutivos de la primera administración Trump, pero se mantienen fuera de la política en la segunda-, como el ejecutivo albanés han rechazado las especulaciones públicas de que el proceso de evaluación del plan se haya visto influido por los lazos familiares con el magnate estadounidense. Con todo, el proyecto es uno de los muchos que involucran a miembros de la familia Trump con entidades gubernamentales de países extranjeros que tienen asuntos políticos pendientes con Estados Unidos.

Entre los albanos, la aprobación del proyecto, que ya han bautizado como Ishulli I Trumpëve, 'Isla Trump', ha sido recibida con entusiasmo. Una reacción que comparte el gobierno, que ha expresado su satisfacción sobre el hecho de que «un empresario estadounidense tan reconocido muestre su interés en invertir en Albania». «Nos sentimos muy orgullosos y felices», ha admitido el representante del primer ministro albanés Edi Rama. «Necesitamos el turismo de lujo como agua en el desierto».

Aunque los titulares de prensa hablan de «compra de la isla», el proyecto es en realidad una inversión en sociedad con el Estado albanés, que según el documento fechado el 30 de diciembre de 2024 se reserva «el derecho de revocar la decisión», dependiendo de las negociaciones finales. En ese mismo texto oficial, el Comité de Inversiones Estratégicas de Albania, dirigido por el primer ministro, otorga a Kushner y a sus socios comerciales el derecho de avanzar con las negociaciones de forma acelerada para la construcción del complejo de lujo en una sección de 111 acres de los cinco kilómetros cuadrados de superficie de Sazan que estará conectada por ferry.

Sin embargo, para que el plan pueda llevarse a cabo, habrá que desenterrar las numerosas bombas anti-persona soviéticas sin explosionar que aún quedan enterradas en la isla. De hecho, el área designada para la construcción exhibe actualmente numerosas señales de peligro que advierten a los visitantes de la existencia de minas terrestres, aconsejando no alejarse demasiado de los caminos designados para evitar recostarse a tomar el sol sobre artefactos enterrados sin detonar.

El gobierno de Tirana se ha volcado en el proyecto de inversión de la pareja Trump-Kushner como parte de su macroproyecto para impulsar la Riviera Albanesa como destino turístico destacado de la región, que incluye la inauguración este año del aeropuerto internacional de Vloré, cuyos primeros vuelos comerciales se estrenan este verano.

Pero no todos están contentos. El proyecto ha generado críticas por parte del líder de la oposición de derecha, Partido Oportunidad, el empresario de la tecnología y diputado de la Asamblea Agron Shehaj: «Por supuesto, para Albania, que es un país pobre, es importante desarrollar el turismo. Pero aquí ha habido una falta de transparencia, que hace que un interés político del primer ministro parezca un acuerdo privado», dijo en clara referencia al conocido alto índice de corrupción del país.

Otros, como la popular guía turística independiente Arben Kola, preocupados por el impacto ecológico que el proyecto inmobiliario tendrá en la vida natural de la isla, han alertado de las consecuencias del turismo masivo. «La forma en que el turismo funciona para Sazan en este momento ayuda a preservar la naturaleza, no a dañarla. No debemos cambiar eso», dijo.

La actuación prevista en Saza representa uno de los dos importantes acuerdos inmobiliarios que Kushner y su socio, Asher Abehsera, han logrado en el Este de Europa con el apoyo de gobiernos extranjeros. Un segundo proyecto de este tipo en Albania involucraría la zona costera de Zvernec, al norte de Vloré. El pasado año, ambos inversores también consiguieron el visto bueno preliminar para edificar otro complejo hotelero de lujo en Belgrado, en el antiguo edificio del Ministerio de Defensa serbio, vacío durante décadas tras los bombardeos de la OTAN en la guerra de 1999.

Ambos países, Serbia y Albania, tienen intereses en temas de política exterior con EE UU del que buscan activamente que apoye sus esfuerzos para su integración en la Unión Europea. Washington, por su parte, busca que Serbia estreche sua lazos con norteamérica en detrimento de los de Rusia.

Ivanka Trump y Jared Kushner, que recientemente han terminado la remodelación de su mansión familiar en Miami, han venido trabajando en los últimos meses en su plan de transformación de la isla, con el objetivo de hacer de la nuva meca del turismo en el Mediterráneo una «comunidad ecológica» de cinco estrellas dirigida a convertirse en un «destino internacional vibrante de hospitalidad y bienestar». En cuanto a los desmoronados edificios militares y los 3.600 búnkeres soviéticos abandonados en Sazan, la pareja planea reciclar algunos de ellos para integrarlos en el gran plan arquitectónico de su complejo turístico de lujo.