La Asociación Alcohólicos Liberados Rondeños reclama recursos ante el aumento de las adicciones

El colectivo de Ronda celebra su 30 cumpleaños tras haber atendido a unos mil pacientes y dos mil familiares con un 90% de éxito

M. Ángeles González

Martes, 2 de agosto 2016, 12:32

«Dinero». La respuesta no puede ser más clara cuando se le pregunta al presidente de la Asociación de Alcohólicos Liberados Rondeños (Alir), Antonio Sepúlveda, ... cuáles son las principales necesidades de este colectivo que ayuda a superar la dependencia del alcohol. El descenso de las subvenciones públicas durante los años de crisis se ha unido al incremento en el número de pacientes que atienden -de la comarca de Ronda y de pueblos cercanos de Sevilla y Cádiz-, así como a la ampliación de las adicciones que tratan. Cada vez son más las mujeres que llegan a la asociación a pedir ayuda y, al mismo tiempo, ha cambiado el perfil tipo del enfermo, y del alcohólico puro -sólo es adicto al alcohol- se ha pasado en los últimos tiempos a aquel que tiene varias adicciones, normalmente relacionadas con las drogas o el juego. Esto lleva aparejado, lógicamente, un incremento de los recursos.

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Actualmente, los más de cien voluntarios -antiguos pacientes que han superado la adicción- y los técnicos -un psicólogo, un médico y un asistente social- que trabajan en Alir atienden a 50 enfermos y a unos 100 familiares en las terapias y grupos de autoayuda. Suponen sólo una pequeña parte de todas las personas que han pasado por la asociación desde que se creó hace justamente treinta años. En total, en estas tres décadas han sido unos mil pacientes y dos mil familiares los que han recurrido a este colectivo para salir del infierno del alcoholismo, y alrededor del 90% lo han conseguido.

Este bajo porcentaje de fracaso empuja a los voluntarios y técnicos a seguir luchando cada día por seguir siendo un referente en la comarca de Ronda y en la provincia de Málaga. Y para ello necesitan, además del apoyo económico de los socios, el de las administraciones públicas.

Necesitan material de oficina

«En Ronda nos sentimos muy reconocidos, respaldados y valorados, pero necesitamos dinero porque tratamos a los sectores más desfavorecidos de la sociedad: personas que pierden su trabajo, con ingresos escasos... y con la crisis todo esto ha empeorado. La Junta de Andalucía ha reducido las subvenciones, pero hay más adictos, y necesitamos pagarle a los técnicos...», explica Sepúlveda, que reclama financiación para los programas, y fondos para material de oficina, ordenadores, calefacción... Eso sí, el presidente de Alir aclara que en ningún caso se deja de atender a un paciente, ni siquiera si no abona la mensualidad. «Las carencias económicas las suplimos con cariño y dedicación», dice.

«Los costes cada vez son más grandes porque el problema del alcoholismo va a más y hay una ampliación de las adicciones», afirma este bombero forestal, que explica que el perfil del paciente de Alir ha cambiado en los últimos años hacia una persona que, además del alcoholismo, sufre otras adicciones. «Todos los enfermos que llegan tienen en común que el alcohol es la primera droga, y normalmente si conseguimos que lo deje, logramos que deje también de consumir la otra sustancia o el juego en el caso de los ludópatas». Esta dependencia múltiple se explica, según Sepúlveda, porque el abuso del alcohol rebaja la voluntad y anula la personalidad, «y cuando esto ocurre ya no hay barreras morales ni psicológicas que le impidan caer en otras adicciones».

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Por otra parte, cada vez son más las mujeres que llegan a la asociación porque su problema se ha visibilizado. «Antes consumían alcohol en casa y no en los bares como los hombres, ahora la mujer se está destapando, bebe fuera, se está concienciando del problema y pide ayuda», afirma el presidente de Alir, donde un 25% de los pacientes son mujeres, frente al 75% de hombres. Hace años, el porcentaje de féminas era del 10%.

Respecto a la edad media de los afectados que reciben tratamiento, se mantiene en el intervalo de 25 a 30 años, aunque se ha detectado un aumento en el consumo de alcohol por parte de los jóvenes, «pero estos todavía no ha tomado conciencia de su problema y no vienen a la asociación». Esto hace que se prevea un aumento de los pacientes en los próximos años.

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El tratamiento dura unos seis años y se divide en tres fases: la de acogida, la de reafirmación del problema y unas terapias conjuntas con familiares. Existe un grupo de recaída para aquellos que no consiguen dejar la adicción con las terapias. Durante todo el proceso y una vez que éste concluye, la asociación lleva a cabo infinidad de actividades deportivas, culturales y festivas para que los pacientes, rehabilitados o no, se impliquen y se sientan útiles al tiempo que se les mantiene alejados de su mayor enemigo: el alcohol.

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