Fachada principal de la actual iglesia de Santa María de la Encarnación la Mayor, Ronda. SUR
SUR Ronda

Dos investigadores sacan a la luz los restos ocultos del antiguo mihrab islámico de Ronda

El hallazgo, localizado tras el retablo barroco de la iglesia de Santa María la Mayor, revela fragmentos originales de yesería nazarí y plantea una restauración para integrarlos en el recorrido patrimonial del templo

Miércoles, 18 de junio 2025, 00:07

Durante siglos, en la localidad malagueña de Ronda, uno de los testimonios más relevantes de su pasado islámico permaneció oculto a la vista. En la ... iglesia de Santa María la Mayor, construida sobre la antigua mezquita aljama tras la conquista cristiana, todavía se conservan vestigios que hablan de aquel otro tiempo. Uno de los más simbólicos es su mihrab, un nicho orientado hacia La Meca que marcaba el lugar hacia el que los fieles musulmanes dirigían sus oraciones. Aunque parte de su estructura es visible para el visitante, buena parte de su decoración original seguía escondida hasta hace poco.

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Un arco de herradura decorado con yeserías ,ornamentación en yeso, y epigrafía, inscripciones artísticas, en este caso árabes, ha sido redescubierto por el historiador del arte Sergio Ramírez. Tras acceder al interior del retablo mayor de la iglesia, oculto tras el altar del sagrario, se descubrió fragmentos de decoración que pertenecen al muro de la quibla, es decir, la pared que orienta a La Meca en las mezquitas y donde se ubica el mihrab. El hallazgo, fruto de una investigación realizada junto a una María Marcos Cobaleda, investigadora especialista en Edad Media, ha sido publicado en una revista internacional de arte.

«La historia del mihrab de Santa María necesitaba ser contada desde el principio, con rigor, porque había muchas interpretaciones erróneas y datos sueltos desde hace décadas», explica Ramírez. El artículo no solo reconstruye el contexto histórico y simbólico del mihrab, sino que propone una intervención patrimonial que lo ponga en valor sin dañar el retablo barroco que lo cubre. Esta dualidad entre ambas épocas, señala el investigador, puede y debe coexistir en el relato histórico y museístico del monumento.

Restos del antiguo mihrab de la mezquita aljama de Ronda. SUR

Aviso

La investigación comenzó gracias a un aviso de uno de los trabajadores de la iglesia, quien mencionó la existencia de restos no documentados tras el retablo. Ramírez accedió al espacio por una estrecha puerta lateral, linterna en mano, y pudo comprobar que bajo una capa de mortero comenzaban a emerger fragmentos de decoración epigráfica y yesería islámica. Estos relieves, escondidos desde el siglo XVII, son parte de la rica herencia nazarí, el último reino musulmán de la península ibérica, presente en la ciudad.

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El descubrimiento tiene un carácter doble: histórico y visual. Por un lado, permite corregir errores de lectura epigráfica que se venían repitiendo desde mediados del siglo XX. Por otro, demuestra que la decoración original iba mucho más allá del arco visible hoy desde la zona de visitantes. «Lo que está a la vista es solo la parte trasera del mihrab; su verdadero frontal, el que daba al interior de la sala de oración, está tras el sagrario, inaccesible y en condiciones muy precarias», señala el investigador.

«El mortero se ha ido cayendo por el paso del tiempo, y eso ha permitido que veamos hoy parte de esas yeserías que estaban bajo capas de cal y madera», apunta Ramírez

La historia del descubrimiento es también reveladora. El mihrab, según documenta Ramírez, fue «redescubierto» por un sacerdote que en los años 20 del siglo XX derribó una pared interior y encontró el arco musulmán, que llevaba oculto desde la reconversión del templo en iglesia cristiana. En el siglo XVI se construyó un primer retablo pictórico directamente sobre el muro, cubriendo la decoración islámica con una capa de mortero. En el XVII, ese mural fue sustituido por un retablo de madera, que se adosó al muro y selló los relieves definitivamente. «El mortero se ha ido cayendo por el paso del tiempo, y eso ha permitido que veamos hoy parte de esas yeserías que estaban bajo capas de cal y madera», apunta Ramírez.

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Para documentar los restos, el investigador accedió varias veces al interior del retablo, fotografió los elementos visibles y elaboró un pequeño catálogo de fragmentos. La parte más visible muestra restos epigráficos y decoración floral típica del arte nazarí, aunque la mayor parte de las yeserías siguen tapadas. «Esto no es solo un hallazgo arqueológico. Es un testimonio esencial para entender la evolución histórica, religiosa y estética de la ciudad de Ronda», destaca.

En el artículo se incluye una propuesta técnica para restaurar los relieves sin desmontar el retablo barroco, mediante una estructura museística que permita integrarlos en el recorrido del visitante. «No se trata de elegir entre el pasado islámico o el barroco. Ambos forman parte de la historia del edificio y deben dialogar», sostiene Ramírez. «Nuestra propuesta es una restauración respetuosa, reversible, que permita sacar a la luz esa decoración sin eliminar nada del retablo».

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A pesar del valor del hallazgo, los investigadores se muestran escépticos sobre el futuro. «Nosotros hemos hecho nuestro trabajo: investigar, documentar, publicar y ahora difundir. Pero si no hay voluntad política o interés institucional, esto se quedará en nada», lamenta Ramírez, que reclama que la Junta de Andalucía y las autoridades locales se impliquen en su conservación. «Es urgente restaurarlo, porque se está perdiendo».

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