Las Carmelitas Calzadas de Antequera piden para comer
El calor reduce las ventas y mantener un convento con once religiosas hace que cueste llegar a fin de mes
Hace años, las campanas de los conventos tenían un toque especial para anunciar a los vecinos que tenían penurias económicas. Ante esa señal de alarma ... que era un simple toque, respondían las personas llevándoles comida. Hoy, las campanas han sido dobladas por los mensajes en los teléfonos móviles: «Llamamiento a la solidaridad. Nuestras vecinas, las Madres Carmelitas del Convento de la Santísima Encarnación de Antequera no llegan a final de mes», encabeza uno de los mensajes que circulan por la ciudad y pretende remover conciencias e ir ayudarles.
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Nos llegamos al convento para conocer la situación y ellas, prudentemente, no quieren alertar. Saben de los problemas que tienen las familias en la sociedad de hoy y su voto de pobreza es una forma de vida, pero tienen problemas como todo hijo de Dios. El convento actual tiene a once jóvenes religiosas cuyo único ingreso son los dulces artesanales que realizan en su obrador. Sabían que el verano hace disminuir la venta, pero una avería de agua se ha llevado el presupuesto para las semanas de calor y las despensas se han vaciado en el monasterio.
Cuando no hay pensiones
Y las paradojas de la vida: hoy se piden vocaciones y ellas tienen, pero les merma el no tener monjas mayores. ¿Y qué les influye? Antes, cada religiosa de mayor edad, recibía una pensión mínima. Pero al ir falleciendo, se han quedado sin la voz de la experiencia de las mayores y sin sus ingresos. Además, las que trabajan en el obrador, están dadas de alta para elaborar los dulces y les cuesta pagar su seguro de autónomos como a todo este complejo sector. Ayer fue final de mes y tuvieron que cumplir como tantos trabajadores por cuenta propia.
Ante ello, fieles de su templo, nos apuntan: «Ellas no quieren dinero, necesitan alimentos básicos como frutas, verduras, arroz y algo de carne». Su salud también depende de lo que coman, aparte de sus rezos espirituales.
Mientras, unos turistas entran al torno conventual para llevarse sus riquísimos dulces. Entre ellos, pastas caseras 'Carmencitas', bizcocho carmelitano, magdalenas artesanas, roscos de San Elías, galletas de avena, galletas de jengibre y canela y hasta el brownie de chocolate. Tentaciones para el paladar. Nadie se libra de los problemas de final de mes y como muchos necesitados: no piden dinero, necesitan algo para llenar la despensa.
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