Rocío Carrasco relata el infierno de la convivencia con su hija
Un día a día de terror y pánico durante años que terminó ante los tribunales de justicia
JOAQUINA DUEÑAS
Madrid.
Viernes, 30 de abril 2021, 00:01
'Miedo'. Solo una palabra componía el título del último episodio emitido en Telecinco de la docuserie 'Rocío, contar la verdad para seguir viva'. Eso, ... dijo Rocío Carrasco, era lo mínimo que sentía en los peores años de la relación y la convivencia con su hija mayor, Rocío Flores, fruto de su matrimonio con Antonio David Flores.
La protagonista de la entrevista por entregas cumplía el miércoles 44 años y lo hacía en medio de la polvareda que ha levantado su relato de cómo su hija le dedicó durísimos insultos y desprecios durante años. «Anuló mi papel como madre porque yo no he tenido libertad. He sido una madre coartada y he sido una madre aterrorizada», denunció.
Día tras día, Rocío cuenta que «esa cara de ángel se transformaba en un demonio», eso sí, según afirmó, nunca delante de su pareja, Fidel Albiac, con quien asegura, tenía una excelente relación. Ese era el motivo por el que ella procuraba ocultar lo que estaba viviendo a los ojos del sevillano o le quitaba hierro a la situación a pesar de que tenía ataques de ansiedad y vómitos habituales.
Entre las lindezas proferidas por la entonces adolescente, algunas similares a las que ya se conocían por las publicaciones de la propia Rocío Flores en redes sociales durante aquella época, deseándole la muerte a su madre. La hija de la fallecida Rocío Jurado contó ante las cámara, rota de dolor, cómo su hija la acusaba de que «el niño (su hermano pequeño) está enfermo por tu culpa» o que ella «no quería tener» a su hermano. «¿Cómo se puede vivir ante eso? Ante eso se vive partiéndote el alma», lamenta en el capítulo.
La escalada
Una escalada de agresividad verbal, la que describió con detalle, que acabó tornándose en física en más de una ocasión hasta que llega el fatídico 27 de julio de 2012.
«Me cruza la cara de lado a lado», comienza el relato sobre la agresión recibida por parte de su hija y finaliza diciendo que lo siguiente que recuerda es «Fidel (su pareja) reanimándome». En medio, los casi once minutos de grabación no emitidos y eliminados del capítulo por la productora a petición de la propia Rocío Carrasco, para proteger a su hija, porque «son cosas que tienen que quedar entre ella, yo y la justicia», a pesar de que la nieta de 'La más grande' había solicitado que se emitiera el capítulo íntegramente.
Una terrible historia que estuvo aderezada por detalles más prosaicos como los referidos al seguimiento y cuidado de los pequeños. «Salían de mi casa hechos dos pinceles», aseguró, pero, según su relato, regresaban con el pelo lleno de piojos.
«¡Pasé seis años cazando piojos!», contó, justo antes de añadir que la primera vez que fue a comprar un producto contra la pediculosis incluso llegó a pasar vergüenza, pero que, finalmente, se convirtió en algo habitual. Tan normal como las discusiones por el atuendo con su hija adolescente, que llegaba de casa de su padre con ropa inapropiada para su edad, a juicio de la madre.
Conflictos estos últimos que a buen seguro suenan a muchas parejas divorciadas con hijos que, sin embargo, en este caso no hacían más que agravar una situación insostenible.
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